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El Valle del Loira a cuerpo de rey 

Nuevos hoteles boutique, spas y restaurantes han puesto en la ruta de los sibaritas esta región francesa repleta de historia, soberbios castillos y deliciosos jardines.

L’Art de vivre à la française no tiene fecha de caducidad, siempre está ahí. Legado, saber hacer, buen gusto, refinamiento y amor a los detalles se combinan con ese famoso je ne sais quoi capaz de juntar todos estos ingredientes de una manera muy especial.  Y lo mejor es que esta forma de entender la vida tiene nuevos apóstoles con estrechos vínculos en una de las regiones más fascinantes de Francia y a tan solo dos horas en coche de París. Gracias a ellos, el Valle del Loira vive una nueva edad dorada a la que, de algún modo, ha contribuido, curiosamente, la pandemia.

Algunos hoteleros, empresarios y chefs ligados a la región han dejado la capital francesa y otras grandes ciudades de diferentes países en las que se habían instalado y han decidido hacer realidad su sueño de aplicar todo su savoir faire en el mundo del lujo, de la gastronomía y de la hospitalidad en esta región a la que se sienten unidos. Han comprado pequeños castillos que han convertido en coquetos hoteles, han rehabilitado cuadras que se han transformado en centros de arte y viejos edificios, en estado de semi abandono, son ahora nuevos templos gastronómicos de referencia.  

exterior del hotel boutique Fleur de Loire, miembro de Relais&Châteaux y con un restaurante dos estrellas Michelin con el sello del chef Christophe Hay
En la imagen superior, una de las estancias del Château des Grotteaux. Sobre estas líneas, exterior del hotel boutique Fleur de Loire, que cuenta con un restaurante dos estrellas Michelin con el sello del chef Christophe Hay.

Uno de estos establecimientos es el Fleur de Loire, una de las últimas joyitas culinarias de Francia y nueva sensación de la región, que ha convertido un antiguo hospicio mandado construir a orillas del Loira por Gastón de O’Orléans, hijo de Enrique IV, en un hotel boutique de atmósfera contemporánea. Miembro de Relais&Châteaux, cuenta con 44 habitaciones (con precios desde 300 euros), un spa gestionado por la marca Sisley y una piscina junto al río más largo de Francia.

El proyecto lleva el sello del chef Christophe Hay, tan discreto como talentoso, que ha vuelto a su región natal para seguir cosechando éxitos. Dos estrellas Michelin a los pocos meses de abrir, un servicio en sala extraordinario, unos platos elaboradísimos y unos ingredientes locales de primera calidad hablan del buen hacer de Hay, que se considera un “chef de granja”. Es el primer cocinero de cierto nivel en Francia que introduce en la carta preparaciones con peces del río Loira. Las verduras se cultivan en el propio huerto de una hectárea y media diseñado por él, situado a pocos minutos del hotel, también junto al río, y en otra propiedad cercana cría un rebaño de ganado wagyu.  

Imagen de la habitación triple de lujo del hotel Fleur de Loire, de 35 metros cuadrados. Foto: Alexandre Moulard.

El flamante Relais&Chateaux es perfecto para empezar la ruta de los castillos en Blois, histórica localidad donde se emplaza el hotel y en cuyo célebre castillo vivieron siete reyes y diez reinas de Francia, entre ellos Francisco I Catalina de Medici. Esta construcción fue escenario de todo tipo de intrigas y en el imponente edificio de reciente restauración se yuxtaponen cuatro estilos arquitectónicos diferentes.

Château des Grotteaux, construido en 1620 a orillas del río Cosson.

Otra opción de alojamiento cercano a la siempre interesante Blois, también de reciente apertura, aunque con un estilo mucho más clásico, la constituye Château des Grotteaux, una maravilla en la que hospedarse o incluso alquilar entero. Monumento histórico del Valle del Loira, acogió una de las bibliotecas más importantes de Europa y hoy es un pequeño hotel de auténtico capricho (con habitaciones desde los 260 euros). El jardín tiene un puente proyectado por Eiffel y una piscina de ensueño. Cecile y Gaël, sus propietarios, ejercen de perfectos anfitriones y se encargan de todos los pequeños detalles. Su paso por puestos de responsabilidad en casas de referencia del lujo francés, como Hermès, se nota en su exquisita decoración y su particular elegancia.

Habitación Zeus del Château des Grotteaux, decorada con pinturas de los dioses del Olimpo.

