Hotel Donna Carmela: entre el mar y el Etna 

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Hotel Donna Carmela: entre el mar y el Etna 

En Sicilia, está rodeado de una frondosa vegetación con más de 5.000 plantas mediterráneas.

En sus casi 26.000 km2 Sicilia concentra toda la esencia de este mar milenario donde nació la cultura occidental. Aunque es una tierra profundamente italiana ha sabido preservar lo mejor de quienes pasaron por ella, fenicios, griegos, romanos, árabes, aragoneses y hasta americanos. Origen de algunos de los mejores vinos y recetas de la gastronomía nacional (caponata de berenjena, pasta a la Norma, arancini o canoli) es también cuna de algunos de los mejores o más conocidos artistas y escritores italianos, desde los premios Nobel de 1934, Luigi Pirandello (Agrigento, 28 junio 1867-Roma, 10 diciembre 1936), y de 1959, Salvatore Quasimodo (Módice, 20 agosto 1901-Nápoles, 14 junio 1968), a novelistas admirados como Leonardo Sciascia, Giuseppe Tomasi di Lampedusa o Andrea Camilleri que terminó convirtiendo a su personaje, el comisario Moltalbano, en un guía turístico, sobre todo del sur de la isla. 

En la imagen superior, uno de los apartamentos ecológicos del resort Donna Carmela, un establecimiento con jardines exuberantes y más de 5.000 especies de plantas mediterráneas y subtropicales. Sobre estas líneas, vista aérea del complejo que incluye varias construcciones. 

En esta tierra, en la que es imposible abstraerse del arte, la cultura y la naturaleza que la inundan, se esconde un alojamiento muy especial. Realmente es así porque para llegar a Donna Carmela, en la pequeña localidad de Carruba di Riposto (Catania), hay que brujulear entre estrechas carreteras y las calles de la localidad, tras salir de la autopista E45, que es la que recorre la costa oriental de Sicilia hasta el estrecho de Messina. Un humilde muro de piedra volcánica, tapizado de buganvillas, oculta lo que se esconde al otro lado. 

Donna Carmela es un hotel boutique y un resort de lujo nacido de la pasión y el trabajo de la familia Faro. El padre Venerando (Catania, 5 mayo 1944), su mujer Carmela y su hijo Mario (Catania, 18 febrero 1977), que se ocupa de la gestión del establecimiento además de desempeñar otras labores en el negocio familiar. Hay otro miembro en la familia, el hijo pequeño, Michele, que puso en marcha en 2005 una bodega al pie del Etna, Pietradolce. 

Desde la azotea de la Gran Suite, que cuenta con su propio jacuzzi, hay unas espectaculares vistas de los jardines y la piscina del hotel que esta construyendo también un spa.  

La ubicación de este hotel, de sólo 29 habitaciones (con un precio desde los 225 euros por noche) y todas diferentes, es privilegiada. El mar Jónico aporta la humedad y el Etna (3.357 m de altura), el volcán activo más grande de Europa, la protección. El Etna siempre escupe un poco de fuego que provoca vapor, aunque a veces como en los últimos días, entra en erupción, algo a lo que están muy acostumbrados los locales.  

Mario Faro precisa que en esa zona “tenemos un microclima más suave que en el resto de la isla, un agua muy pura porque procede del deshielo y no está salinizada y una tierra muy rica”. El resultado es un espacio con jardines exuberantes y más de 5.000 especies de plantas mediterráneas y subtropicales. Los jazmines y los cítricos aportan el perfume, mientras los cactus y los olivos sirven como elementos decorativos. Empédocles, el filósofo griego de origen local, decía que el mundo estaba hecho de cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Así que aquí puede decirse que está un origen del mundo. 

La piscina se diseñó imitando las habituales en los hoteles italianos de la época de la dolce vita, cuando empezó a llegar el turismo de lujo a Sicilia, sobre todo a la cercana Taormina. 

