Road trip artístico en Texas

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Road trip artístico en Texas

Gracias a la riqueza proporcionada por su industria petrolífera, el gran estado del sur atesora valiosas colecciones que descubrimos en un viaje de casi 1.800 kilómetros.

El orgulloso lema del segundo estado con mayor PIB de Estados Unidos reza “Everything is bigger in Texas (todo es más grande en Texas)”. Sin embargo, la mayor institución cultural de la región –el Fine Arts Museum de Houston– fue firmada por el arquitecto cuyo mantra “Less is More (menos es más)” cambiaría la historia de la arquitectura para siempre.

En 1950 a Ludwig Mies Van der Rohe (Aquisgrán, 27 de marzo de 1886 – Chicago, 17 de agosto de 1969) le encargaron expandir este museo, inaugurado en 1924 en un edificio neoclásico. Para ello se sirvió de su mítico enfoque skin and bones (caracterizado por el uso de estructuras esqueléticas de acero y cristal) para crear, en dos fases, el hoy llamado Caroline Wiess Law Building.

Foto entrada The Menil Collection
En la imagen superior, piezas de aluminio de Donald Judd en la Fundación Chinati de Marfa. Fotografía: The Chinati Foundation. Sobre estas líneas, entrada a The Menil Collection, museo diseñado por Renzo Piano que alberga la colección de arte del matrimonio Menil, en Houston.

Mies y Moneo

El Museum of Fine Arts de Houston, entre los 10 mayores de Estados Unidos, consta, además del de Van der Rohe, de otros dos edificios: el Beck, firmado por Rafael Moneo, y el Kinder, de Steven Holl, comunicados por túneles que firman los maestros de la luz James Turrell, Carlos Cruz-Díez y Olafur Eliasson y que incluyen un jardín de esculturas, salas de cine, escuelas de arte y bibliotecas, así como dos casas-museo en las inmediaciones. De entre su vasta colección, compuesta por 70.000 obras, merece la pena destacar su apuesta por el arte latinoamericano, que promueve a través de su Centro Internacional para las Artes de las Américas.

No muy lejos de allí, en el barrio de Montrose, se encuentra The Menil Collection. Se trata de la colección privada del matrimonio de origen francés John y Dominique de Menil, la heredera de la mayor compañía petrolera de perforación offshore del mundo, que en 1941 llegó con su marido a Houston desde París dejando atrás una Francia invadida por los nazis.

Foto del interior de la Capilla Rothko en Houston
Interior de la Capilla Rothko en Houston. Comisionada por la familia de Menil es un recinto espiritual inter-religioso planteado por el pintor estadounidense nacido en Letonia. Fotografía: Rothko Chapel.

Al poco tiempo, los Menil comenzaron a comprar arte hasta alcanzar una colección de 19.000 obras que hoy puede verse en el museo que, inaugurado en 1987, encargaron a Renzo Piano. En su momento aquello causó estupor, pues los houstonians no querían un Pompidou en Texas. Además, el arquitecto italiano diseñó la galería Cy Twombly, mientras que la capilla Rothko –ambas financiadas por los Menil– fue encargada a Philip Johnson (quien todavía no pensaba que “less is a bore”, en español “menos me aburre), pero las desavenencias con el pintor hicieron que Johnson abandonara el proyecto.

La Colección Menil –que en sus inmediaciones cuenta con un instituto de dibujo y una instalación de Dan Flavin en el Richmond Hall– es un tesoro en el que se mezclan arte antiguo africano y del Pacífico con obras surrealistas, piezas bizantinas con iconos modernos… Así, siguiendo los deseos de Dominique de Menil, Piano diseñó un museo que parece pequeño por fuera pero es grande por dentro. Nadie lo resumió mejor que el arquitecto genovés: “The Menil es un retrato de Dominique: discreto, inteligente, acogedor, elegante”.

Siguiente parada: Dallas

Unos 400 kilómetros separan el Menil del Nasher Sculpture Center de Dallas, que también lleva la firma de Renzo Piano. Inaugurado en 2003 en el corazón del Distrito de las Artes de Dallas, alberga una de las mejores colecciones de esculturas modernas y contemporáneas del mundo: más de 300 obras maestras de Calder, De Kooning, Giacometti, Matisse, Miró, Moore, Picasso, Rodin o Serra pertenecientes al matrimonio Raymond y Patsy Nasher.  

La pareja –un promotor inmobiliario y banquero nacido en Boston y la hija de un prominente empresario de Dallas– comenzó comprando esculturas en un viaje a México, especialmente de arte precolombino. Sin embargo, fue el regalo que Nancy le hizo a Raymond por su 46 cumpleaños –un bronce de Jean Arp– el detonante de una colección que ambicionaron importantes museos estadounidenses.

