Aprendió a pintar porcelana en Japón. Una cultura donde la cerámica, más allá del arte, es todo un rito cuya tradición se remonta al Neolítico. Carmen Muñoz Bayo llegó a ese país hace más de 30 años, en 1989, siguiendo a su esposo, que se trasladó allí por trabajo.
Durante su estancia se interesó por la pintura en porcelana y estuvo aprendiendo durante dos años, descubriendo en esta disciplina una verdadera pasión. “Comencé a pintar casi por casualidad, pero a medida que iba descubriendo más las técnicas y seguía desarrollando mis habilidades descubrí que no solo me gustaba, sino que podría ser una forma de vida”, explica en su taller del madrileño barrio de Salesas, Carmen Muñoz Hand Painted.
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