El emblemático edificio tiene una gran historia detrás. El hotel recibe el nombre de MANNA en honor a Anna Mela-Papadopoulo (3 de septiembre de 1871-12 de marzo de 1938) protagonista de nuestro relato. Anna era hermana de Pavlos Melas, uno de los héroes más importantes de la historia de Grecia, quien participó en la guerra greco-turca de 1897 y fue uno de los líderes en unirse a la lucha griega por Macedonia, falleciendo en el campo de batalla.
Anna, tras la muerte de su querido hermano, decidió dejar todo atrás y entregarse al cuidado de enfermos, primero como voluntaria en la Primera Guerra de los Balcanes y más tarde, creando este sanatorio, enfocado a atender personas con tuberculosis. De ahí que recibiera el nombre de “Madre del Soldado”, por su filantropía y dedicación al prójimo a lo largo de su vida.

El sanatorio funcionó hasta 1938, cuando Anna Mela sucumbió a la tuberculosis y se introdujo la penicilina como tratamiento. El lugar fue saqueado y abandonado, para convertirse, hoy en día, en uno de los edificios más especiales de Arcadia. Se trata de un edificio de clara influencia neoclásica, construido en piedra caliza gris, combinada con madera y suelos de mosaico que se han conservado en la actualidad. Todo ello de origen local, construido por artesanos locales del cercano pueblo de Lagadia y diseñado por el arquitecto Xenophon Angelidis.
Se encuentra en el corazón del Peloponeso, a una altitud de 1200 metros. La región montañosa de Arcadia goza de un aire excepcionalmente puro y fresco, debido a la altura y la espesura del bosque, por lo que en el pasado fue considerado un lugar propicio para la recuperación de pacientes con afecciones respiratorias. El edificio está por tanto en una de las localizaciones más privilegiadas del mundo, una región mítica que ha pasado a la historia como el lugar donde el hombre puede vivir en completa armonía con la naturaleza. “El viaje de la restauración de MANNA ha sido el sueño de toda una vida. Es una satisfacción ver que este viaje llega a su fin y a un nuevo comienzo. MANNA conecta el pasado con el presente a través de la expresión contemporánea del ideal arcádico”, declara Stratis Batayas, su actual dueño.

Tanto el exterior como el interior ha sido restaurado por los arquitectos e interioristas K-Studio, quienes han respetado la estructura y materiales locales para así preservar la identidad del edificio. El hotel cuenta con un total de 32 habitaciones, divididas en cinco categorías, todas ellas con vistas al Monte Ménalo, uno de los más populares de Grecia. Techos altos, decoración sobria, grandes espacios (entre 22 m² y 55 m²) y materiales sostenibles encajan en perfecta armonía con el bosque de abetos y el estanque que lo rodea. Todas las habitaciones y suites invitan a la relajación y la inspiración, liberando mente y alma para conectar con uno mismo y con la naturaleza. La mayoría de las estancias están decoradas con obras de arte de artistas como el griego Nikos Kanoglou o la inglesa Joanna Burtenshaw.

MANNA incluye el llamado centro de bienestar, diseñado con una profunda inspiración en el poder curativo de la naturaleza que lo rodea, como demostraba el anterior santuario. El visitante tiene a su alcance experiencias de relajación y rejuvenecimiento a través de las propiedades beneficiosas de la sauna y el hammam (baño turco), que liberan las tensiones acumuladas y revitalizan los sentidos. La piscina cueva, rodeada de exuberante vegetación, ofrece un entorno mágico para desconectar y disfrutar de un tranquilo baño. Para quienes buscan encontrar equilibrio interior, el centro ofrece sesiones de meditación y yoga, además de gimnasio.
Para aquellos que buscan huir de la civilización, conectar con la naturaleza y disfrutar de la paz mental, MANNA es una excepcional opción. Se puede disfrutar de este paraíso terrenal griego con una increíble historia detrás, desde 239 euros noche.


