La escritora Dolores Payás publica “Ultimate Love” 

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La escritora Dolores Payás publica “Ultimate Love” 

Finalista del Premio Azorín de Novela 2023, es el último trabajo de la escritora.

Escritora de obra propia y traductora de obra ajena. Nacida en Manresa (Barcelona), Dolores Payás ha vivido en México, China, Francia y Grecia y, a día de hoy, su ecosistema favorito sigue siendo Babel. Ha publicado tres novelas, un ensayo literario y un libro de relatos. Cosmopolita y políglota, se define como apátrida literaria.  

Ultimate Love (ed. Círculo de Tiza. 2023), finalista del Premio Azorín de Novela 2023, es su último trabajo. La historia de dos valientes —dos descerebrados, quizás— que pasados los sesenta se apuntan a una web de citas. Él es Lord Peregrine Fox, un decadente aristócrata rural inglés. Ella, Rocío Medina, traductora gaditana y muy plebeya. Más opuestos, imposible. Sin embargo, y contra todo pronóstico, el algoritmo decide emparejarlos… 

Pregunta: Cuando Pedro Cuartango presentó su novela en Madrid, dijo que era Jane Austen en versión contemporánea. Sin duda Ultimate Love (UL) pertenece al género romántico. ¿Un anacronismo? 

Respuesta: La referencia a Jane Austen fue en extremo halagadora, muy en especial viniendo de un intelectual tan sólido como Pedro Cuartango. Veamos, sí. UL es una novela romántica, de hecho, exasperadamente romántica. El género se considera menor y, como bien apuntas, anacrónico. Pero démosle vuelta al argumento. Vivimos en una sociedad que oscila entre el cinismo más cruel y el sentimentalismo más nauseabundo. Escribir la crónica de una pasión de senectud sin caer en cursilerías simplonas o, todo lo contrario, hurgar en detalles escabrosos, puede que sea el colmo de la modernidad. Mis amantes son de carne y sangre, viven un romance desatado a una edad en la que hay que afrontar ciertas realidades. Disfunciones eréctiles, problemas de salud, no hablemos del encaje biográfico. Nada de ello se oculta, ahí está todo, pero narrado con naturalidad, humor, cariño y respeto.

En la foto superior, la escritora Dolores Payás. Sobre estas líneas, portada de Ultimate Love.

P: El romanticismo suele ser territorio juvenil. Usted, en cambio, ha optado por protagonistas seniors…  

R: Julieta tenía trece años, Romeo, poco más. Que murieran de amor es atribuible a una batería de hormonas funcionando a todo gas. Química pura. La hazaña de mis protagonistas es amar con esa misma intensidad navegando a contracorriente, sin la ayuda del impulso biológico. Pero en las personas de valía Eros es un habitante del cerebro. Una mente activa, imaginativa, es capaz de levantar la magnífica construcción del deseo con, o sin hormonas de refuerzo. Yo le traía ganas a este tema. También he querido reivindicar la pasión como un territorio sin fronteras temporales. Pasada la edad reproductiva y de crianza común de los hijos, el amor ya no responde a ningún propósito práctico, es sólo una finalidad en sí mismo. Disfrutar, disfrutarse, nada más. Un regalo extra de la vida. La voluptuosidad, el regodeo y el tempo lento son patrimonio de los amantes que han llegado a la tercera edad. Una victoria más -la otra es haber sobrevivido- sobre el tiempo.  

P: Título en inglés. ¿Por qué?  

R: La editora, mis agentes y yo nos volvimos locas tratando de dar con el título perfecto. Último amor no servía, porque implica un punto final. Y el romanticismo presupone siempre que el siguiente amor será el mejor, el que barrerá con todos los demás, es una idea intrínseca a la pasión romántica. En español no tenemos un adjetivo que contenga este significado, pero sí lo tenemos en inglés. Ultimate es lo definitivo, lo óptimo, el no va más. Dado que uno de los protagonistas es inglés, confiamos en que el lector nos perdonará esta pequeña afectación.  

