Victor Horta protagoniza la Feria Brafa de Bruselas

Arte

Victor Horta protagoniza la Feria Brafa de Bruselas

El legendario arquitecto belga concentra numerosas propuestas en la 68 edición de este encuentro, que se celebra del 29 de enero al 5 de febrero y supone un barómetro del mercado del arte.

Se podría decir, sin lugar a equivocarnos, que BRAFA es la madre de todas las ferias de arte no contemporáneo. Un termómetro que mide el grado de implicación y la alegría de los coleccionistas y amantes de piezas acariciadas por la pátina del tiempo, que pondrán sus ojos en los 130 expositores a lo largo y ancho de los pabellones tres y cuatro de la Brussels Expo de Heysel, en Bruselas.

Como en todos estos grandes eventos, siempre existe un protagonista especial que capitaliza la atmósfera, y en este caso el papel principal ha recaído en el Art Nouveau, y en concreto en la figura de Victor Horta. “Para los historiadores del arte, el Art Nouveau comienza en Bélgica y se remonta a este personaje”, confiesa Werner Adriaenssens, director del departamento de Artes Decorativas del Real Museo de Arte e Historia de Bruselas. En 1893 diseñó la Tassel House, residencia de Emile Tassel. La casa, con una decoración que sustenta sustancialmente el eje de su arquitectura tan innovadora, es considerada internacionalmente el punto de partida del Art Nouveau.

Taburete y sillas de Victor Horta. De la galería ‘Thomas Deprez Fine Art’.
En la imagen superior, ‘Table de salle à manger’ (1899-1903) de Victor Horta, del espacio expositivo Jonathan Mangelinckx. Sobre estas líneas, juego de sillas de Hans Hartung (Leipzig 1904-1989 Antibes), proveniente de la galería Thomas Deprez.

Victor Horta (Gante, 6 de enero de 1861 — Bruselas, 8 de septiembre de 1947) fue un arquitecto muy motivado y seguro de sí mismo. Dirigió con mano de hierro un estudio de arquitectura con dibujantes y escultores. Diseñó casas a medida e hizo bocetos que fueron puest os a escala por los empleados. Cada dibujo tuvo que ser rehecho por Horta porque juzgó que “la mano del empleado se había deformado”. Adriaenssens añade que “2023 ha sido declarado el año del Art Nouveau por la Región de Bruselas-Capital. Dado que Victor Horta era el representante más conocido e importante de este estilo en Bruselas, la elección es obvia. Por lo tanto, es lógico que BRAFA le haya elegido como su Artista Residente”.

De esto se colige que multitud de obras del artista belga se podrán descubrir en la feria: sillas, mesas, textiles, jarrones, etcétera. Pero merece la pena salirse del gran espacio expositivo y visitar, si el Art Nouveau les susurra el alma y la curiosidad, el Real Museo, en el que se conserva un espectacular jardín de invierno que Horta esbozó para el industrial Jean Cousin; el interiorismo de la tienda Wolfers de joyería y orfebrería y que hoy en día ha sido completamente restaurado y exhibe una exquisita colección de Art Nouveau y Art Déco; la Casa Solvay –dibujada en 1895–, que fue la primera en Bélgica en incorporar electricidad; el hotel Max Halle y el Museo Victor Horta.

Escaleras y vidrieras del ‘Horta Museum’. © Paul Louis. Archives of the Horta Museum
Vidrieras del Horta Museum. Fotografía: Paul Louis.

Pero hay más detalles de otros personajes en ese movimiento artístico dignos de paladear por la ciudad (y en el propio BRAFA), como la casa privada de Paul Hankar, la mansión Dewin, antiguo Instituto para el Tratamiento de las Enfermedades Oculares del Dr. H. Coppez fechada en 1912 por el arquitecto Jean-Baptiste Dewin o la residencia privada de Paul Cauchie, de 1905, considerada una de las obras más atractivas del Art Nouveau en Bruselas. En pocas palabras: belleza. “Lo que más me fascina del trabajo de Horta es su perfeccionismo y sentido del detalle. Nada fue dejado al azar por el arquitecto; al contrario, todo fue estudiado hasta el último detalle. Es un rasgo que me fascina personalmente. Lo que me atrae del Art Nouveau, y esto ha sido así desde la infancia, es su gracia y la pregunta: ¿quién podría encontrar esto feo?”, concluye Werner Adriaenssens.

Retrato de Víctor Horta en Bruselas (1930).
Retrato de Victor Horta en Bruselas (1930).

