Martín Azúa, el paciente artesano 

Interiorismo

Martín Azúa, el paciente artesano 

Reparte su tiempo entre su rincón en las Azores, Barcelona, la cerámica, la madera, las lámparas… Y sus paseos por el bosque.

Gaztelu es una pequeña localidad situada apenas a cinco kilómetros de Vitoria. Allí, en 1961, nació Martín Azúa. En su árbol genealógico no existía ninguna rama cercana al mundo del diseño, de la arquitectura, del arte… Bueno, no del todo: “Sí quiero decir que mi madre era una persona sumamente creativa. Como muchas mujeres de su generación tuvo que desarrollar todos sus talentos dentro del hogar, teníamos a una artista cocinando y haciéndonos jerséis… Más tarde, cuando todos fuimos mayores y ella dispuso de más libertad demostró ser una gran pintora y una lectora empedernida”.

Su aprendizaje suena a ese clásico de los chefs de renombre, que no empatizaban con hincar los codos en los libros y por eso se convirtieron en cocineros. “Desde siempre me interesó dibujo y la plástica, pero en un principio no tenía claro que eso pudiese llegar a ser una profesión, al menos en mis circunstancias. Fui un mal estudiante, así que no tenía muchas opciones. Estudié una formación profesional, pero más tarde, ya trabajando en una empresa, comencé los estudios de Bellas Artes. Y tuve la sensación de haber perdido unos años de mi vida, pero de todo se aprende”.

En la imagen superior, el diseñador Martín Azúa. Sobre estas líneas, en verano de 2014 presentó en la Sala Vinçon de Barcelona Artjects, una colección de objetos especiales que establecen relaciones poco convencionales con los usuarios, que cuentan y generan historias.

Ya en materia, tras haber visto la luz, la emprendió con Bellas Artes en Bilbao y en la UB de Barcelona, y luego realizó un posgrado y un máster en la Pompeu Fabra. “En Bellas Artes, cuando había que elegir la especialidad, tuve dudas entre escultura y diseño, pero finalmente pensé que el diseño me permitiría vivir de mi trabajo sin renunciar a la creatividad”.

De esos años de universitario recuerda con un especial cariño a la que fuera una de sus profesoras, Anna Clavera que “para los que no la conozcáis, ha sido una pionera en España dentro de la teoría e historia del diseño. Desgraciadamente murió hace unos años. Me maravillaban sus clases sobre William Morris, Ruskin, Owen Jones… Fue un poco mi mentora, gracias a ella comencé a dar clases de historia del diseño en la Escuela Elisava de Barcelona”. Bueno, ya tenemos a Martín Azúa bien situado.

Pregunta. ¿Cómo concibes el diseño?

Respuesta. La Belleza y la función se interrelacionan. Se ha escrito tanto sobre este tema que me resulta difícil responder a esta cuestión en unas líneas, pero quizás, después de años dando vueltas a este binomio he llegado a la conclusión de que la función es la clave de la belleza. La belleza en diseño solo aparece cuando la función es pertinente y está resuelta con los recursos mínimos, justos y necesarios.

P. ¿Consideras el diseño como un arte?

R. Es una cuestión que no me interesa demasiado. Soy muy poco dogmático. No me gustan las definiciones, eso conlleva a acotarlo y limitarlo. Hay tantas categorías de diseñadores y de artistas que reducirlo todo a arte, diseño, me parece un tanto restrictivo.

El Sillón OM es pequeño, del mismo tamaño que una silla, tapizable para interior y exterior en diferentes colores. Fabricado en rotomoldeo por la empresa barcelonesa Mobles 114 a base de un solo material: polipropileno 100% reciclable, resulta extremadamente ligero.

P. ¿Cómo te influye la naturaleza a la hora de crear?

R. Es un referente de eficacia y belleza. La naturaleza es la mejor diseñadora, pero necesita su tiempo. Nuestro tiempo es mas precipitado, me interesan las estrategias naturales para vivir inscritas en un sistema de relaciones que afectan a todo el planeta y, por extensión, al universo. Morir y transcender son dos términos que no tienen sentido en lo natural. Ningún otro ser vivo se preocupa por esas cosas.

