Tierra Atacama, un oasis en el desierto más árido del planeta

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Tierra Atacama, un oasis en el desierto más árido del planeta

Una experiencia inolvidable en el lugar donde mejor se ve el cielo estrellado.

El desierto de Atacama no es un lugar cualquiera. Se encuentra en la zona norte de Chile, limitando con Bolivia y Argentina, concretamente en la región de Antofagasta. Este lugar, rodeado por el océano Pacífico a un lado y la cordillera de los Andes al otro, es considerado por muchos como el mejor sitio para desarrollar la astronomía, por ser el desierto más árido del planeta. Más de una docena de observatorios decidieron instalarse en este rincón del planeta, entre ellos los más importantes de la actualidad, como lo son el Observatorio Paranal, ALMA y Observatorio La Silla. Las condiciones que lo rodean, como la elevada altura respecto al nivel del mar (de 2.000 a 6.000 metros de altura), la casi inexistente humedad del aire o la evidente ausencia de contaminación lumínica, hacen de este desierto el espacio perfecto para contemplar las estrellas.

Tierra Hotels, con más de 70 años de experiencia, decidió situar allí uno de sus hoteles en San Pedro de Atacama. La empresa hostelera se centró en este terreno específico por varios motivos: querían ofrecer un servicio exclusivo en un destino extremo, y además quería hacerlo de manera sostenible cumpliendo así con las regulaciones ambientales, condición necesaria para instalarse sobre un sitio de alto valor histórico y patrimonio arqueológico. Esto implicó varias dificultades, entre las que se encuentran la precariedad de los medios y el cómo ejecutar estas obras en un lugar tan remoto.

En la imagen superior, la zona de Spa y piscina, con unas vistas inmejorables al desierto de Atacama. Sobre estas líneas, una de las habitaciones, que incluye una terraza privada con vistas panorámicas y el baño al aire libre para tomar una ducha bajo las estrellas.

El hotel fue diseñado por los reconocidos arquitectos chilenos Matías González y Rodrigo Searle, y está inspirado en la cultura atacameña. Cuenta con 32 habitaciones que ofrecen la mejor panorámica, el así como resguardo y confort. Todas las habitaciones del hotel tienen la misma orientación y amplias ventanas con vistas hacia el volcán Licancabur. Con una superficie de 3.000 metros cuadrados construidos y una arquitectura que protege el valor arqueológico del sitio, el hotel rescató técnicas y materiales ancestrales como el adobe, piedra originaria del pueblo de Talabre.

El desierto de Atacama es conocido por sus cautivadores paisajes de dunas de arena, aguas termales, cañones y géiseres. Aquí, todos los días comienzan con amaneceres resplandecientes y terminan con alucinantes puestas de sol, mientras que después del anochecer, el cielo se ilumina con millones de estrellas; una vista que no se puede igualar en ninguna otra parte del hemisferio sur. Para descubrir la energía del desierto, en Tierra Atacama el hotel ofrece actividades como trekkings por el Valle de la Luna o ascensos al volcán Láscar y al cerro Toco, cabalgatas por el desierto de Atacama, paseos en bicicleta por el Valle de la Muerte, viajes escénicos para presenciar el amanecer de los Géiseres del Tatio, o la inmensidad de las Lagunas Altiplánicas.

Géiseres del Tatio, tercer grupo de géiseres más grande del mundo, después de Yellowstone (Estados Unidos) y la Reserva Natural Kronotski (Rusia).

Desde su origen, Tierra Atacama ha incorporado una visión comprometida con el cuidado y protección de la naturaleza, siendo el primer hotel en América del Sur en producir electricidad con energía solar a través de un sistema híbrido que cumple con su demanda energética diaria. Gracias a su planta solar se evita el consumo de más de 110.000 litros de diésel anuales, reduciendo su huella de carbono en 320-350 toneladas de CO2 cada año. Además, el 100% del agua usada por Tierra Atacama se extrae de un pozo propio e incluso cuenta con una planta de tratamiento, que permite reutilizar las aguas grises para el riego. A través de esta iniciativa se ha logrado recuperar seis hectáreas de jardines con especies nativas de la zona.

Es, sin duda, un lugar ideal para poder disfrutar de un destino tan imponente como este desierto. No hay mucha diferencia entre el invierno y el verano porque está situado al límite del trópico de Capricornio, aunque lo más recomendable es visitarlo entre julio y agosto, ya que es la mejor época para ver las estrellas. Catalogado por plataformas como TripAdvisor, Travel+Leisure o Booking como uno de los mejores hoteles este 2023, se ha convertido en un lujo exclusivo para unos pocos, por un precio desde 1.349 euros la noche.

Vista del volcán Licancabur, donde además se observa la diversa fauna que habita el lugar, como flamencos, guanacos y vicuñas, estos últimos animales únicos en América del Sur.