Jaguar I-Pace: paseamos con un felino británico por Roma

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Jaguar I-Pace: paseamos con un felino británico por Roma

El I-Pace 100% eléctrico se mueve sin problemas por las estrechas calles de la capital italiana descubriendo los nuevos templos del lujo.

En los años 50 del siglo XX, la Vespa fue el vehículo más popular para recorrer Roma en vacaciones. En 2023, el mundo ha cambiado y optamos por un coche británico, un Jaguar, pero 100% eléctrico. El sofisticado y premiado I-Pace es un heredero directo de los desarrollos de la novedosa Fórmula-E, el campeonato de monoplazas eléctricos que tiene su circuito urbano más emblemático precisamente en la capital de Italia.

El Jaguar I-Pace se lanzó en 2019 y llegó rompiendo esquemas. Un SUV de 4,68 metros de largo, 1,89 de ancho, 1,56 de alto y una batalla de casi tres metros, 2,99. Con un diseño personal y muy reconocible, incorpora una sofisticada tecnología que se benefició de la experiencia de Jaguar a la Fórmula-E, a la que había llegado en la temporada 2016-2017, la tercera, de este nuevo campeonato. El primer modelo 100% eléctrico de Jaguar fue el que llevó a la marca a conseguir por primera vez, en 2019, el Car of the Year, el más prestigioso premio para un automóvil en Europa.

Recorremos Roma con el Jaguar I-Pace, el primer modelo 100% eléctrico de la marca británica, un SUV que se ha beneficiado de los desarrollos tecnológicos realizados en la Fórmula E. En la imagen superior, el I-Pace en las calles que rodean al Coliseo romano. Sobre estas líneas, el coche en otra céntrica calle de la capital italiana.

A principios de 2023, el I-Pace se ha renovado con una evolución sutil que ha hecho su diseño más atractivo, con un nuevo paragolpes delantero, faldones laterales y el paragolpes trasero pintados del color de la carrocería, dos nuevos colores grises con acabado satinado y también nuevos diseños de llantas. Cambios que le hacen aún más atractivo y se combinan con más tecnologías, como el sistema Pivi Pro que logra una mejor conexión inalámbrica de los sistemas de los teléfonos móviles Apple CarPlay y Android Auto además de control de voz Alexa integrado.

El I-Pace podría parecer por sus dimensiones menos adecuado que una moto para moverse en las calles de Roma, una ciudad en la que siempre hay un tráfico infernal y está llenas de turistas, pero cumplió su cometido con absoluta precisión y sin emisiones contaminantes, lo que agradecieron las históricas piedras de la antigua capital del mundo.

Vista frontal del Jaguar I-Pace, que utiliza una plataforma específica para vehículos eléctricos y un chasis de aluminio. Las baterías están colocadas entre los dos ejes, con lo que se consigue bajar el centro de gravedad y mejorar la estabilidad. La parrilla se ha renovado este año.

Desde el aeropuerto Leonardo da Vinci de Fiumicino, renovado en los últimos años y en el que ahora además de haber convertido las columnas en gigantescos paneles de información hay como decoración esculturas, frescos y mosaicos romanos, viajamos hasta el centro de Roma, al hotel Six Senses una de las últimas aperturas en la ciudad, ubicado en Piazza di San Marcello. Es una distancia de unos 32 km que, según la hora del día, puede suponer 38 minutos de viaje o más de una hora. En el maletero de 505 litros de este Jaguar cabe perfectamente todo el equipaje de cuatro personas.

La revisión que Jaguar ha realizado este año del I-Pace incluye nuevas llantas más llamativas. Estas son de aleación y 20 pulgadas Diamond Turned, con zonas mates y brillantes que le da un aspecto de estructura 3D.

El I-Pace se mueve con dos ligeros y compactos motores eléctricos integrados uno en el eje delantero y otro en el trasero, que le dotan de tracción integral, una potencia conjunta de 400 caballos y un par máximo de 696 Nm. Puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanza una velocidad máxima de 200 km/h. Con un peso de 2.200 kilos es, sin embargo, ligero y muy maniobrable.

La tecnología eléctrica permite al I-Pace moverse con tranquilidad en el atasco casi permanente al llegar a la zona urbana. Mientras no avancemos no consumimos electricidad, el motor está parado y las frenadas y deceleraciones nos ayudan a recargar la batería. El único consumo excesivo puede ser el climatizador si el calor nos obliga a ponerlo fuerte. No vamos a consumir más en el atasco, no contaminamos, pero tardamos el mismo tiempo que todos en llegar a nuestro destino.

El hotel Six Senses tiene una ubicación privilegiada, a unos minutos andando de la Fontana de Trevi o del Panteón y al lado de la Piazza Venezia, el centro de la ciudad, donde se cruzan cinco de las vías más importantes de Roma. Una zona de actividad frenética donde es difícil abrir la puerta del Jaguar porque no deja de pasar gente por la estrecha acera. Sin embargo, una vez atravesada la puerta, el hotel es un remanso de paz con uno de los mejores spas de Roma.

En el interior combina confort y sofisticación tecnológica. Todos los elementos del salpicadero y la consola transmiten sensación de calidad y se ha cuidado hasta el más mínimo detalle.

