La Casa de los Tomillares, un hotel de cuento en Candeleda

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La Casa de los Tomillares, un hotel de cuento en Candeleda

Con vistas a la sierra de Gredos, dispone de 25 hectáreas y siete únicas habitaciones de un estilo que recuerda a la Provenza francesa.

La Casa de los Tomillares es un hotel con encanto situado en Candeleda, en la encrucijada de las provincias de Toledo, Cáceres y Ávila y con vistas al pico Almanzor, el más alto de la Sierra de Gredos. Con siete únicas habitaciones dobles, esta propiedad de 25 hectáreas es un lugar de descanso privilegiado para aislarse del bullicio de la ciudad y donde los clientes se sienten como en su propia casa de campo.

Las estancias, todas ellas con vistas al jardín, están decoradas con muebles provenzales franceses y suecos que su dueña, Carolina Sánchez Vadillo, anticuaria y diseñadora de interiores desde hace 30 años, ha cuidado respetando el máximo detalle. También combina piezas antiguas con modernas en su madera natural. “Es un hotel para la gente a la que no le gustan los hoteles con todos los detalles y lujos propios de un gran resort”, explica.

Foto exterior La Casa de los Tomillares
En la imagen superior, patio con entrada principal que da acceso al interior de La Casa de los Tomillares. Sobre estas líneas, vistas de la parte trasera de la vivienda, que dan al jardín y a la piscina, con el porche y un ventanal de la habitación Azul. Material gráfico: Cortesía La Casa de los Tomillares.

El hotel está impregnado de su propio estilo, aunque sobre todo recurre al mobiliario pintado “porque es mucho más luminoso”. Y añade: “Con los años me gusta cada vez más el blanco y dejar entrar la luz, rodearme de paredes de colores empolvados. También encontramos mucha pintura contemporánea. Me encanta el arte abstracto y vendemos obra gráfica y original”.

Aunque estudió Derecho, Sánchez Vadillo, que siempre sintió fascinación por la decoración, asevera que el proyecto surgió de manera natural hace 10 años. “Lo que nació como una casa familiar se convirtió en una idea romántica que materialicé en este hotel en el que también se celebran reuniones de empresa“, explica.

Cada habitación cuenta con 40 o 45 metros cuadrados aproximadamente, salvo la más grande, la Gredos, que mide 80 metros y tiene un jardín privado, chimenea y vistas a la sierra desde la cama (de ahí su nombre). “Las otras dos más especiales, para mí, son la Azul y la Toile, con detalles tan especiales como bañeras de patas”, reconoce Sánchez Vadillo. Además, una octava habitación está en construcción.

Foto interior Casa de los Tomillares
Comedor de la vivienda, donde se sirve el desayuno y se celebran cursos de cocina casi todos los sábados de otoño e invierno de la mano de dos chefs de Cordon Bleu. Toda la sala luce un estilo provenzal, y cuenta con una vitrina pintada a mano y sillas Luis XVI.

La gastronomía es otro de los puntos fuertes de La Casa de los Tomillares. Su chef, guiada por la propietaria (que estudió Cordon Bleu), prepara a diario menús inspirados en los productos frescos de la zona que inspiran recetas sencillas “como el risotto cremoso de boletus y trufas, el rabo de toro desmigado con patatas al tomillo, el pato asado con salsa de naranja y foie y un sinfín de platos muy apetecibles”.

La ubicación de la propiedad es idónea. “Nuestra casa está situada al norte de la sierra, con los ríos Arbillas y Tiétar al sur. Al oeste encontramos La Vera y al este Arenas de San Pedro, dos de los pueblos más bonitos de la zona”, explica Sánchez Vadillo. Y añade: “El terreno está lleno de encinas y robles, y al salir del hotel conectas directamente con la naturaleza, con numerosas especies de aves como la cigüeña negra y común, garzas, patos y grullas”.

Para los amantes del deporte, La Casa de los Tomillares ofrece múltiples actividades fuera de la propiedad como rutas de senderismo guiado por Gredos o la posibilidad de jugar al golf en el campo de nueve hoyos de Candeleda, con vistas a la Sierra de Gredos. También se puede disfrutar de paseos a caballo, piragüismo por el río Tiétar o la visita al embalse de Rosarito, a 1,5 km, o a las Cuevas del Águila.

Los precios por noche y habitación se sitúan entre 218 y 368 euros.

1 / 4La Azul tiene 45 metros y un agradable rincón de trabajo con un sofá y una amplia cama, decorada con telas de Chelsea. Sus tres ventanales ofrecen vistas al este y sur de la finca.

2 / 4La Viga es una habitación atravesada por una gran cercha de pino melis. De estilo provenzal con cabecero pintado a mano. Dispone de dos ventanales desde donde se divisa el patio de la casa con su encina central.

3 / 4El Taller fue pensada inicialmente como lugar de trabajo de restauración de muebles, pero se convirtió en dormitorio con entrada independiente al resto de la casa. Es la más pequeña, decorada con un estilo romántico. Tiene dos ventanas, una al sur y otra a poniente con vistas a un jaral salpicado de encinas y robles.

4 / 4Con jardín privado, Gredos es la habitación más grande de La Casa de los Tomillares. Ochenta metros cuadrados con una zona de sofás, chimenea y la cama, con sábanas de doscientos hilos, frente a la cual un inmenso ventanal ofrece vistas de la Sierra de Gredos y del pico Almanzor.