The Punch Room, nuevo paraíso del cóctel

Coctelería

The Punch Room, nuevo paraíso del cóctel

El sofisticado resort The Madrid Edition esconde este reducto casi secreto consagrado a los ponches.

La apertura de The Madrid Edition, el pasado mes de marzo, se desmarca del desembarco de establecimientos hosteleros de lujo en la capital de España, que vive un evidente auge en los últimos tiempos. Porque los rasgos que distinguen a la marca Edition sin duda son diferenciales, bajo los principios del resort urbano pergeñados por el visionario emprendedor Ian Schrager, con una estilizada concepción de la elegancia discreta, el diseño, el servicio y una oferta gastronómica –y mixológica– sin parangón en la ciudad.

La conspiración de los ponches

Convencido de que Madrid es una “capital de primer nivel, que tiene su propio ritmo y sigue su camino”, Schrager –gurú del ocio bien conocido por ser uno de los fundadores de la discoteca Studio 54, en Nueva York– encontró una ubicación excepcional para su establecimiento madrileño: un edificio localizado en pleno centro, en la Plaza de las Descalzas, con vistas al monasterio del siglo XVI. Se trata de un inmueble moderno, de líneas puras y austeras, pero que conserva una joya arquitectónica: una puerta de estilo barroco español del siglo XVIII –obra del arquitecto Pedro de Ribera– que embellece la fachada y ofrece un fuerte contraste.

The Madrid Edition pasillo
The Madrid Edition. Detalle del pasillo de acceso desde la Plaza de las Descalzas. Foto: The Madrid Edition.

El diseño arquitectónico del flamante hotel es fruto del trabajo conjunto entre el británico John Pawson y el francés François Champsaur, que han conseguido crear espacios contrastados, resaltados por un mobiliario de diseño singular. La monumental escalera de caracol es la estrella de la casa (una norma que se repite en los hoteles Edition), y conduce al Lobby Bar, amplio, diáfano y confortable.

Pero los amantes de la buena coctelería deben saber que allí no se acaban las oportunidades del placer líquido, porque en esa misma planta, The Madrid Edition esconde su joya mixológica, The Punch Room: suerte de speakeasy o bar secreto, que con su iluminación tenue, mullidos sillones de pelo de poni gris diseñados por Jean Michel Frank, chimenea de piedra de basalto, paneles de roble oscuro y alfombras tejidas a mano se antoja el reducto idóneo para una conspiración espirituosa o un monacal retiro del vértigo urbano en la más gozosa soledad.

Ponchera The Madrid Edition
The Madrid Edition. Ponchera servida en The Punch Room. Foto: The Madrid Edition.

Los afectos a las alquimias etílicas deberán saber que, como sugiere su nombre, The Punch Room está consagrado a una suerte de brebajes que no tienen en España gran difusión, los ponches. Aún cuando el ponche sea el precursor de todo el vademecum coctelero.

Se equivoca quien lo considera como un mejunje que no sirve más que para rellenar la ponchera y alegrar las reuniones familiares en las fiestas navideñas. Su mérito es mucho mayor: el ponche es un elixir con multitud de matices, una larga y sabrosa historia y dotado del embrujo necesario para seducir a paladares de culturas diversas, desplegadas por el ancho mundo.

Alternativas infinitas y disfrute gastronómico

La etimología de su nombre – pãč, en hindi, significa “cinco”: el número exacto de los ingredientes de la receta original– da pistas de su exótico origen. Y, una vez más, fueron los británicos, quienes extendieron la costumbre de consumir esta estimulante alquimia por sus remotos dominios, renombrándola como punch.

Aún cuando no está documentado cuál fue la composición del primer ponche que refrescó el gaznate de los marineros que surcaban los mares al servicio de la Compañía de las Indias Orientales, cuando este cóctel primigenio llegó al Caribe alcanzó gran popularidad y contenía cinco ingredientes básicos: ron, azúcar, agua, limón y té.

The Punch Room es una seña de identidad en los hoteles de la marca Edition, con una carta que diversifica el concepto de los ponches desde una perspectiva creativa y contemporánea. Así, tanto en The London Edition como en Nueva York, Tokio, Los Angeles o Barcelona, se pueden probar ponches de nuevo concepto, como White Elephant (con tequila reposado, whisky de centeno, mango, semilla de comino, piña, bergamota y Cynar) o Absolute Beginners (con cava, pomelo, curaçao, licor de bergamota y licor de albaricoque).

En Madrid, no obstante, la revisión del ponche desde una visión global y contemporánea adquiere otra dimensión porque cierra un círculo histórico. “Al fin y al cabo –afirma Simone Ruta, head bartender de The Punch Room en The Madrid Editon– fue el dominio colonial español en el Caribe lo que determinó el perfil tradicional del ponche”.

Aunque paradójicamente las nuevas generaciones de españoles que se han incorporado al placer mixológico no han mostrado mayor interés por esta suerte ancestral de cóctel –que en los hoteles de la marca Edition adquiere un rol protagónico–, el siciliano Ruta confía en que la apuesta es atinada. “La carta que ha concebido nuestro director global para bebidas, Gates Osuji, es lo suficientemente versátil y atractiva para seducir a aficionados exigentes, de gustos muy diversos. Además, el servicio personalizado, las propuestas del día, las variaciones que hemos introducido para adaptar las recetas a la cultura local y el ambiente contribuyen a que los clientes disfruten de The Punch Room con una actitud abierta, dispuestos a descubrir, aceptar nuestras recomendaciones y vivir una experiencia gratificante”.

Arroz a la tumbada del Restaurante Jerónimo, con marisco, tomate y caldo de guajillo. Foto: The Madrid Edition.

Restaurante Jerónimo

Si los ponches, desde The Punch Room, evolucionan en múltiples alternativas, prácticamente “hasta el infinito” (Simone Ruta dixit), The Madrid Edition incide sus propuestas de disfrute gastronómico con dos apuestas ambiciosas. Una de ellas es el restaurante Jerónimo, que supone el estreno en Europa del aclamado chef mexicano Enrique Olvera, mentor de Pujol, en Ciudad de México –uno de los establecimientos más laureados del continente americano–; la otra, Oroya, dirigida por el peruano Diego Muñoz, que fue jefe de cocina del célebre Astrid & Gastón de Lima. www.editionhotels.com