Miguel Soler-Roig homenajea a las palmeras de Cantabria

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Miguel Soler-Roig homenajea a las palmeras de Cantabria

El fotógrafo barcelonés estrena nuevo libro en el que estos árboles toman protagonismo de sus imágenes.

Miguel Soler-Roig es un artista conceptual y fotógrafo perfeccionista. Siguiendo sus pensamientos y creencias, selecciona, elabora y desarrolla cuidadosamente los conceptos de sus series fotográficas. El catalán explica que sus ideas “surgen de la reflexión sobre la propia vida; los proyectos se generan a partir de la observación de la realidad que me rodea.” Su objetivo no es tanto buscar el momento decisivo como trabajar sobre una base conceptual y composiciones sofisticadas. 

Soler-Roig cuenta como es el camino que recorre para llegar a obras como Palmeras de Santander, donde se detalla un mapa/guía de la ubicación, a modo de inventario gráfico, de las principales palmeras de la ciudad. “A veces es un proceso largo y concienzudo: tengo una idea que quiero transmitir, pienso en la mejor fórmula para mostrársela al espectador y luego la hago realidad. Normalmente comienzo con una investigación previa, analizo y evalúo diferentes posibilidades de materialización. En cada serie me adapto a las necesidades específicas: a veces trabajo con personas y otras me enfoco en espacios u objetos para llegar a una imagen final y desarrollada en todos los niveles, conceptual y técnicamente”.

En la imagen superior, el Club Marítimo de Santander. Las palmeras que lo rodean reflejan una imponente sombra en nuestro camino. Sobre estas líneas, el libro de Palmeras de Santander, que constituye un homenaje de carácter documental y artístico a las palmeras de la ciudad y lleva al lector a recorrer los diversos paseos de la capital cántabra.

La narración de las fotografías basa su coherencia en la importancia de la luz, la composición o la perspectiva de las tomas. El relato se completa con la posibilidad de imaginar un Santander más verde, donde sus palmeras se multiplican gracias a la creatividad e intención del autor. Las composiciones están repletas de juegos visuales y guiños conceptuales que provocan una sonrisa cómplice en el visitante: observamos grupos de palmeras que parecen coreografiadas, marchando al unísono. Las individuales muestran sus peinados exuberantes, algunos al viento, enmarcados por un cielo amplio y embravecido; otros más tranquilos, silueteados entre nubes y construcciones. A su vez, llaman poderosamente la atención algunas combinaciones estratégicas como las palmeras que simulan emerger directamente de casas señoriales o las que brotan desde el suelo generando árboles invertidos que desembocan en una escultura. 

Estéticamente hablando, utiliza luz natural, una perspectiva adecuada y no elabora la imagen final en postproducción. A través de esta elaborada escenografía, encuadre e iluminación, enfatiza el control de la escena y del paisaje social. Sus imágenes destacan por su armonía, sentido estético y formalismo. La luz homogénea, gracias al ambiente nublado, baña los edificios, playas y lugares más característicos de Santander remarcando su elegancia y, sobre todo, haciendo gala de la presencia imponente de sus palmeras. En el devenir cotidiano de la ciudad, quizá pasen desapercibidas para sus viandantes, pero en las imágenes claman exultantes su presencia capital. Ellas son siempre las protagonistas de unos escenarios fotográficos prácticamente vacíos, liberados de personas y al servicio de un espectador capaz de proyectarse en sus calles, parques y avenidas.

Palmera escogida por el autor para conformar la contraportada.

El libro tiene una distribución limitada. No obstante, será posible disfrutar de las fotografías en exposiciones como la que prepara el histórico Hotel Real de Santander. Las imágenes, cuidadosamente elegidas e impresas en blanco y negro, serán exhibidas por distintas partes del hotel desde el 13 de julio al 30 de septiembre.