André Ricard, maestro de diseñadores

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André Ricard, maestro de diseñadores

El reconocido diseñador industrial y profesor, Premio Nacional de diseño, ha presentado recientemente en Barcelona su última creación: la butaca ORMA para Isist Atelier.

Su creador, André Ricard (Barcelona, 1929), ha puesto en este proyecto toda su experiencia como diseñador industrial, profesor, escritor e impulsor de la profesión en España. En 1960 fundó la asociación ADI-FAD, ha sido miembro de la Facultad del Centro de Arte de Europa, jefe del Departamento de Diseño de Productos de la escuela Eina de Barcelona, patrón de su fundación y presidente de la ONG Design for the World. En 2000 fue elegido miembro de la Real Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona. Ha sido reconocido con el Premio Nacional de este sector, la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya, la Orden Olímpica del Comité Olímpico Internacional, la Medalla de Oro al Mérito Artístico de la ciudad de Barcelona, además de ser Chevalier des Arts et des Lettres y Chevalier de la Légion d’honneur en Francia.

Sobre estas líneas, ambiente en el que la butaca ORMA para Isist Atelier, su última creación, se fusiona de manera discreta y natural.
En la imagen superior, el diseñador industrial André Ricard. Sobre estas líneas, ambiente en el que la butaca ORMA para Isist Atelier, su última creación, se fusiona de manera discreta y natural. Fotos: Salva López.

El proceso de creación de esta pieza tan especial ha requerido siete años de conceptualización, creación de prototipos y producción. Un proceso que ha dado su fruto: la simbiosis perfecta entre la funcionalidad y la comodidad, basándose exclusivamente en el modelaje del cuero, sin rellenos ni zonas blandas que se adapten al cuerpo absorbiendo posibles deficiencias. El mismo nombre de la butaca, ORMA, indica que el cuerpo humano es la horma del asiento. El profesor nos explica los conceptos que subyacen bajo una pieza de mobiliario aparentemente simple, llamada a convertirse en un nuevo icono del diseño.

Perfil de la pieza, en el que se aprecia cómo la estructura metálica sirve de sencillo armazón a la funda de cuero, cómoda y funcional al mismo tiempo.
Perfil de la pieza, en el que se aprecia cómo la estructura metálica sirve de sencillo armazón a la funda de cuero, cómoda y funcional al mismo tiempo. Foto: Silvia Poch.

Pregunta. ¿Cuál es su concepto creativo cuando se enfrenta al diseño de una pieza de uso doméstico, como en este caso una butaca?
Respuesta. El diseño más perfecto es aquel en que su propia forma aporta la función. Esta pureza la poseen los objetos y enseres más elementales y cotidianos que utilizamos. La agudeza creativa de una cuchara, de un botón, de un peine, de un calzador o de un simple clavo son ejemplos de ello. Diseños cuya función útil solo precisa de su forma, sin más aderezos. Nos sirven con tanta eficacia que no siempre percibimos la impecable conjunción entre forma y función que poseen.
 
P. Su apuesta, entonces, es siempre la simplicidad en las formas?
R. En mis proyectos intento resolver la utilidad usando formas simples. Algo que no siempre es posible, no todo puede resolverse con esa escueta limpieza formal. Solo en algunos de mis diseños conseguí esa nitidez, como en un cenicero (se refiere al cenicero Copenhague, de 1964) o unas pinzas para hielo (diseñadas por Ricard en 1972).
 

Como explica Ricard, el cuero se adapta al cuerpo humano amoldándose de manera natural en un proceso de patronaje y modelado que se parece mucho a la sastrería a medida.
Como explica Ricard, el cuero se adapta al cuerpo humano amoldándose de manera natural en un proceso de patronaje y modelado que se parece mucho a la sastrería a medida. Al sentarse, crea una sensación envolvente de recogimiento y bienestar. Foto: Silvia Poch.