Una penúltima parada nos conduce a la segunda planta del piso de Jonanthan Mangelickx, dedicada a una colección personal de 300 piezas de Art Nouveau belga que le ha llevado unos 15 años reunir, entre ellas 50 de Victor Horta (sillas, mesas, herrajes, modelos de escayola, vidrieras, marcos) y de otras figuras como Paul Hankar, Henry van de Velde, Gustave Serrurier-Bovy, Gisbert Combaz, Willy Finch o George Lemmen. “Siempre me pregunto –expone Jonanthan Magelickx– cómo Horta fue capaz de crear tantos adornos diferentes alrededor de la planta, cómo la estilizó y esculpió hasta conseguir un resultado totalmente abstracto como en las paredes del Hotel Tassel de Bruselas en 1893. Como dijo en sus memorias, no es la flor lo que le interesa, sino el movimiento del tallo cuando se acerca a la luz. Un poco como esas películas que muestran plantas bailando hacia la luz a gran velocidad. Lo que más me inquieta es que podría ir cien veces a su casa personal de Saint-Gilles, que ahora es el Museo Horta, y siempre encontraría un detalle en el que no me había fijado. Su arquitectura es arte total: Horta diseñará cada detalle de una casa, desde la manilla de la puerta hasta las vidrieras, pasando por el pavimento que curvará al final de la casa para que se convierta en uno con su ciudad, Bruselas. Y, sin embargo, en 2023 todavía no hay ningún estudio sistemático de su obra en las artes aplicadas, lo cual es una locura”.

Sofá de Eugène Vallin (1900), puro Art Nouveau. De la ‘Galerie Mathivet’.
Sofá de Eugène Vallin (1900), puro Art Nouveau, de la Galerie Mathivet.

Jonathan expone alguno de sus tesoros en la feria, que servirán para entender el amor que siente por Horta: “Junto con Paul Hankar, fue el primero en su campo en querer una arquitectura propia de su tiempo. No buscaba copiar estilos antiguos, como hicieron la mayoría de sus colegas arquitectos a finales del siglo XIX en Bélgica y en otros lugares de Europa. Para ello, utilizó dos materiales innovadores: el acero y el vidrio. Como he dicho antes, siempre está buscando la luz. En mi opinión, su obra es intemporal y vanguardista. Ha encontrado el camino para las futuras generaciones en el diseño y la arquitectura. Volver a la naturaleza y dialogar con sus contemporáneos es muy actual. ¿No deberíamos observar más la naturaleza para entender mejor nuestra situación climática actual? Como coleccionista, admiro la obra de Horta tanto por su capacidad de innovación en la arquitectura y las artes decorativas como por el prisma diferente a través del cual me hace ver mi propio lugar en la sociedad actual”.

Pero volvamos al espacio físico de la feria, donde Beatrix Bourdon, directora general de BRAFA, que lleva ya 30 años a los mandos, supervisa que todo funcione a la perfección: “Cada vez hay más ferias. Algunas tienen un aspecto muy comercial. Eso es lo que diferencia a BRAFA, que es una organización sin ánimo de lucro. Estamos ahí principalmente para los expositores. Ellos son nuestros clientes. También podríamos hacer mini BRAFA en París, Londres o Ámsterdam y considerarla como una marca. Esa no es nuestra visión. Lo que sí nos interesa es mejorar nuestra feria; vemos que algunas solo duran siete o diez años y nosotros llevamos casi 70. Por lo tanto, es una muestra que realmente evoluciona sin dejar de tener los pies en el suelo. Tiene un pasado muy sólido, una buena reputación, y espero que le queden muchos años por delante”.

Foto ‘Odalisca sobre fondo azul’, de Manolo Valdés
‘Odalisca sobre fondo azul’, de Manolo Valdés, de la galería española Jordi Pascual, que se puede ver en BRAFA.

Bourdon trabaja mano a mano con Harold t’Kint de Roodenbeke, presidente de BRAFA, en cuya cabeza aún hierve ese ensayo de feria que se montó en junio del pasado año, todavía con los coletazos de la pandemia: “Tuvimos una especie de prueba con una primera BRAFA que se salía de nuestras normas habituales, proponiendo el evento en un espacio nuevo y en un período distinto, debido a las alteraciones de la programación. 2023 es por tanto una vuelta a la normalidad en cuanto a fechas, pero también supondrá una nueva página en nuestra historia, al celebrarse en Brussels Expo. Se trata de una ubicación que no siempre ha gozado del aura que merece desde que fuera sede de la Feria Mundial de 1958”.

