Quiénes son las Callas y los Pavarottis del siglo XXI

Música

Quiénes son las Callas y los Pavarottis del siglo XXI

Aunque puede que nunca lleguen a ser “divinos” y “divinas”, una nueva generación de tenores, sopranos y barítonos ya triunfa en los grandes teatros de ópera de todo el mundo.

Las muertes de Luciano Pavarotti en septiembre de 2007 y Montserrat Caballé en octubre de 2018 son consideradas los momentos cruciales del fin de la era de los grandes divos de la ópera. Aún vive, sin embargo, el último de “los divinos”, Plácido Domingo.

Es incuestionable que ya no hay tenores y sopranos cuyos nombres sean internacionalmente conocidos fuera de los ámbitos de la ópera o la música clásica: no existen ni Callas, ni Carusos, ni Caballés, ni Pavarottis, ni Domingos… Cuando Maria Callas tenía apenas 42 años ya había ofrecido su último concierto y justo en ese momento, en 1965, surgía una mujer 10 años menor, Montserrat Caballé, que ponía patas arriba el Carnegie Hall de Nueva York en la Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti. Desde entonces no ha vuelto a producirse un fenómeno así. Los tenores y las sopranos han visto cómo el pedestal lo han pasado a ocupar, en el peor de los casos, los cantantes pop, y en el mejor, los actores de Hollywood…, aquellos a los que todavía en los años 50 del pasado siglo no se les permitía alojarse en los hoteles de la cadena Ritz.

En la imagen superior, Corinne Winters en Los pescadores de perlas, de Bizet. Fotografía: Curtis Brown. Sobre estas líneas, el contratenor Anthony Roth Costanzo con la soprano estadounidense J’Nai Bridges (izquierda) y la soprano islandesa Dísella Lárusdóttir.

Sin embargo, y pese a que, evidentemente, lo que en terminología anglosajona se denomina highbrow culture (alta cultura) esté perdiendo la partida frente a la lowbrow culture (cultura popular), todavía hay una serie de grandes nombres que representan el cambio generacional inevitable y luchan por mantener alto el estandarte de las grandes voces que asociamos con el elitista mundo de la ópera.

La italiana Cecilia Bartoli, la rusa Anna Netrebko, la rumana Angela Gheorghiu o la canadiense Barbara Hannigan (que combina dos facetas en las que brilla por igual: la de soprano y la de directora de orquesta, en ambos casos especializada en clásica contemporánea, obstáculo añadido para convertirse en diva). Todas ellas aún en activo, y entre los cincuenta y los sesenta años de edad, no han conseguido alcanzar el estatus de divas absolutas, ni siquiera el renombre de otras grandes figuras del siglo XX como Kiri Te Kanawa o las sopranos negras Barbara Hendricks o Jessye Norman, esta última fallecida en 2019. Hay otros nombres que ya llevan años brillando y que seguro que seguirán destacando en el futuro…, pero, ¿con qué peso? Mucho más liviano, nos tememos.

Foto Corinne Winters en Madama Butterfly, de Puccini.
Corinne Winters en Madama Butterfly, de Puccini. Fotografía: Fabrizio Sansoni.

Las nietas de Maria Callas

A sus 40 años, la soprano estadounidense Corinne Winters (Maryland, Estados Unidos, 1983) acumula grandes papeles en su trayectoria: Melisande en el libreto de Debussy Peleas y Melisande en la Ópera de Zúrich; Fiordiligi en Così fan tutte, de Mozart en la Royal Opera House de Londres, donde también brilló como Violeta en La Traviata de Verdi. Entre otros muchos papeles ha sido también Cio-Cio-San en la Madama Butterfly de Puccini. Y el año pasado hizo historia con la gira internacional de la ópera de Leoš Janáček Katia Kabanová, que se estrenó en el Teatro dell’Opera di Roma y siguió en el Festival de Salzburgo (aquí su interpretación quedó inmortalizada al ser grabada y retransmitida por todo el mundo). Finalizó 2022 con otro gran logro, el de inaugurar la temporada del Teatro dell’Opera di Roma como Blanche de la Force en Diálogos de carmelitas de Francis Poulenc, también retransmitida a todo el mundo, dando al público otra oportunidad de presenciar su arte.

