Hotel Terrestre abrió sus puertas esta primavera con el firme propósito de ofrecer un santuario de descanso, relajación y desconexión a partes iguales. Para ello contaron con Alberto Kalach (Ciudad de México, 1960), quien planteó una propuesta arquitectónica responsable y sensorial nunca vista hasta la fecha: un refugio sin conexión a la red eléctrica y con energía solar al 100%. “A veces, innovar es volver al origen, jugar con el viento, el agua y el sol”, confiesa Kalach.
Concebido como un conjunto de diferentes edificios, el hotel se esconde entre la delicada vegetación existente, en medio de un jardín lleno de orquídeas entre el océano Pacífico y las montañas de Puerto Escondido. Los diferentes árboles invaden el paisaje, con una exquisita variedad de bromelias y orquídeas, atrayendo a numerosas aves y mariposas.

Y es que la vegetación es fundamental para Kalach: “Intentamos trabajar con las plantas propias de un lugar y eso es relativamente fácil. No obstante, a veces introducimos algunos otros “invitados” para realzar el paisaje. Hay que conocer los nombres de las plantas y la forma en que crecen. Es una parte muy importante de esta profesión. Desde el principio de la arquitectura, e incluso antes, cultivábamos plantas. La agricultura vino de la mano de los primeros asentamientos de la historia”, dice.
El nuevo refugio de Grupo Habita se encuentra en el estado de Oaxaca, al sur de México, y comparte una playa única con Casa Wabi, Hotel Escondido y Casitas by the Sea, con maravillosas vistas al Océano Pacífico y a la Sierra de Oaxaca.

El hotel está compuesto por catorce villas, cada una con su propio jardín, baño exterior, zonas de estar, un generoso dormitorio, una azotea con vistas panorámicas y piscina privada diseñada en torno a una paleta terrosa de colores y texturas que se extiende hacia el mar. Su ladrillo de color arena es artesanal y las diferentes maderas están magistralmente trabajadas.
Según Kalach, “las construcciones se mimetizan con el paisaje, como si estuvieran allí desde hace cientos de años. La arquitectura se caracteriza por una cierta sensación de antigüedad, pero también de futuro”.
Y añade: “Terrestre es un proyecto desconectado de la red. Es una estructura que genera su propia energía, consume su propia agua y la recicla. No hay aire acondicionado y hay una agradable brisa en todos los espacios. Es sorprendente que un hotel de alta gama haya apostado por estas cosas”.

Sofisticada sencillez
Los detalles que conforman este resort sostenible por excelencia han sido producidos por manos locales, recurriendo así mismo a materiales de construcción y mobiliario que apoyan el comercio y la artesanía de la región, impregnándose de un antiguo y místico aroma.
Conscientes de que la gastronomía es otro de los puntos fuertes de la región, presentan además un restaurante que ofrece una exquisita selección de platos mexicanos con fusión mediterránea y elaborados, por supuesto, con productos locales.
El agua es otro de los elementos que recorren el espacio, con una piscina para tratamientos, un largo carril de natación y un spa hexagonal con bañera de agua fría, vapor, ducha interior y exterior… todo envuelto por una arquitectura que aporta serenidad e invita a soñar, reflexionar o incluso meditar.

Diseño y arquitectura alejados de todo
La decoración de este paraíso contemporáneo se inspira en un diálogo íntimo con su entorno natural. En concreto, el despacho de arquitectura mexicano Taller de Arquitectura X (TAX) dirigido por Kalach en colaboración con Fernanda Romandia y Diana Backal ha sido el responsable de la creación de este espacio.
La naturaleza y la arquitectura interactúan casi a la perfección con materiales como arcilla, ladrillos, madera y hormigón de la zona. En lugar de ventanas, cada villa cuenta con puertas de madera natural que abren paso a jardines y terrazas privadas…
Y eso sin olvidar el mobiliario, diseñado a medida por el renombrado arquitecto y diseñador mexicano Oscar Hagerman, y que termina de configurar este paraíso basado en la sofisticada sencillez y la armonía con el paisaje. Alojarse en el Hotel Terrestre tiene un precio desde 350 euros/noche aproximadamente.