La Alta Relojería es irremediablemente cara. Las razones son bien conocidas: fabricación artesanal, materias primas usadas, tecnología puntera y, no lo olvidemos, origen de uno de los países con los sueldos y precios más altos del mundo. En conclusión, cualquier aficionado sabe que debe rascarse el bolsillo si quiere acceder a las piezas más deseadas del mercado. Y algo más que el bolsillo en el caso de piezas como el reciente Richard Mille RM-UP 01 Ferrari: ¡1, 7 millones de euros, sin impuestos!.
En cualquier caso, hay un grupo de firmas que intentan romper con la imagen de una Alta Relojería a precios prohibitivos. Y el caso más espectacular ha sido el de Louis Erard, que ha pasado en apenas dos años de ser una marca más del mercado a convertirse en uno de los nombres más calientes del mercado.

Manuel Emch es el responsable de este inesperado giro en la trayectoria de Louis Erard. Emch no es precisamente un desconocido dentro del sector. A la edad en la que muchos otros profesionales aún están acabando sus estudios, Emch fue elegido para llevar las riendas de la exquisita Jaquet Droz de Swatch Group y, más tarde, la siempre espectacular Romain Jerome. El mal trago pasado en esta última aventura (Romain Jerome hace tiempo que pasó a mejor vida), llevó a este ejecutivo a desengañarse de la industria y acabar convertido en asesor ‘outsider’ de firmas independientes. Uno de sus primeros clientes fue Louis Erard y, vistos los resultados, no le ha ido nada mal.
Cómo recuperar el éxito
Tampoco Louis Erard es una firma novata en estos lares. De hecho, el vivido es su segundo renacimiento. El primero ocurrió hace treinta años, cuando un conjunto de inversores privados decidió recuperar este conocido nombre de la relojería suiza (su fundación data de 1929) con el objetivo de ofrecer relojería mecánica suiza accesible.
Esta fórmula ha funcionado durante años, aunque en los últimos tiempos era evidente que era una fórmula a punto de agotarse. Las serias dudas sobre su viabilidad llevaron a sus responsables a buscar el consejo de Manuel Emch.

La propuesta de Emch es tan sencilla como atractiva. Si la antigua Louis Erard era sinónimo de relojería mecánica suiza accesible, en esta nueva etapa había que desarrollar los aspectos exclusivos que distinguen a la Alta Relojería y desarrollarlos con un precio lo más contenido posible.
El primero de estos medios fue la colaboración con nombres de gran prestigio dentro del sector. Comenzó con Alain Silberstein y la edición que lanzaron tuve un éxito inmediato. También lo tuvo la siguiente colaboración con el fabuloso Vianney Halter y han vuelto a triunfar con las siguientes ediciones con Silberstein y la más reciente, con el siempre interesante William Massena.
Emch no se ha quedado solo en los nombres. Si la artesanía también es una de las características más conocidas de la Alta Relojería, Louis Erard ha conseguido adaptarla dentro de su estrategia de producto. De este modo, en el catálogo es posible encontrar referencias con esferas realizadas en piedra natural, con un guilloché realizado a mano o los exquisitos esmaltes Grand Feu. Tres recursos técnicos que solo es posible encontrar en el mercado en reloj con un precio muchísimo más elevado.

Precios accesibles, relojes no tanto
Vistas las colaboraciones con relojes famosos o estas ediciones limitadas con exquisitas esferas, lo primero que nos preguntamos es cómo es posible los relojes de Louis Erard tengan un precio tan contenido. La respuesta no es otra que la economía de recursos. Todos los relojes equipan movimientos Sellita, suizos mecánicos de un nivel técnico aceptable, aunque básico. Las cajas son sencillas y con unas medidas estándar que permiten su uso en grandes partidas. En definitiva, Louis Erard invierte en los aspectos más vistosos del reloj y ahorra en todos los demás.
Gracias a esta estrategia de producto, la firma ha podido mantener unos precios muy contenidos y atractivos para el gran público. Las colaboraciones con Alain Silberstein salieron a la venta a un precio aproximado de 2.800 euros, mientras las referencias más elaboradas, como las elaboradas con esferas guilloché y esmalte, se quedaban en unos 3.900 euros.

Como vemos, precios muy interesantes. Sin embargo, comprar algunas de las referencias más mediáticas de Louis Erard es tarea complicada, por no decir imposible. Manuel Emch no ha olvidado que otro de los elementos más característicos de la Alta Relojería es la exclusividad y tampoco podía faltar en la nueva etapa de Louis Erard. Las ediciones en colaboración con nombres externos están limitadas a 178 piezas. Las de carácter artesanal bajan a solo 99 unidades por edición.
Tan pocos ejemplares han provocado que haya una fiebre por algunas de sus novedades; muy especialmente todas las firmas por Alain Silberstein, agotadas en apenas horas y que pronto aparecen en las webs de segunda mano con un precio que duplica el original.

2021 fue un año triunfal para Louis Erard y parece que el éxito continúa este año. Los más escépticos pueden pensar que una fórmula que acabará agotándose. Aunque, mientras Manuel Emch siga al frente de la marca, estamos seguros de que esta firma seguirá proporcionándonos muchas sorpresas…y a muy buen precio.