Además de ser sostenible, el bambú es la planta que más rápido crece en el mundo –hasta un metro al día–, tiene el mismo aguante a la tensión que el acero y su resistencia a la compresión es equiparable a la del cemento. Sus troncos, que pueden superar los 30 metros, son huecos, por lo que pesan muy poco. Y aunque muchos pueblos del Sudeste Asiático han optado históricamente por otros materiales de construcción debido a su poca resistencia al agua y la atracción que genera en los insectos, el estudio de arquitectura Ibuku, con sede en Bali, ha desarrollado recientemente un tratamiento especial con sales minerales que convierte esta madera en una opción fiable y muy deseada.

La filosofía de Ibuku y su fundadora Elora Hardy llamó hace unos años la atención de Nayara Resorts, propietaria de complejos turísticos en Costa Rica, Chile y Panamá; y concretamente en este último, en la isla de Franginpani, en Bocas del Toro, el estudio construyó 16 villas de lujo.
La última novedad ha sido la inauguración de dos suites en la selva tropical y a 15 metros de altura, para las que se han necesitado cuatro especies de bambú de origen local, así como otras maderas traídas de Sudamérica, Costa Rica e Indonesia. “Los huéspedes se maravillan con nuestros diseños arquitectónicos en todo el resort”, asegura orgulloso Scott Dinsmore, director general de Nayara Bocas del Toro.

Las dos suites están distribuidas en tres pisos a los que se accede a través de una escalera de caracol. En la planta baja se encuentra el jardín privado, con dos sillas balinesas hechas a mano. Subiendo se atraviesa una puerta en forma de gota de agua que conecta con el dormitorio, con suelos de una agradable madera de bambú. Cuenta con un ventanal abierto de casi 360 grados y vistas espectaculares al paisaje tropical, y el tercer piso reserva una amplia sala de estar de techos altos sujetados por gruesos troncos de bambú de cañabrava.
El carácter sostenible de estas viviendas supera su material de construcción, ya que están abastecidas de agua de lluvia tratada y de energía captada por paneles solares. A diferencia de las típicas casas diseñadas sobre un árbol, ningún tronco ha sido instalado con clavos o astillas, ya que el bambú se agrieta más fácilmente que otras maderas. En cambio, se han juntado con hebras vegetales, prácticamente a mano, convirtiendo estas singulares viviendas en una obra de artesanía que mezcla el estilo indonesio con el panameño.

Elora Hardy
En 2008, John Hardy fundó junto a su mujer Cynthia Green School, una escuela en Bali en un edificio casi únicamente en bambú. Su hija, Elora Hardy (Canadá, 1980), que creció en Indonesia, se quedó impresionada por la obra de sus padres, inspirándose en ella para convertirse en diseñadora. Así fue como, junto a un equipo de artesanos, arquitectos y diseñadores, Hardy fundó Ibuku (“mi mamá” en indonesio, en honor a la madre naturaleza). El estudio ha levantado más de 50 estructuras sostenibles en Bali, desde casas y aulas –contribuyendo al crecimiento de este colegio–, hasta puentes y restaurantes.
El objetivo de Ibuku es utilizar una forma de construcción respetuosa con el medioambiente. En sus propias palabras, “con creatividad y compromiso puedes crear belleza, confort, seguridad y hasta lujo, todo ello a partir de un material que volverá a crecer”.

El precio por alojarse en las dos casas de los árboles de Nayara Bocas del Toro ronda los 1.400 euros por noche en temporada alta y los 1.200 euros en temporada baja. La tarifa incluye todas las comidas, así como el acceso a las instalaciones y a los deportes acuáticos no motorizados que ofrece el complejo. Las reservas se pueden tramitar a través de su página web.