La Gavina, el hotel con más glamour de la Costa Brava 

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La Gavina, el hotel con más glamour de la Costa Brava 

El famoso Hostal de S’Agaró conserva el estilo de recibir que han apreciado tantas personalidades y estrellas de cine. Allí fue donde Frank Sinatra abofeteó a su ‘infiel’ Ava Gardner. 

De las muchas películas que han tenido como escenario la Costa Brava, una de ellas pasó a la historia, de la historia del cine: Pandora y el holandés errante, dirigida por Albert Lewin. Como narra Miquel Borrell i Sabater en su libro S’Agaró & Sant Pol, “muchas escenas de este filme se rodaron en S’Agaró y los artistas se hospedaban en el Hostal La Gavina, e iban de copas a Sant Feliu de Guíxols. Fruto de la pasión o de una noche de vino –como confesó ella misma–, surgió un romance entre Ava Gardner, “el animal más bello del mundo”, de 28 años, y Mario Cabré, actor, torero y poeta, de 34 [también en el reparto]. Después de pasar juntos la noche en La Gavina, Cabré escribió en su Dietario poético a Ava Gardner publicado el mismo 1950: ‘El mar junto a la tierra / como el éxtasis que abrazo’. Llegó hecho una furia Frank Sinatra, novio de Ava y montó varias escenas de celos, y fue en el bar de La Gavina donde le dio la célebre bofetada a la actriz, bofetada celosa para un actor-torero-poeta que ya no vería nunca más a Ava Gardner y que debería conformarse en escribir los últimos versos de su dietario: ‘Iré creando futuro / sobre las horas pasadas’”. 

John Wayne con Josep Ensesa i Gubert (1892-1981), alma mater de La Gavina e hijo del industrial Josep Ensesa Pujades (1865-1940). 
En la imagen superior, Ava Gardner con John Laurie (a su derecha) y Nigel Patrick, miembros del reparto de Pandora y el holandés errante (1951), corriendo por la playa de Sant Pol, con el restaurante La Taverna del Mar, al fondo. Sobre estas líneas, John Wayne con Josep Ensesa i Gubert (1892-1981), alma mater de La Gavina e hijo del industrial Josep Ensesa Pujades (1865-1940). 

El Hostal La Gavina de S’Agaró te lo pueden contar, pero es mejor verlo. Y aún mejor vivirlo. Diría que imprescindible para todo amante de los grandes establecimientos hoteleros. Hay muchos motivos para ello, desde luego el residencial y el gastronómico, también el deportivo y saludable, pero principalmente el de la singularidad que tienen sus entrañas como modelo de empresa, tras cuatro generaciones de la familia Ensesa al frente del establecimiento.  

Elizabeth Taylor en una de sus glamourosas llegadas al Hostal de La Gavina de S’Agaró (Gerona). En 1959, mientras rodaba De repente un extraño, tuvo la ocurrencia de tumbarse con el traje de baño empapado sobre una valiosa colcha, por lo que fue expulsada del hotel. 
Elizabeth Taylor en una de sus glamourosas llegadas al Hostal de La Gavina de S’Agaró (Gerona). En 1959, mientras rodaba De repente un extraño, tuvo la ocurrencia de tumbarse con el traje de baño empapado sobre una valiosa colcha, por lo que fue expulsada del hotel. 

Carina Ensesa Viñas cuenta que “no era la idea de mi bisabuelo crear un hotel. Había dos casas aparejadas sin vender en la urbanización que levantaba en los terrenos que había comprado en la península que separa las playas de Sant Pol y Sa Conca, y mi abuelo consiguió convencer a mi bisabuelo de usarlas para ese nuevo negocio empezando con 11 habitaciones y un restaurante. Se inauguró el 3 de enero de 1932. Mi abuelo, junto al arquitecto gerundense Rafael Masó Valentí, soñaba con crear una urbanización idílica que llamaron ‘Ciudad Residencial’, lugar conocido también como S’Agaró Vell”.  

