Julie Fuchs, la soprano del yoga que da vida a Gilda en un polémico Rigoletto

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Julie Fuchs, la soprano del yoga que da vida a Gilda en un polémico Rigoletto

La artista francesa actúa los días 13, 18 y 29 de diciembre en el Teatro Real.

Espontánea, natural. Sonríe a menudo (si las situaciones lo merecen) y se deja entrever vestida con estilo, con una libertad entre lo chic y la elegancia. Durante estos días se ha metido en el papel de Gilda, la protagonista de la ópera Rigoletto en el Teatro Real de Madrid, obra que está resultando especialmente polémica. Una mujer diferente a la que concibió Giuseppe Verdi, pasada por el tamiz muy personal del director Miguel del Arco, “con una Gilda de carne y hueso. La amo”, responde Julie Fuchs.

La obra plantea la indefensión de la mujer frente a un grupo de hombres. Con esta premisa le preguntamos si ella se ha sentido así alguna vez: “Sí. Incluso si no es un abuso directo o sexual, hay una tendencia a tratar a las mujeres con condescendencia. A veces no viene de un mal lugar pero, sí, las mujeres podemos decidir por nosotras mismas y ¿sabes qué? A veces, ¡también por los demás!”.

Nació un 24 de julio de 1984 en Meaux, una pequeña ciudad con una hermosa catedral, cerca de París, “famosa por su mostaza y por ser cuna del poeta francés Boussuet. Más tarde me mudé a Aviñón, la ciudad francesa del teatro, en La Provenza, cuando tenía seis años. Así que, en realidad, me siento más de la Provenza que del norte”.

En la imagen superior y sobre estas líneas, la cantante francesa de ópera Julia Folchs, ganadora, entre otras distinciones, de tres premios Victoires de la Musique, los Oscar de la música clásica en Francia.

Inquieta, cariñosa y  muy sensible “para lo bueno y para lo malo. Empecé a tocar música bastante pronto, así que tengo muchos recuerdos maravillosos relacionados con mi educación musical (comencé tocando el violín)”. De sus cuerdas vocales salían canciones populares, música religiosa en un coro, tonadillas con su hermano al piano, ritmos de jazz con un grupo vocal en la calle… “Cuando cantaba sentía cómo se liberaban mis emociones, sentía la alegría de compartir la música con mis compañeros y también podía ver que mi forma de cantar podía hacer feliz a la gente y eso me encantaba. Sin embargo, tardé en darme cuenta de que podía ser cantante de ópera. Ese no era realmente el proyecto de mi familia…  Pero mi amor por el teatro y por la música me llevó al mundo de la ópera de forma muy natural”.

Estudió en el Conservatorio de Aviñón, luego se pasó cuatro “intensos” años en el Conservatorio Nacional Superior de París y, mientras eso ocurría, sus padres percibieron que lo de ser cantante de ópera le fascinaba, algo que les asustaba, pero no  en el sentido económico sino por si podía afectarle a sus personalidad. Los profesores metieron baza: Julie Fuchs tiene que ser cantante de ópera. Y así fue: “Siento que no existe otra opción más que cantar. Es el don que me ha sido dado y necesito usarlo. A veces puede parecer una maldición, pero en realidad, el placer de ser un personaje en el escenario, de fundir mi voz con la orquesta y con mis compañeros es una de las mejores sensaciones del mundo”.

La primera vez que se subió a un escenario ocurrió mientras estudiaba en Aviñón, interpretó a Eurídice en ‘Orphée aux Enfers’ “Oh, no, espera, ¡la primera vez fue para un espectáculo de danza ! Y sí, lo mismo, ¡estaba feliz y súper emocionada!”.

Ganadora de tres premios Victoires de la Musique (los Oscar de la música clásica en Francia) y el de Cantante de Ópera del Año en 2021, siempre, ¡siempre! practica yoga antes de salir a escena: “Mis amigos que practicaban yoga me hablaron de él hace tiempo, pero en aquella época yo tenía la impresión de que solo las actividades deportivas más dinámicas me convenían y me hacían sentir mejor. Fue durante el comienzo de mi carrera como cantante cuando me animé a  adentrarme en el mundo del yoga, pero el gran punto de inflexión en mi práctica fue mi embarazo. Descubrí una práctica de yoga más benévola e introspectiva. Desde entonces he mezclado felizmente muchos estilos de yoga con pranayama (ejercicios de respiración), meditación y desde hace varios años el Tantra. Me parece interesante con todo esto es decir lo mucho que me ayuda la práctica del yoga en mi vida diaria como cantante, como madre y como mujer”.

