Un boutique hotel en Marbella, el primer Relais & Châteaux de Andalucía

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Un boutique hotel en Marbella, el primer Relais & Châteaux de Andalucía

Abre sus puertas La Fonda Heritage, un proyecto cuidado hasta el mínimo detalle y con un alto componente gastronómico

Hay una especie de runrún en Marbella que nos devuelve a aquellos años dorados de Alfonso de Hohenlohe y a ese aroma de old money que parecía buscar otras latitudes, no demasiado lejanas, últimamente. Su criatura preferida, el Marbella Club, revive sus mejores días de gloria tras concluir la atractiva reforma de sus espacios gastronómicos y el restaurante Coya ha elegido Puente Romano para su debut en España, lo que hará esta primavera. La legendaria Clínica Buchinger cumple medio siglo de vida en estado de gracia y otro icono internacional del turismo de salud, cerrado durante años, el Resort Incosol, ha sido recientemente adquirido por un fondo controlado por Pelayo Cortina Koplowitz con la idea de relanzarlo como meca del wellness. Otro de sus establecimientos emblemáticos, el Hotel El Fuerte, reabre esta temporada con categoría cinco estrellas tras una larga y costosa reforma. La guinda de este pastel ha debutado este fin de semana en forma de boutique hotel de lujo en la parte antigua de la ciudad, que se convierte además en el primer Relais&Chateaux de Andalucía.

En la imagen superior, Fonda Heritage. Sobre estas líneas, Jane (haciendo un juego de palabras con el nombre del hotel, Fonda), su restaurante gastronómico, al frente del cual se encuentra el chef francés Pascal Silman, pupilo de Alain Ducasse entre otros grandes nombres.

La localización de la Fonda Heritage es sencillamente inmejorable, en la Plaza del Santo Cristo, una de las calles más hermosas y pintorescas de la localidad. Con todo ese sabor de los pueblos andaluces, pero mucho menos transitada que la vecina Plaza de los Naranjos. La Iglesia que da nombre a la calle es una de las más antiguas de Marbella y da personalidad a una plaza de paredes encaladas, ventanas enrejadas y geranios encarnados. El hotel, de tan sólo veinte habitaciones, se emplaza en un edificio del siglo XVIII que ha tenido diversas vidas. Compuesto por tres propiedades históricas cuidadosamente restauradas, fue una residencia privada, más tarde se convirtió en una iglesia y, posteriormente, en una escuela. Su destino más célebre no fue otro que el hotel que los diseñadores Jaime Parladé y Duarte Pinto Coelho inauguraron en los años 60, La Fonda, todo un mito de la vida marbellí. El restaurante homónimo se convirtió, en la década de los 80’, en el primero en lucir una estrella Michelin de Marbella y en punto de encuentro de aquella mítica jet que terminaba sus veladas en el vecino tablao Ana María.

Sus actuales propietarios, la enérgica empresaria canadiense afincada en Marbella, Lauren Gilbert y su padre, Adrian Gilbert, han realizado una encomiable tarea de restauración que ha durado años y ha incluido el trabajo incluso de arqueólogos. Durante las obras de reforma y ampliación se hallaron sorprendentes descubrimientos inesperados: vestigios de la época nazarí del siglo XIII, la nave de la Iglesia de San Sebastián del siglo XVI, así como murales y frescos del siglo XVIII. Una de las aportaciones más singulares y valiosas del proyecto ha sido, precisamente, la integración de parte de estos restos, tanto en zonas comunes con en algunas de sus suites. “Relais & Châteaux valora la preservación de la historia y reconoce el mismo espíritu en el compromiso de La Fonda Heritage Hotel de conservar el edificio y restaurar su magnífica arquitectura”, ha comentado al respecto Rui Silva, Director de Relais & Châteaux para España y Portugal. “Elogiamos la pasión de La Fonda por su historia y su visión del futuro. Estos ideales son de gran importancia en nuestra colaboración con el hotel.”

Al tratarse de la unión de varios edificios históricos, estamos ante un hotel capaz de sorprender en sus recovecos, patios, centenarios árboles cuyos troncos se adosan a las ventanas.

Uno de los aspectos más interesantes y mejor conseguidos es precisamente cómo han conseguido mezclar este legado con los elementos contemporáneos que presiden el proyecto y una excelente cultura de la hospitalidad. El hotel destaca en este sentido por un nutrido, joven y bien preparado staff internacional que comparte la contagiosa ilusión en el proyecto liderado por Lauren Gilbert, que ejerce de “Maître de Maison” del flamante Relais&Chateaux. Apasionada de la gastronomía y con experiencia previa en el sector, ha puesto toda su pasión por el detalle en su nueva criatura: desde buscar las baldosas hidráulicas del suelo del lobby en anticuarios de Barcelona hasta encargarse de seleccionar la mejor mermelada para el desayuno.

Entre sus habitaciones y suites tal vez destaquen la 4, por su amplitud y sus balcones que asoman a la plazoleta y a la fachada de la Iglesia del Santo Cristo, así como aquellas estancias abuhardilladas de los últimos pisos. La Heritage Suite es, sin duda, la habitación más especial del hotel, aunque quizá no sea para todo el mundo. Con la cúpula original del camarín de la iglesia y los murales del siglo XVIII de “Los Ángeles”, dedicados a la Virgen de los Remedios, se trata posiblemente de uno de los dormitorios con más historia de Marbella.

Superior Room, de 20 m²: cama tamaño king con tres tipos diferentes de almohadas.

Además de su extraordinaria propuesta culinaria basada principalmente en producto local y de temporada, el espacio destaca porque una de sus paredes interiores recupera los muros de la Iglesia de San Sebastián, dejado al aire, y mezclado con la estética contemporánea que preside el interiorismo de todo el conjunto. Las terrazas de Los Patios de La Fonda, decoradas con muchísimo gusto, brindan un lugar especial para disfrutar del desayuno y sirven además durante todo el día para disfrutar de un menú estilo brunch bajo unos centenarios árboles que dan sombra.

Por último, La Fonda cuenta con un recomendable sky bar donde se puede disfrutar de cócteles con champán, ostras y mariscos, viendo los viejos tejadillos de esta parte de la ciudad, el mar al fondo y la imponente montaña de La Concha al otro lado, que parece vigilarlo todo impasible y majestuosamente. Como en los viejos tiempos de Hohenlohe. Como hace miles de años.