También estadounidense, la mezzosoprano J’Nai Bridges (Washington, Estados Unidos, 6 de febrero de 1987) –calificada como “la Beyoncé de la ópera”– cuenta, a sus 36 años recién cumplidos, con un Grammy ganado en 2022 por su participación en la grabación de la ópera de Philip Glass Akhnaten, en la que interpretaba a la reina Nefertiti. Invitada a cantar en 2019 en el funeral por la muerte de Jessye Norman, ya ha actuado en la Metropolitan Opera House de Nueva York, la Ópera de San Francisco y la Nacional de Washington, donde intervino hace ahora un año en el estreno mundial de Written in Stone de Jason Moran. Y luego llegó Carmen. La mezzo llevó su interpretación por todo el mundo, empezando por la Ópera de Palm Beach y con su debut en la Arena de Verona.

Tampoco hay que olvidar a la italiana Eleonora Buratto (Mantua, Italia, 1982), que el año pasado interpretó grandes papeles. Entre otros, la Cio-Cio-San, de Madama Butterfly en la Ópera Metropolitana de Nueva York; Alice Frod, de Falstaff, en la Ópera Estatal de Viena, y la Desdémona de Otelo en el Festival de Ópera Rossini de la ciudad de Pésaro. Pero con su interpretación de Ana Bolena en la ópera homónima de Donizetti –que llegó a representarse en el Palau de les Arts de Valencia– mereció el calificativo de “la mejor soprano italiana de su generación” (nació en 1982) por parte de la crítica italiana. La volveremos a ver en la capital valenciana en las próximas temporadas, completando la Trilogía Tudor de Donizetti en torno a la figura de Isabel I de Inglaterra. Después de Ana Bolena llegarán Maria Stuarda y Roberto Devereux.

Eleonora Buratto (izda.) como Cio-Cio-San y Elizabeth DeShong como Suzuki en Madama Butterfly, de Puccini. Fotografía: Richard Termine / Met Opera 2022.

Para finalizar este breve recorrido de grandes voces femeninas del momento habrá que nombrar a dos sopranos nacidas en 1987: la noruega Lise Davidsen y la estadounidense Julia Bullock. La primera, tras realizar su primera grabación de arias de Wagner y Strauss en 2019, ha actuado en la Deutsche Oper de Berlín, el Concertgebouw de Ámsterdam y la Royal Opera House de Londres, cuyo director musical Antonio Pappano proclamó, tras su actuación como Leonora en Fidelio, la única ópera de Ludwig van Beethoven, que tiene “una voz entre un millón. Cuando abrió la boca todos nos quedamos atónitos. Su voz desprende luz”. En cuanto a Bullock, ha intervenido en la ópera de Stravinski El progreso del libertino o la ópera barroca La reina india, de Henry Purcell, con la que participó en su estreno en el Teatro Real de Madrid, en 2013, uno de los últimos espectáculos programados por el fallecido director artístico del recinto madrileño Gérard Mortier. Pero, sobre todo, se ha especializado en ópera contemporánea, como las del compositor estadounidense John Adams Girls of the Golden West, Doctor Atomic o Upload, del neerlandés Michel van der Aa, que recibió a finales del año pasado, en el Teatro Real de Madrid, el Premio Internacional de Ópera a la mejor ópera digital (y no porque fuera una grabación, sino porque su puesta en escena combina interpretaciones en directo y proyecciones en vídeo).

Lise Davidsen y Jonas Kaufmann en los ensayos del Fidelio de Beethoven en The Royal Opera House, temporada 2019/20. Fotografía: Lara Cappelli.