En esta zona hay castillos para todos los gustos. Desde los que alojarse, como Grotteaux, hasta los que simplemente visitar y dar in situ una clase de historia. Sus muros y torreones de toba calcárea o tuffeau salpican estos paisajes y se han convertido en su principal estampa. Algunos tienen sus orígenes en la Edad Media y se construyeron por cuestiones defensivas entre casas feudales, pero la gran mayoría fueron reconstruidos o reedificados en los siglos XV y XVI, es decir, en pleno Renacimiento, cuando los reyes construyen en el valle sus residencias palaciegas y sus pabellones de caza, símbolos de poder, y con ellos arrastraron a la nobleza a la región, lo que aumentó considerablemente el número de castillos. Pero no solo hay castillos. El llamado “valle de los reyes” se conoce también como “el jardín de Francia”, y no únicamente por su número y belleza, sino porque fue en el Loira donde llegó por primera vez a Francia un nuevo tipo de jardín de carácter puramente ornamental importado de la Italia renacentista.  

Castillo de Chenonceau en el Valle del Loira. De inspiración veneciana, es el edificio en manos privadas más visitado de Francia.

El pequeño Château Gaillard no es de los más célebres, pero hará las delicias de los amantes de la jardinería y guarda una pequeña historia para ellos. En él, el italiano Dan Pacello creó el primer invernadero de cítricos de Francia. Con el tiempo, disponer de una orangerie se convirtió en todo un símbolo social, un signo de distinción de las casas aristocráticas francesas durante los siglos XVII y XVIII. También tiene unos jardines especialmente cuidados y hermosos el Castillo de Chenonceau, fácilmente reconocible porque su silueta se refleja en las aguas del río Cher, afluente del Loira. De inspiración veneciana, y bellísimo, es el edificio en manos privadas más visitado de Francia y pertenece a la familia Menier, fundadora de la célebre casa de chocolates.

El hotel Les Sources de Cheverny, en la imagen, acoge el restaurante Le Favori, con una estrella Michelin.

El Château de Cheverny es mundialmente famoso y especialmente muy querido por los tintinólogos de todo el mundo. Hergé se inspiró en él para el mítico castillo de Moulinsart, residencia y casa de campo del capitán Haddock. A tan solo cinco kilómetros, se encuentra el hotel Les Sources de Cheverny (desde 260 euros por noche), propiedad abierta por Alice et Jérôme Tourbier, responsables del afamado Sources de Caudalie, en la región de Burdeos. También de reciente apertura, y de estética muy cuidada, su restaurante gastronómico, Le Favori, cuenta ya con una estrella Michelin. Pero lo que de verdad destaca en esta propiedad son el spa, la piscina y los tratamientos de bienestar.

Castillo de Chambord, uno de los monumentos más admirados de Francia.

Del imponente Castillo de Chambord Henry James afirmó que es “verdaderamente regio: por su gran escala, su aspecto grandioso y su indiferencia a las consideraciones comunes”. El castillo más grande la región, considerado en cierto modo un folie de grandeur de Francisco I junto a su finca de caza preferida, es uno de los edificios más admirados de Francia. Todavía hoy se considera el parque forestal amurallado más grande de Europa, con un área de 5.440 hectáreas donde conviven numerosas especies animales y vegetales. La experiencia para los más sibaritas no termina con la visita al castillo o sus jardines. La apertura del Relais de Chambord -gestionado por el grupo español Marugal- ofrece la posibilidad desde hace unos años de alojarse (con precios desde 200 euros por noche) dentro del dominio de Chambord. Es el único hotel dentro del extraordinario recinto y algunas suites ofrecen una vista extraordinaria, al igual que la terraza de su recomendable restaurante. 

Una de las junior suite del hotel Relais de Chambord, gestionado por el grupo español Marugal.

La posibilidad de dormir dentro del dominio de Chaumont, otra de las direcciones imprescindibles y muy conocida por sus eventos, es posible desde esta temporada gracias a la apertura de Bois de Chambres, un hotelito que pone el acento en el diseño contemporáneo, la naturaleza y el arte, creando un lugar realmente especial (desde 175 euros por noche). Destaca también por su restaurante sobre el agua, Le Grand Chaume, cuya cúpula forma ya parte de este nuevo paisaje del Loira. Un marco apropiado y audaz donde oficia el chef Guillaume Foucault, de expresión depurada con platos en la carta como el pudin de tenca o rillettes de jabalí. El dominio de Chaumont es especialmente conocido por el Festival Internacional de Jardines, que se celebra anualmente desde 1992, todo un escaparate de la creación contemporánea en esta materia. La edición de este año concluye el próximo 5 de noviembre y está dedicada al jardín resiliente.  

Edificio del hotel Bois de Chambres, dentro del dominio de Chaumont, especialmente conocido por el Festival Internacional de Jardines. Foto: Eric Sander.
Restaurante Le Grand Chaume, cuya cúpula forma parte ya del paisaje del Loira. Foto: Eric Sander.
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