Corría el año 1924. Los compradores de las parcelas debían aceptar un pliego de condiciones impuesto por los visionarios Ensesa/Masó que les aseguraría una coherencia arquitectónica y un lugar protegido de los desmanes que ya se producían en las costas españolas: toda nueva obra o modificación de las existentes debería someterse al visto bueno del arquitecto de la urbanización; de venderse la propiedad, el nuevo propietario estaba obligado a aceptar el pliego de condiciones; las casas no podían sobrepasar los nueve metros de altura para que todas ellas tuvieran vistas al mar; las parcelas no podían tener menos de 1.000 m2 y debían estar rodeadas de jardines visibles desde las avenidas; solo se podía construir en una séptima parte del terreno y no era posible edificar a menos de cinco metros de los paseos y tres metros de la casa vecina, narra Borrel i Sabater en su libro. Llama también la atención los espacios a modo de anchas escalinatas que, separando las parcelas, bajan hacia la orilla, permitiendo al paseante gozar de vistas al mar.  

Claudia Cardinale posa junto a una de las esculturas en mármol blanco de Joan Rebull que decoran los jardines. 
Claudia Cardinale posa junto a una de las esculturas en mármol blanco de Joan Rebull que decoran los jardines. 

El industrial gerundense de la harina y los productos químicos había adquirido ese rincón de la Costa Brava unos años antes y promocionaba los ‘baños de S’Agaró’ atrayendo a turistas que procedían de Gerona y Barcelona, principalmente. Mucho antes que el Hostal, se había conseguido convertir una playa que se usaba para enterrar animales muertos, en destino turístico adonde llegaban autobuses y barcos de vapor repletos de gentes atraídas por la recóndita playa y sus múltiples actividades lúdicas, deportivas y culturales.  

Cuando se inauguró en 1932, solo cuatro años antes de la Guerra Civil, se le llamó ‘hostal’ con la clara intención de hacer de él un lugar de trato familiar y casero. Hoy este hotel de cinco estrellas que empezó cobrando 25 pesetas diarias a pensión completa, mantiene esa esencia y su nombre, Hostal de la Gavina. El anecdotario local cuenta que, tras la contienda, las autoridades quisieron castellanizar su nombre, sustituyéndolo por ‘La Gaviota’, idea que Josep Ensesa Pujades (1865-1940) consiguió disuadir argumentando que en castellano antiguo también existía el término ‘gavina’.  

Sean Connery con Carmona Viñas, esposa de Josep Ensesa Monsalvatge. El protocolo para las fiestas obligó durante años a llevar chaqueta y corbata, incluso en los días más calurosos.
Sean Connery con Carmona Viñas, esposa de Josep Ensesa Monsalvatge. El protocolo para las fiestas obligó durante años a llevar chaqueta y corbata, incluso en los días más calurosos.

Lo que hoy encontramos es un establecimiento con solera y una gran familiaridad, no solo por la habitual presencia de los hermanos Ensesa Viñas (Julia, Virginia, Carina y Josep), sino también por su director, Alberto Depau, pieza clave e igualmente accesible, bien conocido por los huéspedes, muchos de ellos recurrentes y con estancias de larga duración. Las diferentes obras que han ido transformando el edificio principal hasta completar las 77 habitaciones actuales dibujan un edificio muy singular donde lo mismo hay recoletos pasillos abovedados como cambios de altura entre las plantas, salones magníficamente mantenidos y, sobre todo, un estado de conservación impecable tanto por la actualización de los cuartos de baño como por todo el mobiliario clásico (se puede decir que no hay un solo mueble, por pequeño que sea, que no reciba el cuidado del ebanista conservador). Hay habitaciones magníficas, una enorme suite real, incluso una residencia con tres dormitorios junto a la piscina, pero también otras más pequeñas e igualmente muy solicitadas, como la acogedora ‘habitación del chófer’ (nº 101), preferida de la familia y quienes mejor conocen el hotel. 

Un joven Jack Nicholson durante una de las veladas en el animado bar del Hostal. El actor estuvo de visita privada, se desconoce el nombre de sus acompañantes. 
Un joven Jack Nicholson durante una de las veladas en el animado bar del Hostal. El actor estuvo de visita privada, se desconoce el nombre de sus acompañantes. 

El patrimonio artístico que decora el establecimiento consta de tapices flamencos, tallas románicas, lámparas de murano, bargueños y muchas otras valiosas piezas decorativas. Los amantes de los suelos disfrutarán especialmente por la variedad y riqueza de los mismos, toda una obra de artesanía en muchos casos y especialmente en la zona del hall, donde merece la pena detenerse en el mosaico de los cuatro vientos: tramontana, gregal, garbí y poniente. La Gavina forma parte desde 1962 de la prestigiosa y exigente organización The Leading Hotels of the World. 