P. ¿Y a la hora de ‘vivir’?

R. Yo me crie en el campo y con el tiempo me transformé en un urbanita, aunque ahora vuelvo a revertir el proceso.

P. En tu biografía suele aparecer la ‘Casa Básica’ como uno de tus primeros proyectos, ¿en qué consistía?

R. Mis primeros proyectos tras terminar en la facultad tenían un carácter social y político, quería cambiar el mundo. Me había impresionado mucho una conferencia de Enzo Manzzini en la que sostenía que el reto del diseño en el futuro seria “hacer atractiva la pobreza”. La ‘Casa Básica’ es un refugio de poliéster metalizado que cabe en un bolsillo, que se infla con el calor del cuerpo o del sol, que es reversible para protegernos del frio o del calor. El concepto era tenerlo todo sin tener apenas nada. Era un proyecto utópico muy radical que cuestionaba el excesivo protagonismo de los objetos en nuestro entorno, era una propuesta de reducción extrema. Formó parte de muchas exposiciones y finalmente acabo en la colección del MoMA de Nueva York.

P. ¿Y si nos vamos hacia atrás? ¿Cuál fue tu primer bosquejo, idea?

R. Diseñaba platillos volantes a pedales. Dibujaba en un papel doblado por la mitad y se podía levantar el exterior del platillo y ver el interior con los mecanismos. Pensaba realmente que funcionaría y podría viajar en él.

P. ¿Qué aprendes de la naturaleza?

R. Observarla me aporta tranquilidad, una sensación que no es fácil de explicar, es como tomar conciencia de pertenecer, de formar parte de algo. Reconocer en nuestro entorno la procedencia natural de todo lo que nos rodea, todo es natural por muy procesado que esté. Yo prefiero sin embargo los materiales naturales poco procesados.

Con su obra Jarrón con Hojas, Martín Azúa explora la relación de la cerámica con la naturaleza. Este proyecto comenzó en 1999 cuando abandona por primera vez en el río Urederra, en Navarra, jarrones de cerámica porosa para recoger “la mancha natural”. Líquenes y pequeñas plantas se instalaban en el jarrón demostrando que la naturaleza puede representarse a sí misma.

P. Serás un empedernido paseante de caminos, senderos…

R. Me gusta pasear por zonas del bosque en los que no hay caminos, te hace recuperar el sentido de la orientación y la observación, el bosque te habla.

P. Por eso tu ‘retiro’ a Pico Azores?

R. No es un retiro, al menos de momento. Estoy aquí y allí. Soy una persona inquieta, me gusta descubrir nuevos lugares y en las Azores he encontrado el tipo de vida simple en contacto con la naturaleza que siento que ahora mismo necesito

P. ¿De dónde proviene tu pasión, querencia, por la artesanía? Aunque igual hay que preguntarte primero qué entiendes por artesanía…

R. Los pioneros del diseño industrial en la Inglaterra del siglo XIX ya se interesaron por la artesanía como un antídoto a la producción industrial. Los artesanos son los depositarios de la cultura material y estaban muy unidos a los recursos locales. Su actitud es la que muchos diseñadores queremos ahora recuperar.

P. ¿Cómo materializas ese amor por la artesanía en tus diseños?

R. Me gustan los objetos simples hechos con materiales poco procesados. Los artesanos con los que colaboro tienen una relación muy especial con la materialidad y resuelven mis diseños de la marera mas adecuada para cada material. Cada material tiene un lenguaje y ellos lo conocen.

P. Con todos estos movimientos, o como se les quiera llamar, como el Km 0, la cercanía, lo local, la proximidad, parece que los trabajos artesanos están reviviendo…

R. Sí, de alguna manera está pasando, pero también es cierto que por ejemplo en las ciudades, debido sobre todo a la especulación, han desaparecido muchos talleres artesanos. Cuando un artesano cierra, se pierde la conexión con la tradición. Se abrirán otros, pero la experiencia y el saber hacer es algo difícil de recuperar. Me preocupa que los nuevos artesanos no se puedan formar y dar continuidad a talleres de siempre.

P. ¿Qué buscas y encuentras en la cerámica? Porque muchas de tus obras son jarrones, lámparas…

R. La cerámica es universal y eterna, se ha dado en muchas culturas a lo largo de todos los tiempos, pero sorprendentemente es una manera de expresar y producir que sigue plenamente vigente. Hace unos años comencé a trabajar con el ceramista Marc Vidal, y gracias a él he podido hacer muchos proyectos, es una relación de complicidad y confianza, en ocasiones él hace una pieza de torno y yo la deformo, yo sé lo que quiero y él sabe cómo hacerlo.

