En octubre de 2019 el prestigioso arquitecto barcelonés Ricardo Bofill (12-05-1939 / 14-01-2022) presentaba junto al equipo de Kronos Homes –división de promoción residencial del grupo Kronos Real Estate– el proyecto de un nuevo edificio, Ikon, destinado a convertirse en la puerta de entrada a Valencia desde la Avenida de las Cortes Valencianas. Esta semana, cuatro años después, se ha inaugurado oficialmente. Y se ha hecho con una exposición que rinde homenaje a la figura de su creador, que falleció hace dos años dejando la culminación de este proyecto póstumo en manos de su estudio RBTA (Ricardo Bofill Taller de Arquitectura), hoy liderado por Pablo Bofill (París, 1980), su hijo menor. En el desarrollo del proyecto ha colaborado también el estudio de arquitectura valenciano Arqueha.

Su construcción ha supuesto una inversión de más de 80 millones de euros por parte de Kronos Homes. El CEO de Kronos Real Estate, el francés Saïd Hejal, declaraba durante el acto de inauguración sentirse orgulloso de verlo ya en pleno funcionamiento. En concreto, de las 203 viviendas que lo componían inicialmente (algunos propietarios han unido varias, así que en realidad son 198) están ya vendidas el 96%, de manera que sólo seis siguen disponibles. En palabras de Hejal, “Ikon no sólo será un edificio icónico para la ciudad, como su nombre augura, sino que representa el legado de un arquitecto imprescindible a nivel internacional y también para Valencia, ratificando un compromiso con la arquitectura que para el grupo es una seña de identidad irrenunciable. Ricardo Bofill revolucionó Valencia en los años 80 con los Jardines del Turia y 40 años después, su último rascacielos cierra el ciclo como la nueva puerta de la ciudad”.

Valencia, una referencia en la obra de Ricardo Bofill
Pablo Bofill, hijo del arquitecto y actual CEO de RBTA, también presente en el acto de inauguración de Ikon, declaraba en este sentido que “Valencia siempre será para nosotros un punto de referencia, ya que aquí se ha demostrado que se puede hacer una arquitectura de gran impacto para la vida de los ciudadanos, que cambia profundamente la vida de una ciudad a través de la vegetación, el agua, los paseos, una vida socialmente responsable… Para mi padre el proyecto Ikon fue un reencuentro con la ciudad de Valencia, tras su aportación de los años 80, y un gran desafío que afrontó como una declaración de amor, con muchísima intensidad y muchísimo compromiso.”

Apuesta por la verticalidad
El edificio cuenta con el certificado BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology), que garantiza la construcción sostenible de todo el proyecto. Un compromiso con la sostenibilidad y la vida de las personas que se hace patente en los materiales y la apuesta por la integración del paisaje, la luz, la vegetación y el agua en la misma estructura del edificio. Pero además, como explicó Pablo Bofill, “apostando por el modelo urbanístico de rascacielos residenciales, de manera que se pueda aumentar la densidad para utilizar menos territorio y poder dejar más parques y más zonas urbanas, sobre todo en ciertos puntos de las ciudades o en las periferias, lugares que no tienen un pasado ni un legado definido. Es un modelo que hay que pensar más, ya que en el mundo de las oficinas, la gente quiere huir de los rascacielos pero en el mundo de las viviendas quiere tomar altura y tener posibilidad de disfrutar de las vistas”.

Viviendas para todo tipo de perfiles
Unas vistas que en Ikon forman parte de la vida diaria, ya que las paredes se abren en grandes cristaleras que salen al exterior en forma de terrazas con barandillas también transparentes, de manera que la célebre luz valenciana y el conjunto de la ciudad inundan con su presencia los espacios interiores.
Las viviendas tienen entre uno y cuatro dormitorios, y se pusieron a la venta en precios que parten de los 200.000 euros para los apartamentos de un dormitorio y llegan a los 3 millones de euros para los exclusivos áticos. En las zonas comunes, destaca la terraza inferior –a la altura de una tercera planta– con piscina y solárium, una terraza junto a los áticos, gimnasio y un gastrobar. En el lobby, una obra de arte de 7×4 metros del artista Santiago Ydáñez (Jaén, 1969) completa el cuidado interiorismo.

Como aportación a la ciudad, Kronos Homes ha querido situar en la plaza que da entrada al edificio una escultura de la artista Luna Paiva (París 1980) titulada Totem Balanced Stones 2023 fundida en bronce, como buena parte de sus últimos trabajos. Un material que resiste las inclemencias del tiempo, aunque como ella misma declara “cuando proyecto una obra no pienso si va a terminar ubicada en un interior o en el exterior; los tótem se crean para reunir a la comunidad, eso es lo que me interesa, el concepto de generar comunidad y que la gente se identifique con un símbolo. Primero pienso la escultura que quiero hacer y luego viene el entorno. Aunque en este caso, al tratarse de un edificio con unas dimensiones tan importantes en realidad es imposible, me centré en las personas que van a pasar junto a la escultura y en sus proporciones”.