Foto The Kimbell Art Museum
The Kimbell Art Museum, diseñado por Louis Khan, en Fort Worth. Fotografía: Travel Texas.

Louis Khan dialoga con Tadao Ando

De la cercana Fort Worth (apenas 56 kilómetros), conocida en el pasado por ser “donde comienza el Oeste”, eran oriundos los Kimbell, Kay y Velma. Cuando este murió el matrimonio atesoraba 260 lienzos (entre ellos de Monet, Bellini, Picasso) y 85 obras de arte precolombino y oriental que fueron donados a su fundación para incentivar el arte en Texas. El empresario, que había hecho fortuna en la industria petrolera, dejó estipulado en sus últimas voluntades que su museo tenía que ser “de primera clase”. Dicho y hecho, The Kimbell Museum fue encargado al estadounidense de origen estonio Louis Khan y desde su inauguración en 1972 su edificio de hormigón, travertino y roble blanco es considerado como uno de los logros arquitectónicos más sobresalientes de la era moderna.

A pocos pasos de allí se encuentra el Modern Art Museum of Fort Worth, en un edificio de Tadao Ando en hormigón y acero que parece flotar sobre el agua. Cuenta con una valiosa colección de obras de arte moderno y contemporáneo de artistas como Pablo Picasso, Mark Rothko, Jackson Pollock, Robert Rauschenberg, Anselm Kiefer, Frank Stella, Gerhard Richter, Cindy Sherman, Bruce Nauman y Takashi Murakami, entre otros.

Foto Interior de The Kimbell Art Museum
Interior de The Kimbell Art Museum, diseñado por Louis Khan, en Fort Worth. Fotografía: IwanBaan.

Próxima estación: Marfa

Fue precisamente la convicción de que museos y galerías ya no servían a los verdaderos propósitos del arte la que llevó al artista estadounidense Donald Judd (3 de junio de 1928 en Excelsior Springs, Missouri, 3 de junio de 1928 – Nueva York, 12 de febrero de 1994) a cambiar Nueva York por Marfa, un pueblo remoto en los confines de Texas, junto al desierto de Chihuahua.

Marfa, a 800 kilómetros de Fort Worth, acoge una vibrante comunidad artística y cultural que siguió los pasos de Judd, cuyo legado es custodiado por las Fundaciones Judd y Chinati. La primera vela por su hogar, biblioteca y estudio, mientras que la segunda presenta la obra de Judd y sus coetáneos –Dan Flavin, Robert Irwin y John Chamberlain– tal y como él la concebía: la experiencia no abarca la pieza de arte en sí misma, sino también las circunstancias de la escala y la durabilidad, el espacio en el que la obra se emplazaba, así como el entorno natural en donde se percibe.

Ese juego con el entorno fue lo que llevó a la galería Ballroom Marfa a comisionar al dúo escandinavo Elmgreen & Dragset su obra de land art Prada Marfa, que no es tienda ni está (exactamente) en Marfa, sino a unos 60 kilómetros de allí. Se trata de una estructura de adobe con el aspecto de una boutique de la marca italiana con zapatos y bolsos de la temporada de otoño/invierno de 2005 en su interior.

El Museo de Arte Moderno de Fort Worth, obra del arquitecto japonés Tadao Ando.

Sir David Adjaye en San Antonio

Gracias a dos mujeres y a una activa comunidad artística, San Antonio es un destino ineludible para los amantes del arte. Marion McNay, heredera de una fortuna petrolera, cedió su colección privada para crear el primer museo de arte moderno de San Antonio, que recibe su nombre. El edificio original, diseñado por el arquitecto Atlee B. Ayres, es una mansión de estilo hispano-mediterráneo que data de la década de 1920, y que fue ampliada y renovada por el arquitecto francés Jean-Paul Viguier en la década de 2000. El museo cuenta con una colección de más de 20.000 obras de arte, que incluyen pinturas, esculturas, fotografías, dibujos y artes decorativas de todo el mundo.

Nuestra última parada es la capital de Texas, Austin, considerada en los últimos años como el nuevo Silicon Valley. Para esta primavera o verano se espera la inauguración del rediseño de The Blanton Museum of Art en The University of Texas. No sabemos si será fiel a su eslogan “Keep Austin Weird” –que se refiere a su estilo raro, alocado y un poco fuera de moda–, pero no cabe duda que el trabajo de Snøhetta (firma de arquitectura, paisajismo y diseño con sede en Oslo) será una buena excusa para visitarla.