El Six Senses ocupa un edificio del siglo XVIII que fue el Palazzo Salviati Cesi Mellini y que posteriormente, antes que hotel, había sido un banco. De ambos mantiene elementos, la monumental escalinata de mármol con 600 columnas o la vidriera multicolor de la escalera interna, muy años 50. De su rehabilitación y transformación se ocupó la arquitecta española Patricia Urquiola, muy habituada a trabajar en Italia y con empresas italianas.

El primer hotel urbano de esta marca, tiene 96 habitaciones, el 30% de ellas suites, y una espectacular fachada de mármol que llama más la atención porque se puede ver con perspectiva, incluso desde la calle atestada de gente. El palazzo está en un ensanchamiento de Via del Corso que crea una pequeña plaza y al lado de la fachada de una iglesia que se ha integrado en el proyecto del hotel.

La pantalla central está insertada en el salpicadero lo que evita reflejos. Se conecta por bluetooth con cualquier tipo de teléfono y sus aplicaciones se pueden manejar con la voz.

Desde aquí viajamos en el Jaguar I- Pace a nuestra siguiente cita, un barrio mucho menos visitado por turistas, muy espectacular, más moderno pero también profundamente romano. Desde el hotel hasta el conocido popularmente como Coliseo Cuadrado hay poco más de nueve km, pero un recorrido por el centro de Roma puede alargarlo hasta una media hora. Este edificio se llama realmente Palazzo della Civiltà Italiana, y desde 2015 es la sede central de la marca de moda Fendi. Es el corazón del barrio EUR (Esposizione Universale Roma) al sur de la capital, cerca del aeropuerto y del mar. Tiene algo de faraónico y mucho de neorromano.

Mussolini lo puso en marcha en 1935 para la exposición Universal de 1942 que no se celebró por la guerra. Abandonado durante años se terminó de construir para los Juegos Olímpicos de 1960, fue la Villa Olímpica y se hicieron algunos edificios deportivos. Hoy es una zona financiera donde también hay sedes de ministerios, entre grandes fuentes, un obelisco de 45 metros, gigantescas esculturas y bajorrelieves en las paredes, como una ciudad romana del siglo XX o un decorado de cine. Este es el lugar que se convierte cada año en el circuito urbano de la Fórmula E en el que los monoplazas terminan la recta en un obelisco y tras una curva se dan de frente con una escultura de un caballo encabritado.

Las dos plazas delanteras tienen asientos envolventes de tipo deportivo y puesto de conducción, que con ajustes eléctricos permiten adaptarse a cualquier envergadura.

Desde este fastuoso escenario regresamos al centro de Roma a comer a uno de los restaurantes más innovadores de allí, Retrobottega (via D’Ascanio, 26A), con el chef Alessandro Miocchi (Roma, 1984) a los fogones. Son poco más de 10 km y otra media hora de viaje callejeando en el tráfico romano y en unas estrechas calles, como la del restaurante donde demostramos la agilidad felina de este coche.

Tenemos garantizada la recarga de energía con las frenadas y desaceleraciones del tráfico, pero aun así la potente batería de iones de litio del I-Pace, de 90 kWh, le da una autonomía máxima de 470 km, lo que para recorridos exclusivamente urbanos como estamos haciendo por Roma nos aseguraría más de una semana sin tener que enchufar.

El circuito más espectacular de la Fórmula E es el de Roma, que se ha trazado aprovechando las avenidas del barrio EUR, al sur de la capital. En este escenario que se mueve entre el futurismo y el racionalismo probamos el eléctrico de Jaguar.

Uno de los aspectos más agradables del Jaguar I-Pace es su sobresaliente aislamiento. El motor es silencioso, pero nos hace estar totalmente ajenos al barullo exterior, el que se produce con la congestión del tráfico y la frenética actividad urbana Cuando abrimos la puerta el ruido se cuela por sorpresa en el interior.

La experiencia en Retrobottega es muy atípica, sorprendente y deliciosa. Una gastronomía de calidad con productos de temporada y sin pasta en un espacio que parece una taberna de lujo, con los cubiertos escondidos en un cajón delante de cada comensal. Miocchi es un apasionado de los pecados y mariscos gallegos a los que se acerca a veces cuando va a ver a su amigo Michele que gestiona la Osteria Peroni en A Coruña.

Con el Jaguar I-Pace nos fuimos a descubrir Retrobottega, una trattoria con un sofisticado menú lleno de sorpresas, elaborado con productos de proximidad y en los que no hay pasta, pero sí rissoto y trufa.

La siguiente parada es el nuevo Bulgari Hotel Roma, la novena apertura de esta cadena con la marca italiana de joyería, relojes, perfumes y objetos de lujo, y el más grande en Europa con 114 habitaciones, la mayoría suites. El hotel tiene una ubicación perfecta, en Piazza Augusto Imperatore, al lado de la tumba del primer emperador y del Ara Pacis y muy cerca de Piazza de España. Inaugurado a primeros de junio, ya es el hotel de lujo de moda en Roma. La elegancia del edificio racionalista de los años 30 del siglo XX, con frescos en las fachadas, se completa con una terraza desde la que tenemos una vista de 360 grados de la ciudad y donde a la puesta de sol los romanos toman el aperitivo (los italianos lo hacen por la tarde) antes de cenar.

Pero el hotel es también un templo de la cultura donde rotan las colecciones de arte y en la planta baja hay una biblioteca, con estanterías de 1956 diseñadas por Albini para Cassina, una exclusiva selección de libros de historia, arquitectura y tradiciones que se puede visitar con cita previa.