De fortaleza militar a hotel de lujo en Montenegro

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De fortaleza militar a hotel de lujo en Montenegro

En marzo de 2023 reabre sus puertas Mamula Island, un fuerte del siglo XIX convertido en resort de clase mundial.

Mamula Island ha vuelto a la vida. A pesar de haber estado abandonado durante décadas, este fuerte del siglo XIX, que actuó como refugio –pero también como calabozo– durante las guerras mundiales, ha resucitado como un exclusivo hotel de lujo de la colección Design Hotels.

Programado para abrir sus puertas en marzo de 2023, su imponente propiedad se ha transformado en un complejo turístico de 32 habitaciones y suites que incluye una oferta culinaria de clase mundial además de un spa, un patio acristalado, tres piscinas al aire libre, una playa privada, una galería conmemorativa y siete puntos gastronómicos con tres restaurantes y cuatro bares.

Su historia se remonta a 1852, cuando el general austriaco Lazar Mamula abrió las puertas de su extensa fortaleza de piedra en plena entrada de la bahía de Kotor. Considerado patrimonio mundial de la UNESCO, su extenso territorio fue abandonado tras el fin de los sucesos bélicos, lo que dio paso a una decadencia que se prolongó hasta hace sólo unos años, cuando el gobierno de Montenegro dio luz verde para transformar el islote en un hotel de lujo.

Foto mapa isla Mamula
En la imagen superior, la fortaleza histórica de Mamula Island, un monumento histórico y cultural protegido que en 1941 fue uno de los campos de concentración nazi. Sobre estas líneas, mapa del hotel, situado en una isla de Montenegro, a la entrada de Boka Kotorska, en el mar Adriático.

Una vuelta al origen

Con vistas panorámicas sobre las aguas cristalinas y los paisajes salvajes, Mamula Island se compone de 10 habitaciones, 6 suites y 16 suites junior, disponibles desde 520 euros. Los responsables del proyecto arquitectónico son MCM London, encargados de preservar la integridad estructural de sus edificios, restaurados sin perder un ápice de la esencia en cada uno de sus rincones históricos.

En cuanto al diseño de interiores, ha sido liderado por weStudio bajo la dirección de Piotr Wisniweski, con espacios impregnados de referencias de la región, así como a su patrimonio cultural. Algo en lo que también han colaborado artistas locales, encargados de crear obras de arte específicas para la propiedad inspiradas en sus alrededores.

Foto del interior de una de las habitaciones de hotel Mamula Island
La habitación Sea Junior Suite es un escondite espacioso y tranquilo junto al mar Adriático. weStudio ha investigado el contexto histórico y geográfico de cada lugar para crear una experiencia nueva y holística al tiempo que se mantiene fiel a su pasado.

Wisniweski explica a CLASSPAPER que para el diseño se fijaron en diferentes referencias culturales, desde las antiguas termas romanas y otomanas hasta el diseño funcional minimalista de mediados de siglo y el arte abstracto de los Balcanes. “Combinamos estas influencias para crear un lenguaje de diseño distinto: sofisticación y refinamiento entrelazados con el máximo respeto al carácter único de la isla“, declara.

Uno de los retos a los que tuvieron que enfrentarse fueron las restricciones propias del edificio y el terreno: “Ser fieles a su historia era un incentivo y una obligación; queríamos captar el espíritu del lugar sin ajustarlo a nuestras necesidades“, explica.

Foto de uno de los espacios comunes de hotel Mamula Island
Uno de los espacios comunes del hotel Mamula Island, para el que han diseñado una colección de muebles a medida. Además, cada habitación cuenta con vistas panorámicas al mar Adriático y la costa circundante y se han introducido diferentes tipos de piedra para que cada habitación cuente una historia distinta.

Otro obstáculo ha estado relacionado con la propia ubicación. Y es que, debido a la climatología cambiante, con el viento y las tormentas, la isla fue, en muchas ocasiones, inaccesible para desembarcar en ella. “La logística de las entregas nos hizo respetar la naturaleza y su imprevisibilidad”, asegura Wisniweski.

El motivo de los arcos fue el punto de partida de su línea de muebles geométricos a medida, utilizados en todo el hotel. “La ebanistería tradicional sin tornillos ni pegamento fue la gran inspiración”, indica. “En la mitología antigua, los arcos y las puertas se consideraban umbrales entre el tiempo y el espacio, y en tiempos más modernos, símbolos de la expansión del cielo. En nuestro deseo de crear una experiencia envolvente para los huéspedes de Mamula Island, los arcos son protagonistas en todos los espacios interiores“.