Julie Fuchs, en el centro, interpretando a Gilda en una escena de la obra Rigoletto, que se representa en el Teatro Real.

Teñir a Julie Fuchs con el (manido) término de “empoderada” podría resultar efectivo en una charla de taberna o en una huera tertulia televisiva. Lo suyo es, cómo decirlo, ¿alambicado? “Creo más en el Yin y el Yang. Están más relacionados con la energía que con el género. ¡Y definitivamente todos necesitamos de ambos! Ser libre, menudo trabajo… Intento preguntarme siempre si lo que hago me permite ser fiel a mí misma, o si es una reacción al miedo o al deseo de agradar a otros o de no molestar. Sin perder el objetivo de mi vida: el amor y la verdad. Este es el verdadero poder”.

Con esa pequeña (y grande, colosal) parcela de poder que permiten las redes sociales ha montado la iniciativa #OperalsOpen “para mostrar a tanta gente como pueda en mis redes sociales que la ópera ya está abierta a todo el mundo, independientemente de su edad, ingresos o procedencia. Muestro los precios de las entradas, explico cómo vestirse para ir a la ópera o cómo comportarse si se tiene miedo a la hora de adentrarse en este nuevo mundo”.

Sí, a vueltas con eso de ¿por qué los jóvenes nunca (casi) van a la ópera? “A los jóvenes les encanta la ópera. Los que la han experimentado desde luego. Pero creo realmente que no es una cuestión de precio. Tienen entradas reducidas en todos los teatros. Es más bien que les impone  dar el paso o también que tienen ideas equivocadas sobre ella”.

Aparte de la voz, su gran arma, destila interés en arreglarse, sentirse guapa… “Me encantan las artes, me gusta lo bello, por dentro y por fuera. También me gusta jugar con las herramientas que tengo a mi alcance. Me gusta sorprender a los demás, a veces también molestarlos y me gusta desafiarme a mí misma”.

Julie Fuchs promueve una iniciativa #OperalsOpen que busca demostrar que la ópera está abierta a cualquiera que desee asistir.

Envuelvan todo lo que han leído hasta ahora con unas cuantas risas y ya tiene a Julie Fuchs al completo: “El humor es una de las cosas más importantes para mí. Puede salvarte en muchas situaciones. La autocrítica me ayuda a mantener los pies en la tierra. Pero la verdad es que el humor forma parte de mi personalidad, no me gustaría tener que tomarme demasiado en serio. Soy muy sensible al sentido del humor en otras personas y creo que el humor es siempre una prueba de un alto nivel de inteligencia”.

Si a su alrededor estalla la espontaneidad y se moldean situaciones ridículas, ella se ríe. Si interpreta a Gilda, “no. Tal vez por eso necesito reírme después”. Tras aparcar a la protagonista de Rigoletto se embarca en una gira en formato íntimo con su amigo y pianista Alphonse Cemin, con el programa Both Sides Now (Wolf, Ravel, Fauré, Sondheim, Joni Mitchell…) en Londres, París, Barcelona, Atenas o Estrasburgo y luego debutará en Estados Unidos “¡con mi querido Handel! No puedo esperar para cantar este papel de Partenope, pero tampoco para descubrir San Francisco. Terminaré la temporada con Cecilia Bartoli en Viena para un concierto muy especial”.

Bueno, dejamos a Julie Fuchs que siga con sus ensayos. No nos queda la sensación de haber charlado con una diva, “papel” muy dado en estas lides operísticas: “Gracias a las obras de arte que canto cada día, me siento cerca de algo que viene de arriba (diva viene literalmente de Dios). Pero me considero a mí misma una trabajadora, una médium, un ser humano feliz en contacto con algo más grande que yo. Soy un 4×4 y mi gasolina es el arte y la conexión. Pero puedo desenvolverme en muchos contextos diferentes. Puedo ser feliz acampando en la naturaleza o en un hotel de cinco estrellas. Depende de con quién compartas el momento y de lo que te lleves de la experiencia”.