De Italia a España y de España hasta Singapur, pasando por Australia, Sudáfrica, Estados Unidos o cualquier país de Europa. Las friulane o slippers se siguen fabricando de forma totalmente manual en Friuli, una región del noreste de Italia que vio nacer este calzado de tela con suela de goma en el siglo XVII. Allí se produce el calzado de la firma española Cayumas, marca que tiene la tradición, la artesanía y la sostenibilidad en su ADN. Ana Cerrato es la fundadora de esta aventura, que comenzó en 2010, durante el primer viaje que Ana y su marido, el fotógrafo Borja de Madariaga, hicieron a Italia. Allí se enamoraron de este accesorio, de manera que cada vez que encontraban una excusa para viajar a Venecia ambos regresaban con las maletas llenas de slippers. “Era lo que yo realmente quería”, recuerda.

La idea tomó fuerza en junio de 2020 cuando Ana llegó a Friuli, un lugar rodeado de montañas y de difícil acceso, en busca de un artesano que hiciera realidad Cayumas, el proyecto que juega con el nombre de dos de sus cinco hijos, Cayetano y Uma. Allí se encontró con Lucca, quien a sus 71 años “me dijo que no podía hacer más producción, que estaba en su límite porque tardaba una hora en terminar cada par”, recuerda Ana. Bastó darle a conocer en profundidad su proyecto para que aceptara el reto.
“Tenía la idea de elaborar las friulane exactamente como las hacía él, pero añadiendo en el interior de las plantas diferentes telas –liberty, block print de la India– en lugar del típico forro blanco, para hacer un producto diferencial y que las zapatillas fueran tan bonitas cuando te las pones como cuando te las quitas”, explica.
Lucca accedió a elaborar la primera partida con la condición de hacer un número limitado hasta ver los resultados. “Eso fue en 2020. Este año, 2023 ha dejado a varios clientes porque está enamorado del concepto de Cayumas”, resume Ana. “Trabaja para marcas muy importantes, pero somos nosotros –él mismo lo dice– el proyecto que más le importa. Ha contratado más equipo para hacer más grande su negocio, y nos hemos convertido en familia”, añade.

Desde entonces la firma no ha parado de crecer. Las primeras clientas fueron las madres del colegio al que asistían sus hijos. “Hicimos una merienda-venta en casa y las zapatillas volaron. En aquel momento utilizábamos nuestro hogar como almacén y esto se empezó a llenar de cajas, así que decidimos lanzar la venta online”, rememora Ana. “Nos dimos cuenta de que nuestra vida eran las zapatillas. Por ejemplo, un día a las dos de la mañana entraban diez pedidos seguidos desde Estados Unidos y nos levantábamos Borja y yo a prepararlos con mucha ilusión”, relata. Sin esperarlo el negocio funcionaba y entendieron que aquella idea que se fue desarrollando se había convertido en una empresa. “Así montamos la primera tienda –en la calle Doctor Arce 32 de Madrid– y espero que en el futuro sean algunas más”, adelanta.
Este año 2023 estiman que llegarán a vender unos 20.000 pares. “A principios de mayo habíamos vendido más que todo el año pasado”, detalla Borja. Si bien la tienda física funciona bien, la mayoría de sus ventas son online y es eso, precisamente, lo que les permite llegar a cualquier parte del mundo.

Recientemente, Cayumas lanzó su línea de friulane en colaboración con Leandra Medine Cohen, la blogger de moda estadounidense, “con una gama cromática que despierta los sentidos y pretende acercar los sabores y campos de la isla de Ibiza y del Mediterráneo”.
“¿Nuestra filosofía? Menos es más. Menos cantidad, más calidad”, afirma Ana. “En Cayumas apostamos por un cliente que valora la calidad, lo exquisito. Personas que no compran en grandes superficies, apoyan la artesanía y les parece importante que los productos que consumen no estén testados en animales, no tengan pegamentos ni plásticos y sean tan naturales como es su cuerpo”, subraya.