Foto arco de Mamula Island
El motivo predominante de la estructura original del fuerte es el arco, símbolo de fuerza y apoyo, pero también de renovación y apertura.

En cuanto a los materiales, Wisniweski afirma que se decantaron por “los naturales, orgánicos y que respiran, como la madera, la piedra y los tejidos, que encarnan la naturaleza y su autenticidad”. Y añade: “En el SPA optamos por la piedra de origen local para que coincidiera con el espíritu contemplativo y meditativo del lugar”.

La paleta de colores se inspira directamente en el paisaje de la isla. Los tonos naturales se mezclan con matices brillantes en una armonía coherente, aunque ligeramente contrastada. El beige predominante proviene de la piedra caliza con la que se construyó la fortaleza y de su vegetación se extraen marrones terrosos de madera y arcilla.

En la imagen, exterior de la antigua fortaleza del hotel Mamula Island, en la que han incorporado materiales de origen local como la piedra Cevsky.

El gran empeño de Wisniweski y su equipo fue ser fieles y respetuosos con la historia y la geometría del lugar “para que pudiera llegar intacto a las generaciones futuras”. Y en el proceso se cruzaron con grandes hallazgos: “Nos sorprendió descubrir los frescos murales de las Sky Suites y nos esforzamos mucho en su conservación”, concluye.

Gastronomía isleña

El apartado culinario corre a cargo de la chef ejecutiva Erica Archambault, procedente del restaurante parisino con estrella Michelin, Septime. Originaria de Canadá, su cocina se basa en lo local, dando prioridad a la sencillez y la estacionalidad. Antigua estudiante de sociología, su interés por la cultura se transforma en una gran curiosidad por las diferentes comunidades y las cocinas que las alimentan.

Restaurante Kamena
Sobre estas líneas, fotografía del restaurante Kamena.

Entre los cuatro restaurantes destaca Kamena, idóneo para disfrutar de una cena con vistas a la puesta de sol y al mar, y que propone un menú fijo de seis platos con las verduras de temporada y los pescados como grandes protagonistas (precios aún no disponibles). También llama la atención el restaurante Solarium, con platos veraniegos que van desde el marisco a las ensaladas o especialidades al horno de leña.

Explore sus alrededores

El hotel ofrecerá traslados en barco, tanto para los que se alojen en él como para quienes acudan simplemente durante el día. Y si desean explorar la isla, recuerden que se encuentra en la entrada de la bahía de Boka, una de las más bellas del mundo llena de lagunas, cuevas y pueblos en la orilla, con un rico patrimonio cultural que es un viaje en el tiempo.

También destacan Kotor y su casco antiguo protegido por la UNESCO, cerca de la pintoresca ciudad de Perast, y que incluye la visita a Nuestra Señora de las Rocas, una pequeña isla de 3.030 m². Y aún más cerca, en los alrededores del hotel, se encuentran la hermosa fortaleza de Arza y el monasterio de Vavedenje.

Otra excursión muy recomendable es aquella que recorre la península de Luštica, con un viaje panorámico a través de muchos pueblos pintorescos, aprendiendo sobre la tradición del aceite de oliva en la zona, preparando platos tradicionales con los lugareños, visitando el pueblo de Klinci y degustando algunas de las mejores recetas de Montenegro. Durante la visita podrá ver los fuertes Kabala y Luštica, construidos como parte de las fortificaciones para la difusión de la Bahía de Boka, al igual que Mamula.

Foto vistas panorámicas de Mamula Island
Vistas panorámicas de Mamula Island.

Para los amantes del buceo, uno de los lugares mejor escondidos de la bahía de Kotor son los túneles submarinos junto al pueblo de Rose en la península de Luštica (son antiguas estructuras militares donde tenían su base los submarinos yugoslavos).

Y tampoco hay que descartar los simples baños en los alrededores de Mamula, realmente especiales a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde en la cueva Azul, que toma ese nombre porque los bajos rayos del sol crean una intensa sombra cian contra la piedra.

En definitiva, un nuevo espacio dirigido a los amantes del diseño, la naturaleza, el bienestar y la cultura que, según Piotr Wisniewski, “aprovecha la atmósfera contemplativa de la isla para crear un lugar de asombro”.