En edificios anexos se encuentran las instalaciones de tenis de tierra batida por un lado, y la piscina, por otro, al abrigo de los mencionados vientos, presidida por una Venus Mediterránea de mármol blanco obra de Joan Rebull. Allí es fácil cerrar los ojos e imaginar que cualquier tiempo pasado fue esplendoroso, pero no necesariamente mejor que el actual… Cualquier deseo en forma de cóctel, cerveza heladora junto a la tumbona o diferente placer gastronómico puede ser cumplido ya en el restaurante Garbí que se sitúa bajo la pérgola, o en la barra que dirige el maestro de la alquimia Javier de las Muelas. Como novedad este verano de 2023, el nuevo espacio de copas nocturno Club Garbí, en uno de los extremos, con música a aire libre, los sábados en directo. La gastronomía de La Gavina está bajo la dirección del prestigioso cocinero Romain Fornell (restaurante Caelis, Barcelona, una estrella Michelin). 

El comediante británico Peters Sellers con su esposa Britt Ekland en su visita privada al establecimiento.
El comediante británico Peters Sellers con su esposa Britt Ekland en su visita privada al establecimiento.

Desde la terraza de la piscina (tan larga como la misma) se avista la playa de Sant Pol y, en su centro, a unos 200 metros y sobre la arena, otro de los secretos de La Gavina: La Taverna del Mar, magnífico restaurante de singular edificio que forma parte no solo del paisaje sino también de la historia de la playa de Sant Pol (ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols). Origen del negocio de la familia Ensesa, ha sido decorado por el interiorista Lázaro Rosa-Violán. Especialmente recomendables son las mesas que tiene junto a los siete arcos que proyectó el arquitecto Francesc Folguera, y que transmiten esa sensación tan mediterránea, tan de Costa Brava, tan azul y de brisa marina.  

De regreso al Hostal, a mano derecha arranca otro de los proyectos históricos: El Camino de Ronda, un paseo de unos dos kilómetros que recorre todo el puntal de S’Agaró, uniendo la playa de Sant Pol con la playa de Sa Conca. Fue empeño de Josep Ensesa i Gubert, junto a Rafael Masó. Una obra de ingeniería construida sobre las rocas sufragada por el industrial gerundense y desde la que se disfruta no solo de las vistas sobre el Mediterráneo, sino también de algunas de las casas más famosas de esta urbanización, empezando por Senya Blanca y su monumental logia, la residencia de los Ensesa bautizada por los pescadores como ‘señal blanca’ (en castellano), lo que les servía como punto de referencia cuando no había más que ese edificio en el lugar. Para los nadadores: de abril a octubre unas balizas amarillas permiten hacer el recorrido del Camino de Ronda a nado sin riesgo de encontrarse embarcaciones.  

Ava Gardner con el actor, poeta y torero Mario Cabré. Rodaban Pandora y el holandés errante (1950) y su noche de pasión provocó que Frank Sinatra, entonces su pareja, viajase hasta S’Agaró y le propinase la famosa bofetada en el bar de La Gavina. 
Ava Gardner con el actor, poeta y torero Mario Cabré. Rodaban Pandora y el holandés errante (1950) y su noche de pasión provocó que Frank Sinatra, entonces su pareja, viajase hasta S’Agaró y le propinase la famosa bofetada en el bar de La Gavina. 

No sabemos si Sinatra volvió a La Gavina o los malos recuerdos se lo impidieron. Pero sí que, desde el principio de los tiempos, por sus habitaciones han pasado nobles, políticos de todo color, escritores, deportistas, actores, cantantes, pintores que han dejado muchos secretos entre sus paredes… Así, Eugeni D’Ors, Pompeu Fabra, el conde Güell, la princesa Margarita de Habsburgo, Francesc Macià, Lluís Companys, Manuel Azaña, la reina Isabel de Inglaterra, la reina Fabiola de Bélgica, los duques de Windsor, los príncipes y luego reyes de España Juan Carlos y Sofía, Charles Aznavour, Charles Chaplin, Laureen Bacall, Orson Welles, Liz Taylor, John Wayne, Cole Porter, Peter Sellers, Robert de Niro, Julio Iglesias, Luis Miguel Dominguín, Sean Connery, Camilo José Cela, Octavio Paz, Noha Gordon, Tom Waits, Shakira, Dire Straits, Lady Gaga, Sara Montiel, sir Lawrence Olivier, Jack Nicholson, Mel Brooks, Josep Pla, la mayoría de ministros franquistas, todos los presidentes de la Generalitat, Giscard D’Estaing, el rey Felipe VI… Los últimos en sumarse a la larga lista han sido el actor Liam Neeson y el director de cine Neil Jordan, con motivo del rodaje en 2021 de Marlowe, estrenada en febrero pasado. La Gavina. Última escena. Rodando. 