P: Los personajes, con sus gracias y flaquezas, resultan conmovedores y muy divertidos. ¿Cómo los creó?  

En función de las necesidades de la narrativa. No es casual que ella sea una traductora literaria y él un hombre culto que escribe como los ángeles. En su adoración compartida por la palabra se encuentran, con la palabra se seducen y enamoran. Las palabras son los ladrillos con los que edifican su romance, un palacio refulgente y, por supuesto, ilusorio. Tampoco es gratuito que sean tan distintos en temperamento y situación socio económica. Él es un gran terrateniente, ligado a la tradición y de carácter muy británico, retraído, cargado de inhibiciones y complejos. Ella es de clase media, latina a más no poder, sensual, extrovertida y dicharachera, un espíritu libre. El lector inteligente se da cuenta en el acto de que son antagónicos, pero a ellos les ciega el deseo y el amor. Se lanzan al campo de batalla sin defensas, a pecho descubierto. Debo decir que yo les tengo mucho afecto a los dos. Su arrojo es admirable y su empeño tiene un punto épico muy emocionante.   

P: No vamos a hacer ningún spoiler. Nos limitaremos a preguntarle si es usted optimista o pesimista en lo que respecta al amor.  

R: Digamos que soy racionalmente pesimista y temperamentalmente optimista. Creo que el amor pasional es una construcción ficticia y muy personal (también cultural, pero eso sería una conversación muy larga). A partir de ahí cualquier maravilla es posible, sí, pero también lo es cualquier hecatombe. La subjetividad crea reverberaciones engañosas, grandes espejismos. 

P: Pregunta insoslayable. ¿Qué hay de usted en Ultimate Love?  

R: Mucho, por supuesto, aunque no necesariamente lo que algunos puedan pensar. Cierto que suelo hablar de temas que conozco bien, no significa que los haya vivido en primera persona. En cambio, sí hago mía la pasión por la palabra de mis dos personajes. Y el aliento que los lleva a tratar de vivir sus sueños afrontando los posibles descalabros y riesgos que eso conlleva. Y, desde luego, participo plenamente de su sentido del humor y del salero que le echan a la vida. Ella es una mujer cercana, podría ser cualquiera de mis amigas, hermanas, yo misma. Él es un carácter muy alejado de mis parámetros vitales, confieso que me ha resultado espinoso meterme en su cabeza, tratar de entender qué piensa, qué siente.  

P: Háblenos un poco de usted, de su vida.  

R: Soy bastante solitaria y contemplativa, la vida social me agota y aburre (mala combinación para la salud). Cada vez menos urbanita, necesito tener las puertas de mi casa abiertas, que corra el aire y entre la luz a chorros. Quizá por eso mi refugio favorito es una casita al lado del mar en una zona poco pisoteada de Grecia. Las letras son el motor de mi vida. Madrugo mucho, me levanto con la ilusión de sentarme a escribir. Alterno el trabajo de escritorio con los trajines por el jardín y el huerto (padezco cierta obsesión -inofensiva- por las tomateras). Bajo a nadar un par de veces al día, el mar me apacigua e inspira, también me mantiene en forma. Leo mucho, escucho música, estudio griego (tremenda lengua, me tendrá entretenida hasta la tumba). Cuando siento que me asilvestro demasiado escapo unos días a la ciudad. Intensivo de museos, exposiciones, teatro, librerías y nutrición para el intelecto. Expansión, contracción, este es mi ciclo natural.  

P: ¿Un happy ending para esta entrevista? 

R: Tengo dos. 

Uno: En ningún lugar está escrito que solo los cuerpos jóvenes y tersos son apetecibles. El deseo se nutre de sutilezas sin fecha de caducidad: una sonrisa, un gesto, una broma susurrada, un modo de mirar.  

Dos: Todas las heroínas de Jane Austen se casan con hombres ricos, riquísimos.  

¡Viva el Romanticismo!