Jean-Claude Biver ha sido la personalidad más importante de la industria relojera suiza de los últimos 45 años junto a Nicolas Hayek. Entrado ya en los setenta, delicado de salud y sin necesidad de tener que demostrar nada al mundo, este veterano directivo ha sorprendido a todo el sector con el lanzamiento de su propia marca de relojes. Un proyecto personal –y familiar, ya que en él también participa su hijo Pierre–, que nos avanza que aún tendremos Biver mientras su cuerpo aguante.
Quien lo conoce sabe que es un fanático de las piezas de complicación tradicionales y no ha desaprovechado la oportunidad de poner su nombre a la clase de relojes que admira y colecciona. El Carillon Tourbillon Biver se posiciona en el segmento más alto del mercado, con una serie de exclusividades sólo al alcance de las firmas más prestigiosas.
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