Este singular resort nació en 2008 con sólo 10 habitaciones y tomando como elemento arquitectónico de base una villa local del siglo XIX, posteriormente se amplió a 15 estancias, luego 20 y después se instalaron entre la vegetación ocho apartamentos para familias o grupos, construidos según criterios ecológicos y de bioarquitectura, con paneles solares, aislamiento natural y techos planos ventilados. Al proyecto se sumó una villa independiente con un amplio jardín privado. La decoración combina la piedra volcánica, muy presente por ejemplo en los baños, con maderas, piezas de artesanía local y obras de arte elegidas con mucho gusto. Las habitaciones son grandes y con un toque minimalista, invadidas por la luz y el color blanco de los textiles. 

Al lado de los jardines que rodean el hotel hay también viveros que se benefician del clima suave, la proximidad al mar Jónico y la calidad del agua que llega del deshielo del monte Etna. 

El hotel cuenta, por supuesto, con una gran piscina, de estilo clásico, como las habituales en los hoteles italianos de la segunda mitad del siglo XX, la era de la dolce vita, en la línea de las de los alojamientos de Taormina, sólo 32 km al norte, donde se daban cita intelectuales y actores de Hollywood. El conjunto lo completa un bar abierto al mar con una gran terraza y un excelente barman que prepara en cualquier momento un vermut, un Bellini o sirve uno de los vinos de la bodega de la casa en unas copas magníficas. 

El servicio es una de las claves de este establecimiento. Todo está siempre perfecto, lo que indica que el personal es numeroso, pero casi siempre invisible, salvo que se le solicite ayuda. Si queremos descansar no es necesario salir del recinto, aunque tienen bicicletas eléctricas para pasear por el entorno. Además de la playa, muy cerca de aquí, a 15 km en la localidad de Milo, está la casa de Franco Battiato, el multidisciplinar cantautor italiano era también siciliano. Había nacido muy cerca, en Riposto, el 23 de mayo de 1945 y falleció muy cerca de ese lugar, en Milo, el 18 de mayo de 2021, tras haber dado muchas veces la vuelta al mundo. 

Varios olivos centenarios ofrecen su sombra y dotan de un ambiente mágico a esta zona del jardín, donde eventualmente se sirven cenas y comidas. 

Mario me cuenta que, cuando llegó el Covid en 2020 y el turismo desapareció ese verano, aprovecharon para hacer un cambio radical del establecimiento y mejorar aún más su exclusividad y calidad. “Todas las habitaciones son nuevas y hay incluso un bloque totalmente renovado porque las exigencias de los turistas cambian y cada vez son mayores”, explica. El esfuerzo tuvo su recompensa, desde 2021 Donna Carmela forma parte del exclusivo Small Luxury Hotels of the World

No es necesario salir de Donna Carmela porque el servicio de restauración, que tiene identidad propia, cubre cualquier exigencia sin importar la hora del día. En el desayuno, además de lo habitual en un hotel de lujo, hay granita (granizada) y brioche, típicos sicilianos, o canoli recién rellenados.  

El restaurante ‘La Cucina di Donna Carmela’, dirigido por el chef Piergiorgio Alecci, se prolonga desde el interior a los jardines que rodean las habitaciones. 

Al frente de la ‘Cucina di Donna Carmela’, que es como se llama el restaurante del hotel abierto también a comensales que no se hospenden allí, está el chef Piergiorgio Alecci, un catanés de 1990 que aprendió en el exterior para volver a triunfar en su tierra. Tras investigar con Andreas Zangler, un austriaco enamorado y afincado en Italia, llegó a la vecina isla de Vulcano para trabajar con Crescenzo Scotti el año que Therasia Resort consiguió su primera estrella Michelin. De ahí a Londres para aprender más en el Apsleys de Heinz Beck y volver a casa, a Sicilia, a las cocinas del Belmond Grand Hotel Timeo de Taormina con el chef Roberto Toro, donde estuvo en los veranos entre 2015 y 2018. Desde allí viajó un poco más al sur para asumir la responsabilidad total del establecimiento, trabajando fundamentalmente con productos km 0, muchos procedentes de los huertos de la familia Faro o del próximo mar. Su cocina es aparentemente sencilla pero muy sofisticada, un poco alejada de la tradición, aunque siempre con elementos que la recuerdan. 