FICHA 

Hostal La Gavina (S’Agaró, a 35 km de Gerona). Tel.: +34 972 32 11 00.  

Habitaciones. 77 y una residencia con tres dormitorios, cocina y salón. 

Otros servicios. Spa, club de tenis y de pádel, piscina de agua salada. 

Gastronomía. Restaurante gastronómico Candlelight, restaurante Taverna del Mar (en la playa de Sant Pol, a escasos 200 m del Hostal), Terraza Garbí (junto a la piscina), Cóctel Bar Club Garbí, bajo la dirección de Javier de las Muelas. 

Precios. Información en su página web.  

Orson Welles con Carmona Viñas, mujer de Josep Ensesa Monsalvatge, quien sostiene en brazos a Júlia, la mayor de sus cuatro hijos (1953). En 1954 se estrenaba Mister Arkadin. 
Orson Welles con Carmona Viñas, mujer de Josep Ensesa Monsalvatge, quien sostiene en brazos a Júlia, la mayor de sus cuatro hijos (1953). En 1954 se estrenaba Mister Arkadin. 
Liam Neeson con Júlia (a su izq.) y Virginia Ensesa Viñas, en 2021, durante el rodaje de Marlowe, en 2021 y estrenada el pasado mes de febrero. 
Liam Neeson con Júlia (a su izq.) y Virginia Ensesa Viñas, en 2021, durante el rodaje de Marlowe, en 2021 y estrenada el pasado mes de febrero. 
El creador y alma mater de La Gavina, Josep Ensesa i Gubert (izq.), con su hijo Josep Ensesa Montsalvatge.
El creador y alma mater de La Gavina, Josep Ensesa i Gubert (izq.), con su hijo Josep Ensesa Montsalvatge.
Zona del jardín que comunica el edificio principal del Hostal con la piscina. 
Zona del jardín que comunica el edificio principal del Hostal con la piscina. 
Vista al atardecer de la península de S’Agaró Vell, con la instalación de piscina (bajo ella, el spa) en la zona central y el edificio principal iluminado, en la parte izquierda de la imagen.
Vista al atardecer de la península de S’Agaró Vell, con la instalación de piscina (bajo ella, el spa) en la zona central y el edificio principal iluminado, en la parte izquierda de la imagen.
Venus Mediterránea de mármol blanco, obra de Joan Rebull (1968), que flanquea la gran piscina de agua salada construida en 1967.
Venus Mediterránea de mármol blanco, obra de Joan Rebull (1968), que flanquea la gran piscina de agua salada construida en 1967.
Salón de la chimenea, al cual se accede por la parte izquierda de la recepción del hotel. De boiserie típicamente francesa, lo preside un retrato de Josep Ensesa i Gubert pintado por Félix Revello de Toro. 
Salón de la chimenea, al cual se accede por la parte izquierda de la recepción del hotel. De boiserie típicamente francesa, lo preside un retrato de Josep Ensesa i Gubert pintado por Félix Revello de Toro. 
Una de las suites del Hostal, que cuenta con 77 habitaciones.
Una de las suites del Hostal, que cuenta con 77 habitaciones. 
De izquierda a derecha, los hermanos Josep, Júlia, Virginia y Carina Ensesa Viñas durante el acto de inauguración del Night Club Garbí, el pasado mes de julio.  
De izquierda a derecha, los hermanos Josep, Júlia, Virginia y Carina Ensesa Viñas durante el acto de inauguración del Night Club Garbí, el pasado mes de julio.  
Iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, elevada sobre el cerro más alto de S’Agaró. Obra del arquitecto Francisco Folguera (1891-1960), fue inaugurada tres años después de la Guerra Civil, el 16 de julio de 1942. Celebraciones como la misa de Gallo eran muy concurridas. 
Iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, elevada sobre el cerro más alto de S’Agaró. Obra del arquitecto Francisco Folguera (1891-1960), fue inaugurada tres años después de la Guerra Civil, el 16 de julio de 1942. Celebraciones como la misa de Gallo eran muy concurridas.