P. ¿Y en materiales como el yute o la madera?

R. Me gusta reconocer la procedencia natural de los materiales con los que trabajo. El esparto, por ejemplo, huele a los campos de Murcia. El tacto y la temperatura de la madera te transporta a un bosque.

P. Pero la tecnología, a día de hoy, no se puede dejar de lado. ¿Cómo conjugas esa unión entre artesanía y lo digital?

R. Claro, yo diseño productos industriales, lo interesante es que tengamos la posibilidad de utilizar recursos tradicionales y nuevas tecnologías. Toni Cumella, un artesano al que respeto, me definió la artesanía como I+D+T : Investigación, Desarrollo y Tradición.

P. ¿Aspiras a la sostenibilidad en tus proyectos?

R. Me esfuerzo para que el uso de un material esté justificado en el proyecto y utilizarlo de una manera racional y justa teniendo en cuenta todo el ciclo de vida.

P. ¿Eres pesimista u optimista o todo lo contrario respecto a ese tema de la preservación del medio ambiente, del entorno, del planeta?

R. En este asunto es mejor no ser ni pesimista ni optimista, más bien realista. Es evidente que nuestro sistema de vida actual es insostenible y tendemos a pensar que el cambio será un drama, una renuncia pero, y ¿si no es así? Un entorno más racional nos haría seguramente más felices, consumiríamos menos, produciríamos menos, viviríamos más.

P. Y en tu vida ‘alejada’ del diseño, ¿optimista o pesimista?

R. Creo que una actitud positiva ayuda, pero sin perder nunca el espíritu crítico.

P. ¿Cómo recargas las pilas? ¿Cómo te relajas?

R. Pues estoy aprendiendo. Si puedo me ocupo en lo que me motiva y últimamente digo mucho que no. Disfruto del tiempo de ocio para pensar.

P. Elige alguno de tus diseños emblemáticos, al menos esos a los que tienes más cariño…

R. Eso es como pedir elegir entre los propios hijos, cada uno de ellos tiene su propia historia, ninguno es perfecto. Pero quizás mis trabajos iniciales: la Casa Básica, Mancha Natural y el Rebotijo. No tengo muchas cosas, soy muy selectivo, todos los objetos que tengo son importantes para mí.

En 1999 Martín Azúa realizó la primera revisión del botijo tradicional con una de sus piezas más conocidas: el Rebotijo. Enfría el agua a pleno sol gracias a la porosidad del barro. Su nueva forma a medio camino entre una botella y un Tetra Brik, con una capacidad de 1,5 litros, se adapta mejor a las necesidades actuales.

P. ¿Cuál ha sido tu más reciente diseño?

R. Para que nos os llevéis la falsa idea de que solo trabajo con artesanía, el ultimo proyecto es un sistema de iluminación de carriles y focos para la empresa Vibia. Estoy satisfecho de haber encontrado una solución simple a un tema muy complejo.

P. ¿Y futuros?

R. Estoy volviendo a actividades más artísticas, solo diseño puntualmente. Mi filosofía a partir de ahora será menos y mejor.

P. ¿Trabajas solo o tienes un equipo que te ayuda en tus tareas?

R. Nunca he tenido un estudio grande, dos o tres colaboradores; en algunos periodos uno o ninguno. De todas maneras el diseño es una actividad que siempre se hace en colaboración, ya sea con artesanos o con empresas.

P. Descríbenos tu lugar de trabajo

R. Me gusta trabajar en el estudio, pero previamente resuelvo los proyectos paseando. En una primera fase es muy mental, después se desarrolla mediante el dibujo, maquetas, prototipos…

P. Tu cabeza ¿está siempre dando vueltas y vueltas a nuevas ideas, esbozos? Necesitarás ‘respirar’…

R. Para mí es muy productivo evadirme, es entonces cuando surgen las ideas. Enfrentarse a un papel en blanco es frustrante.

P. Ahí está la naturaleza, bien. ¿Y la ciudad?. Las personas que la habitan, el ajetreo del que no podemos escapar ¿también te inspiran?

R. Sí, claro, observar a la gente en todas sus contradicciones es muy revelador, a veces nos entregamos con entusiasmo a las cosas que en realidad no queremos. Yo estoy en un periodo en el que quiero conocerme más a mí mismo.