Desde las terrazas de algunas habitaciones, como la suite Exclusive se pueden ver el mar y el Etna.

La exuberante vegetación que rodea las edificaciones no es espontánea. Donna Carmela forma parte del grupo empresarial Piante Faro, uno de los viveros más importantes del mundo, líderes europeos en la producción de plantas mediterráneas, con más de 850 hectáreas de producción y más de 50 años de historia. Sus productos botánicos, algunos con precios superiores a los 100.000 euros, son demandados por los paisajistas y arquitectos de todo el mundo. En 2010 crearon muy cerca del resort, a 4 km, el parque Radicepura, un museo bastante atípico porque las obras de arte crecen y hay que alimentarlas, y en 2016 una fundación, del mismo nombre, que tiene como sede el antiguo palazzo de campo del barón de Villagrande. 

Balcón de la Exclusive suite. Todas las habitaciones de Donna Carmela son diferentes. En la decoración se combina la piedra volcánica, obras de arte y muebles clásicos o contemporáneos. 

El gestor del establecimiento, Mario, explica que “esta empresa nació hace más de 50 años de la idea genial y visionaria de mi padre porque entonces, aquí, en Sicilia no se hablaba de botánica. El vivero es el motor de todo y en estos años hemos pasado de ser de una empresa local y regional, a nacional entre los años 80 y 90 del siglo XX e internacional a partir de 1998 y 2000, cuando mi hermano y yo entramos en la gestión y le dimos ese impulso”. 

Vista desde uno de los ocho Lodge con los que cuenta el complejo, la última ampliación, pensados para familias o grupos y construidos bajo criterios de bioarquitectura. 
 

La fundación Radicepura puso en marcha en 2017 un festival bianual de jardines mediterráneos que atrae a universidades y expertos de todo el mundo. Cada dos ediciones, el director artístico cambia, y si en las dos primeras fue el argentino afincado en Francia Pablo Georgieff (Buenos Aires, 1971), fundador del grupo Coloco, en las dos últimas ha sido Antonio Perazzi (Italia, 1969), uno de los paisajistas más reclamados últimamente y sobrino de la escritora Oriana Fallaci. “El festival ha hecho a Radicepura un parque único en el mundo, estamos coleccionando una serie de jardines de autor con la peculiaridad de que en esta tierra las plantas crecen mejor”, señala Mario.  

Pero los Faro están llenos de proyectos. El próximo es vender cítricos, fundamentales en la agricultura siciliana, a gran escala. Antes de que la filoxera acabara con las vides de casi toda Europa, y también las de esta isla, el paisaje entre Catania y Taormina estaba alfombrado de viñedos que “se sustituyeron por limoneros porque la agricultura evoluciona”, sentencia Faro.  

Los Lodge familiares están sumergidos en la vegetación y su decoración es más informal que el resto del hotel, pero igual de confortable. 

En Donna Carmela tampoco paran los proyectos, aunque es el único hotel de la zona que está abierto todo el año. “Sólo cerramos unos días en enero para descanso de los empleados y mantenimiento”, indica Mario, que nos anuncia las novedades de los próximos meses. “Estamos haciendo un spa que estará en medio de un parque de bambú y todo construido con madera biosostenible. Además, hemos puesto en marcha una instalación de placas solares de 150 kw con las que prevemos cubrir más del 60% de nuestras necesidades de consumo eléctrico. Pero lo más ambicioso es que en los próximos tres años queremos ser sostenibles desde un punto de vista ético y empresarial, sin plásticos o por lo menos sólo reciclados”. 

Todas las estancias tienen una zona de descanso y de trabajo, además de grandes ventanales abiertos al exterior. 
Jacuzzi de Gran suite.
Habitación de la junior suite dúplex. La vegetación se mezcla con las zonas de piscinas, el azul del mar y del cielo, en un espacio para el relax.