Karuizawa, el whisky japonés para coleccionistas

Espirituosos

Karuizawa, el whisky japonés para coleccionistas

La marca recurre al arte de David Stanley Hewett para dar vida a una bebida sin igual.

Karuizawa es una leyenda en el mundo del destilado con auténticas rarezas en su catálogo. La más codiciada es la cosecha de 1960, que salió a la venta por 638.000 dólares la botella. La marca japonesa nació en 1955 de la mano de Mercian Corporation, dedicada principalmente a la producción y venta al por menor de vino y otras bebidas alcohólicas. Esta se encontraba entre las más pequeñas de Japón y era conocida por el uso de madera de jerez para madurar sus whiskys de malta. Por motivos económicos, cesó la producción en 2000 y cerró definitivamente en 2011, lo que hizo que las existencias restantes fueran las más buscadas entre los coleccionistas y seguidores de la marca, adquiriendo un importante estatus de culto. El whisky japonés, aunque pueda sorprender al público general, es actualmente el mejor del mundo. Su historia es relativamente reciente, pero su éxito rotundo debe mucho a sus orígenes.

En la imagen superior, la colección de tres botellas de Karuizawa en colaboración con David Hewett, donde se puede observar el brillo que desprende el pan de oro de 24 quilates, característico del artista. Sobre estas líneas, el exclusivo single malt supremo, destilado hace ya más de 20 años y limitado a 50 juegos de tres botellas.

Ahora, la marca presenta una exquisita colección de tres botellas, para la cual se ha seleccionado un whisky de malta simple Karuizawa vintage de 1999-2000. Este es uno de los líquidos más raros del planeta hoy en día y extremadamente deseable gracias a su calidad excepcional y disponibilidad limitada. El artista estadounidense David Stanley Hewett es el encargado de dar forma a este proyecto. Su estancia en Japón durante más de 30 años y su consecuente pasión por la cultura nipona, le sitúan como uno de los artistas extranjeros más famosos en el país asiático.

Hewett encargó las botellas a Sakai Glass, fabricante de cristalería experto en Japón con casi 120 años de antigüedad, basándose en el kimono tradicional de los hombres. Luego aplicó su obra de arte de clase mundial a cada botella, antes de colocarles tapones lacados hechos a mano que muestran el escudo de la familia Hewett. Esta colección de edición limitada está diseñada con láminas de pan de oro de 24 quilates y presentada en un expositor de cerámica lacada Wajima. De esta manera, se combina el whisky y el arte más codiciado de Japón.

Hewett cuenta que “el escenario realmente es una versión en 3D de mi serie de pinturas Bushido. El rojo representa la pasión, el swoosh negro representa el instante en que el carácter se revela a través de la acción y el dorado, la elegancia de la disciplina de un Samurái, los rituales diarios y la humildad”. Esta colección, que celebra el código de los Samuráis y la historia bélica de Japón, trata de representar el valor, el honor y la disciplina, inspirándose así en los valores más importantes de la cultura japonesa.

David Hewett sosteniendo su creación, vestido con un kimono que refleja su amor y pasión por el país nipón, donde reside desde 1988.

La elaboración del whisky japonés fue, desde finales del siglo XIX a la década de 1920, completamente artesanal. Sin embargo, la aparición de la primera destilería nipona cambió las tornas. Con los años, el espirituoso alcanzó un nivel bastante alto respecto a otros países. Esto se debe, en parte, a que en Japón se suele consumir lo que llaman whisky mezclado, el cual está elaborado de la mezcla de distintas maltas, muy similar al producto que logran los escoceses. De ahí su creciente éxito.

El parecido entre el whisky asiático y el escocés es innegable, aunque encontramos bastantes diferencias. Un factor determinante a la hora de compararlos es que las destilerías japonesas se encuentran a mayor altitud que las escocesas, lo que permite una menor temperatura de fermentación de la cebada, con una mayor extracción de aromas. A su vez, podríamos destacar que la mayor parte de la cebada utilizada por los nipones es de origen escocés, mientras que los escoceses usan cebada del resto de Europa.

Japón puede presumir de un producto novedoso, joven y con futuro. El whisky del país nipón, pese a no tener la histórica fama del escocés, se encuentra bien posicionado para seguir marcando tendencia. De esta manera se puede explicar que el whisky Hakushu, de la destilería Suntory, haya sido nombrado el mejor whisky de este 2023. Este nombramiento en los World Whiskies Award (el equivalente a los premios Óscar del whisky), sitúa al país asiático en un puesto inalcanzable para Escocia, que vive su peor momento hasta la fecha. El triunfo de Hakushu en esta gala, así como la colaboración entre Karuizawa y Hewett, reflejan el éxito de Japón en el mundo del whisky. El juego de tres botellas se vende por 45.900 euros.