Si los coches de Rolls-Royce ya se encuentran en la cima del lujo, los que crea la división de la compañía Coachbuild tocan el cielo: no es que puedan personalizarse con mil y un detalles que ofrece el fabricante a todos sus compradores, sino que directamente se encargan a la medida. Se diseñan tal y como lo sueñan los clientes más elitistas (solo puede accederse al servicio mediante invitación). El último modelo imaginado (no se sabe por quién) acaba de darse a conocer en una fiesta privada en la Monterey Car Week, celebrada en California. Se llama La Rose Noire Droptail y se inspira en la Rosa Black Baccara.

La flor que le da nombre cambia de color según la incidencia de la luz, pasando de granate a parecer negro. La factoría británica ha trasladado esta misma característica a la pintura del coupé, que se convierte en un roadster (descapotable biplaza) cuando se le quita el techo rígido extraíble. Su precio estimado es de alrededor de 30 millones de dólares, aunque no se sabe realmente porque no revelan cuánto cuestan estos supercoches ejemplos de exclusividad al máximo nivel. Es el primero de una serie limitada de cuatro ejemplares.

Para lograr ese efecto visual cambiante lleno de matices aplicaron primero una capa base y después cinco más de laca transparente, cada una mezclada con un tono de rojo ligeramente diferente, según explica la compañía en la web. Un proceso en el que probaron con más de 150 iteraciones. Todo el auto es fruto de un laborioso trabajo artesanal. Desde los primeros bocetos, en total han tardado cuatro años en terminar el capricho de la familia que lo ha encargado. Según Rolls-Royce, a la matriarca le encanta este tipo de rosa aterciopelada, híbrido de las variedades Fuego Negro y Celica e introducida en Francia por la familia Meilland, toda una institución en la cría de rosales.

El interior está adornado con 1.603 triángulos de madera hechos a mano que evocan a unos pétalos de rosa. Fueron minuciosamente incrustados por un artesano que no trabajaba más de una hora seguida y como mucho en cinco sesiones al día.

Una rareza de La Rose Noire Droptail son los dos asientos (a juego con los tonos de la pintura exterior), que se salen de las tradicionales cuatro plazas de los automóviles de la marca. El diseño de la carrocería está adaptado a los gustos de los propietarios y tampoco coincide con el de otros Rolls-Royce. Las puertas se abren a la inversa de lo habitual. Y en la parte de atrás se encuentra un lingote con el nombre del automóvil, otra novedad en la marca. El techo cuenta con un vidrio inteligente (electrocrómico), que cambia instantáneamente a un tono casi translúcido con solo tocar un botón.

Todo un desafío, el coche incorpora un detalle peculiar, a petición de la familia que lo encargó: lleva integrado en el panel frontal un reloj de Audermars Piguet realizado por la marca en exclusiva para el automóvil. En concreto, un Royal Oak Concept Split-Seconds Chronograph GMT Large Date con caja de 43 mm, que supera los 200.000 euros. Incluye un exclusivo movimiento automático Calibre 4407, dotado con un cronógrafo flyback y un mecanismo de segundos fraccionarios.

Cuando el reloj de pulsera se extrae para ponérselo en la muñeca, un mecanismo que se activa con un botón, se muestra otro de titanio calado (con diseño de moneda de oro blanco con una rosa grabada esculpida a mano por los artesanos de la relojera suiza).
Además, también encargaron un cofre para guardar botellas de champagne de Lossy, producidas específicamente para celebrar la adquisición del coche, con la misma estética del interior del auto. La tapa exterior de este estuche se convierte en una bandeja para servir hecha de madera de sicomoro negra.

La Rose Noire Droptail es un coche de gasolina (motor V-12 biturbo de 6,75 litros), que genera 563 CV de potencia a 5.250 rpm y un par máximo de 820 Nm a 1.500 rpm. Torsten Müller-Ötvös, director ejecutivo de Rolls-Royce Motor Cars, resaltó que “en cada detalle de este encargo histórico hay ecos tanto de la rica herencia de Rolls-Royce como del carácter de los clientes, desde su forma cautivadora pero formidable hasta sus impecables y elegantes gestos románticos”.




