Andrea Zarraluqui (Londres, 12 de febrero de 1973) es una mezcladora de objetos sin precedentes y uno de los nombres más reputados en el arte de diseñar y combinar vajillas. Pasó su infancia en Jerez de la Frontera (Cádiz), en las Bodegas Croft, de las que su padre era consejero delegado. A los 13 años se fue a Reino Unido a estudiar en un internado donde empezó su romance con los pinceles. Desde entonces no los ha soltado y ha hecho de ellos su profesión. Ahora publica su primer libro, Save the date. Recibir en el siglo XXI (Editorial Espasa), donde comparte todas las pautas necesarias para aprender a poner la mesa y abrir las puertas a amigos y familiares.
Reconoce que fue durante su niñez en Inglaterra donde se produjo su primer contacto con la cerámica. “Hice mis primeras piezas en torno y decoré mis primeros platos, pero no fue hasta los 14 años cuando, gracias a la madre de mi ex marido, conocí la técnica de tercer fuego y empecé mi pasión por pintar porcelana en vez de lienzos”, detalla a CLASSPAPER.
Su trayectoria dio un giro totalmente inesperado cuando dejó su trabajo en marketing para dedicarse a este nuevo mundo. “Me gustaban mi profesión y mi equipo, pero ser dueña de mi tiempo no tiene precio y eso que le dedico muchas más horas a la semana”. Ahora, en su estudio de Madrid personaliza piezas de loza y porcelana, desenfadadas y coloridas, que realiza a mano con su característico sello personal, basado siempre en la botánica antigua, las fotografías de paisajes y la naturaleza, con especial devoción hacia las plantas y los pájaros.

El estilo de Andrea Zarraluqui
Su arte ha cautivado a figuras como Carolina Herrera, Alejandra de Rojas, Nuria March, Eugenia Martínez de Irujo u Olivia Palermo. Se considera una afortunada en darle una segunda vida a objetos bellos, principalmente a vajillas antiguas. Describe su estilo como muy natural: le gusta que se vea el trazo, incluso alguna imperfección que no corrige para dar énfasis a lo pintado a mano. Y si tuviera que elegir un color sería el verde. “Para mí es el tono de la naturaleza y de la vida, de todo lo que me gusta”, matiza.
En sus mesas predominan sus propias vajillas: “Tengo más porcelana que loza porque dura más. No me gusta mucho el gres porcelánico, de eso no tengo nada en casa, aunque sea lo más resistente”.

Para crear, confiesa que también le inspiran las telas, las combinaciones de colores, incluso en las revistas de moda encuentra ideas en las que apoyarse. No suele tener una idea inicial cuando comienza el proceso, “a no ser que esté imitando alguna mesa que haya visto”. “Funciono más por prueba y error, parto siempre de la vajilla que quiero usar y lo demás lo voy probando hasta que resulta algo que me gusta. El momento de abrir el horno es el más ilusionante”, añade. Y opina que lo artesanal puede ser muy moderno: “Creo que la clave está en encontrar los coloridos y formas que funcionan. Tu ojo es el mejor juez”.
Considera evidente que la parte más esencial son siempre las personas, pero una mesa bonita puede elevar el encuentro. “Estar rodeado de belleza siempre es más agradable y un centro bien puesto, aunque sea con un poco de gracia, se agradece”, indica.

Recibir en el siglo XXI
La pintora asegura que Save the date. Recibir en el siglo XXI no es un libro de protocolos, aunque sí revela ideas de recetas, básicas y fáciles para preparar sin tener grandes conocimientos gastronómicos. “A través de trucos pretendo animar a perezosos y reticentes a recibir en casa sin mucho esfuerzo ni gasto. Básicamente es sobre cómo recibir en casa sin complicarse la vida pero haciéndolo bien y bonito”, explica.
En definitiva, publica un manual sobre los básicos que debemos tener para crear un espacio perfecto en cualquier ocasión, además de mostrarnos cómo combinar colores, alturas y formas, cuidando la estética, pero sin complicaciones, para sacar partido a los objetos que tenemos en casa. “Es una guía práctica e ingeniosa con fotografías de mesas espectaculares, siempre al alcance de todos, que nos da ideas y sirve de inspiración. Explico distintos formatos de recibir que he probado, ya que no a todo el mundo por su casa o su estilo le encaja lo más formal. Y lo que más me divierte también tiene su sitio, que es la parte de las mesas y cómo mezclar lo que tienes o ver lo que realmente necesitas para no comprar locamente”.

Por último, sostiene que es importante comprender que no se puede ser el anfitrión más sofisticado cada vez que se recibe, ni el más creativo u ocurrente. En su opinión, aprender a organizarse bien las horas del día es lo más importante para preparar una convocatoria. “Lo fundamental es recuperar la ilusión de montar una bonita mesa, preparar unos centros de flores y algo sencillo, pero rico, para comer”. Entre sus próximos proyectos, reconoce que aún le queda mucho por hacer. “Tengo varias cosas alineadas pero no quiero decir nada aún por si no salen”, concluye.