Harold es consciente de que el mundo de los marchantes de arte, del coleccionismo, evoluciona, y que la feria está obligada a subirse a ese carro: “Debe tratar de adaptarse constantemente a un mundo que no cesa de evolucionar, mientras que a nuestro ADN de marchantes no le agrada la idea de una evolución demasiado rápida. El contexto actual, con las profundas transformaciones introducidas por la tecnología digital y la proliferación de eventos y ferias, hace que el mercado del arte resulte mucho más competitivo. En respuesta a esa evolución, BRAFA debe refinar su planteamiento. Deseamos firmemente seguir ofreciendo variedad y diversidad, pero también somos conscientes de que existe una tendencia del mercado cada vez más enfocada al arte moderno y contemporáneo. Prestamos una cuidadosa atención a todos esos elementos y buscamos alcanzar un equilibrio”.

Beatrix Bourdon, directora general de BRAFA. Foto de Xavier Janssens.
Beatrix Bourdon, directora general de BRAFA. Fotografía: Xavier Janssens.

De esa lista de 130 galerías participantes (el 65% están radicadas en el extranjero), es difícil desgranar la esencia de cada una de ellas, no hay espacio en este artículo para semejante misión. Así, a modo de aperitivo, regresa la Galerie de la Présidence (francesa) que presenta una selección de maestros de finales del siglo XIX y del XX como Buffet, Derain, Dufy, Giacometti, Maillol, Matisse, Poliakoff o Vlaminck; el sabor moderno y contemporáneo de la Galerie Von Vertes y sus obras de Calder, Kusama, Lichtenstein, Miró, Richter, Warhol y Wesselman; la holandesa Morentz, especializada en mobiliario de diseño del XX con George Nakashima, Phillips Lloyd Powell, José Zanine, Caldas y Gio Ponti a la cabeza; las joyas de VKD Jewels con creaciones de Van Cleef & Arpels, Cartier, Bulgari, Buccellati, Tiffany y David Webb; las pinturas, mobiliario y esculturas antiguos de Ars Antiqua; o la galería Thomas Deprez Fine Arts, fundada en 2015 por Thomas Deprez, con la intención de presentar algunas de las obras mejores, más raras e históricamente más importantes del arte belga de finales del XIX.

Para esta nueva edición, Thomas ha reunido algunos de los muebles emblemáticos de Horta, “como la primera silla Art Nouveau, diseñada por él en 1894 para el comedor de la familia Solvay en el Château de La Hulpe. Los conjuntos de Horta se presentarán entre otras de algunos de sus más allegados amigos y colaboradores. Un ejemplo excepcional de esto es el reloj de sobremesa ‘Jour et Nuit’ de Pieter Braecke, que durante mucho tiempo se ha atribuido a un esfuerzo de colaboración entre Braecke y Horta, y también un completo y original juego de dos fauteuils (sillones) y un taburete procedentes de la recientemente restaurada Magasin Wolfers, así como un icónico sillón y dos sillas de la villa marinera de la familia Furnémont, en Wenduine. Se combinarán con pinturas simbolistas raras y tempranas del amigo y colaborador de Horta, Emile Fabry”.  

Los dos momentos patrios están protagonizados por las galerías Jordi Pascual y la Montagut Gallery. Los precios que colgarán de las piezas que se expondrán en BFAFA son, si no un secreto, un dato que solo se da al comprador interesado.

En la pasada edición (que acogió a más de 60.000 visitantes), el rango oscilaba entre 2.000-3.000 euros y algunos millones de euros. Algunos ejemplos concretos para la 68 edición: la escultura de Germain Richier propuesta por la Galería de la Béraudière ronda el millón de euros; una mesa de Adolf Loos se ofrece en 58.000 euros o un reloj Art Nouveau de Gustave Serrurier-Bovy por 28.000, ambas en manos de la galería Florian Kolhammer.

1 / 6Galerie de la Béraudière. 'LaChauve-souris', de Germaine Richier.

2 / 6Vidriedra 'Le toucher', en la Maison Cauchie.

3 / 6Candelabros de plata estilo Art Nouveau (1900), de la Galerie Bernard de Leye.

4 / 6Aguamanil decorado con orquídeas en bronce, hacia 1900, de Philippe Wolfers. Galerie Bernard de Leye.

5 / 6'Songye’, de la Montagut Gallery.

6 / 6Broche ‘Ninfa’ esmaltado y en oro, de René Lalique (1897), de la galería Epoque Fine Jewels.