P. En el caso de la butaca ORMA, ¿lo ha conseguido?
R. Al diseñar la butaca me planteé buscar soluciones con la máxima sencillez compositiva. Algo difícil, pues la comodidad de un asiento exige formas que deben acoplarse y amoldarse a la horma que es nuestro cuerpo. Nalgas, espalda, brazos… Todo ha de ajustarse sin desavenencias con la forma del asiento elegida. Una tarea nada fácil.
 
P. ¿Qué diseños o creadores son sus referentes en este caso?
R. De entre todos los asientos creados el siglo pasado, algunos aportaron conceptos simples que abrieron nuevos horizontes creativos. La silla Cesca de Breuer (diseño de Marcel Breuer de 1928), al igual que las demás sillas de la Bauhaus, reemplazaron las patas tradicionales por una estructura tubular metálica a la que bastaba fijar un asiento y respaldo. Luego la BKF (se refiere al proyecto de Bonet, Kurchan y Ferrari, de 1938), que retomó el concepto de un armazón metálico, resolvió además el asiento y respaldo con una máxima sencillez. Ni madera, ni tapizados, ni muelles, ni tornillos, ni mullidos acolchados. Una simple funda de cuero, cual una manopla, bastó para crear una comodísima butaca.
 

a Bonet BFK Chair es uno de los referentes en el proceso creativo de Ricard. Diseñada en 1938, la pieza de cuero toma la forma de una mariposa como sugiere su nombre en inglés, Butterfly Chair.
La Bonet BFK Chair (Bonet, Kurchan y Ferrari, 1938) es uno de los referentes en el proceso creativo de Ricard. La pieza de cuero toma la forma de una mariposa como sugiere su nombre en inglés, Butterfly Chair. Desde 2002 Isist Atelier la fabrica artesanalmente, reproduciendo de manera fiel el modelo original bajo licencia.

P. ¿En qué aspectos radica entonces la innovación que ORMA propone?
R. Estas obras son arquetipos que muestran cómo un diseño, sin romper con todo, puede abrir nuevas perspectivas. Muchas sillas y butacas de las creadas desde entonces han adoptado esa estructura metálica como soporte sustituyendo a las patas. Sin embargo, el uso único de cuero para conformar asiento, respaldo y brazos, no se ha prodigado. Me interesó ver si ese concepto que aportó la BKF podía también aplicarse a una butaca de proporciones mas convencionales. Había que hallar el modo en que un aparejo de cuero sea asiento y respaldo cómodo sólo enfundarlo a un armazón metálico.

Los cuerpos de la butaca ORMA se han cosido con hilos gruesos convirtiendo la piel en una pieza única enfundable con cremallera.
Los cuerpos de la butaca se han cosido con hilos gruesos convirtiendo la piel en una pieza única enfundable con cremallera. Foto: Silvia Poch.
Detalle de la cremallera trasera que fija la funda de cuero al armazón metálico.
Detalle de la cremallera trasera que fija la funda de cuero al armazón metálico. Foto: Silvia Poch.

ORMA es la prueba de que lo ha conseguido. Tras años de pruebas en los que los primeros patrones se cortaron a mano hasta encontrar el diseño definitivo, Isist Atelier presenta una butaca confeccionada con pieles vacunas de 3mm de grosor, procedentes de la Bretaña francesa y curtidas con extractos de origen 100% vegetal de castaño y mimosa) y bajo los estándares ecológicos del Reglamento Europeo REACH. Elaborada en soft cuero, se ha engrasado con aceite, que otorga más suavidad y flexibilidad, y acentúa la textura rugosa y el poro de la piel.
 

Modelo en cuero negro fotografiado en la Fundació Joan Miró de Barcelona.
Modelo en cuero negro, fotografiado por Salva López en la Fundació Joan Miró de Barcelona.

La butaca ORMA de André Ricard para Isist Atelier está disponible en los tonos naranja, natural, marrón y negro, con la estructura fabricada en dos opciones: inox pulido brillante o pintada en epoxi de color negro. Precio, desde 1.700 euros.