En 1927, una joven secretaria británica llamada Mercedes Gleitze entró en los anales de la historia de la relojería con una hazaña deportiva que dio a conocer al mundo el primer reloj resistente al agua. La joven de 26 años cruzó a nado el Canal de la Mancha con un Rolex Oyster y pasó más de 10 horas en las gélidas aguas entre Francia y Gran Bretaña. Al final de la travesía, el reloj de pulsera sumergible se encontraba en perfecto estado de funcionamiento.
Tras realizar su gesta, Gleitze se convirtió en la primera embajadora de Rolex, comenzando así una larga lista de colaboraciones con jóvenes promesas y campeones consagrados del deporte que continúa hasta nuestros días y que se ha expandido a otras disciplinas. Sólo hace falta ver un torneo de golf, un partido de tenis o una carrera de Fórmula 1 para comprobarlo.
En 1992, Rolex también se convirtió en el patrocinador principal de algunas de las regatas oceánicas anuales más renombradas del mundo, y lo celebró con el lanzamiento del Yatch Master, una versión más lujosa de su predecesor acuático, el Submariner –presentado en 1953, fue el primer reloj de pulsera hermético hasta 100 metros de profundidad–, y el precursor de una gama de Rolex dedicada especialmente a los patrones de yate, a los amantes de las regatas y a los capitanes más experimentados.
Tras varios modelos y actualizaciones, en 2019 Rolex lanzó una variante en oro blanco con un sorprendente diámetro de 42 mm que bautizó como Oyster Perpetual Yatch Master 42. Cuatro años más tarde, el reloj ha sido reeditado por primera vez en titanio RLX, una aleación más ligera que el acero y más densa que el aluminio, pero más resistente que ambos.
El titanio RLX confiere al Oyster Perpetual Yatch Master 42 una notable durabilidad, al tiempo que garantiza una sensación de ligereza en la muñeca. La introducción de esta aleación requirió procesos de producción especiales debido a su elevada resistencia mecánica. Su acabado satinado exclusivo se extiende a varias piezas, incluidos los laterales centrales de la caja, los eslabones del brazalete y la tapa del cierre.
En su corazón late el vanguardista calibre 3235 de Rolex. Desarrollado en 2015, este movimiento mecánico automático personifica la dedicación de Rolex a la precisión, con un sistema de cuerda automática que funciona mediante el icónico rotor Perpetual de la marca para una reserva de marcha de aproximadamente 70 horas.
Otras especificacione incluyen un escape Chronergy patentado que ofrece una alta eficiencia energética y resistencia magnética. Además, la espiral Parachrom azul ofrece una estabilidad excepcional frente a las variaciones de temperatura y los golpes, mientras que los amortiguadores Paraflex mejoran la resistencia del movimiento a los impactos.
La certificación de Cronómetro Superlativo, otorgada a todos los relojes Rolex, garantiza un rendimiento excepcional en términos de precisión, reserva de marcha, impermeabilidad y cuerda automática.
Esta pieza de lujo poseída por el espíritu deportivo de Rolex está disponible por 14.000 euros, junto al resto de piezas de la colección Yatch-Master a través de la manufactura suiza.