Los “nietos” de Caruso

A los nombres ya consagrados de cantantes masculinos como Roberto Alagna (1963), Jonas Kaufmann (1969), Lawrence Brownlee y Rolando Villazón (1972), Alfie Boe y Juan Diego Flórez (1973), Javier Camarena (1976) o Vittorio Grigolo, conocido como Il Pavarottino (1977), se han ido sumando figuras entre las que se encuentran Anthony Roth Costanzo (Carolina del Norte, Estados Unidos, 8 de mayo de 1982), apenas cuatro años más joven que el contratenor más famoso de los últimos tiempos, Philippe Jaroussky (Maisons-Laffitte, Francia, 13 de febrero de 1978), pero al que sí supera en popularidad, ya que es una de las personalidades LGTBI más influyentes del mundo de la música clásica, e incuestionable como Akenatón, el papel principal en la ópera de Philip Glass Akhnaten; el británico Allan Clayton –nombrado en 2021 miembro del imperio británico por sus servicios a la ópera– y el estadounidense Clay Hilley –tal vez el más prototípico tenor heroico actual de las óperas wagnerianas–, ambos nacidos en 1981. A ninguno de ellos se les puede considerar “promesas”, sino realidades consagradas, aunque sin gozar todavía del aura mítica de los elegidos.

Benjamin Bernheim como el Duque de Mantua, en Rigoletto, en la Met de Nueva York. Fotografía: Curtis Brown.

La nueva generación de cantantes puede que la lidere Benjamin Bernheim (París, 9 de junio de 1985), que ha ido alcanzando poco a poco el estrellato, mostrando su talento en todos los grandes teatros de ópera del mundo, incluida la Ópera Metropolitana de Nueva York, donde debutó en 2022 –por haberse aplazado el estreno por el covid– como el Duque de Mantua, en la ópera de Verdi Rigoletto. El año pasado fue también su debut como Edgardo en Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, que interpretó por primera vez en la Ópera Estatal de Viena, y como Werther en la ópera homónima de Jules Massenet, estrenada en la Ópera Nacional de Burdeos. Pero también interpretó su papel característico de Des Grieux en Manon (también de Massenet) en la Ópera de Hamburgo y en la Ópera de París y su Fausto en la Ópera de París. En 2023 Bernheim hará su debut como Romeo en la ópera de Gounod Romeo y Julieta, que se estrenará en París y Nueva York.

El 4 de marzo se estrenará en la Met de Nueva York una nueva producción de La Traviata de Verdi, protagonizada por el barítono mongol Amartuvshin Enkhbat. Fotografía: Jonathan Tichler / Met Opera.

Amartuvshin Enkhbat (Sukhbaatar, Mongolia, 23 de marzo de 1986) es el barítono verdiano (especializado en óperas de Verdi) de su generación y uno de los cantantes más solicitados actualmente en los grandes teatros del mundo. El papel de Rigoletto es su seña de identidad: lo ha cantado más de sesenta veces y la crítica ha dicho que “su voz es extremadamente adecuada para Verdi, fuerte y poderosa, elegante en el fraseo, dulce en la mezza voce”. En 2022 debutó en la Ópera de Hamburgo con Aida y regresó a la Arena de Verona para Nabucco y Aida, además de actuar en el Teatro Massimo de Palermo en Tosca. Y después de aparecer en los más grandes teatros de todo el mundo, Enkhbat está listo para debutar en la Metropolitan Opera House de Nueva York en La Traviata el 4 de marzo.

Pero de todos estos nombres, el más joven y prometedor es tal vez el británico Freddie De Tommaso (Kent, Reino Unido, 1993). A sus 29 años, es ya una gran estrella por el método más clásico: todo empezó a finales de 2021, cuando salvó una representación en la Royal Opera House. El tenor se encontraba en el teatro de la ópera y rápidamente sustituyó en el segundo acto de Tosca, de Puccini, a un colega enfermo. Al instante batió dos importantes récords al convertirse en el primer tenor británico que cantaba el papel de Cavaradossi en el Covent Garden en casi sesenta años, y en el tenor más joven que jamás había interpretado el papel en la Royal Opera House. 2022 comenzó para él con una reposición de Macbeth, de Verdi, en la Wiener Staatsoper, y con su debut en el Teatro alla Scala de Milán en una producción de Adriana Lecouvreur, la ópera de Francesco Cilea.

Freddie De Tommaso como Cassio en Otello, de Verdi, The Royal Opera House en la temporada, 2019/20. Fotografía: Catherine Ashmore.

También actuó como Pinkerton en una nueva producción de Madama Butterfly en la Semperoper de Dresde y en la Royal Opera House de Londres, donde también participó en Tosca y La Bohème. El año pasado debutó en la Arena de Verona en La Traviata. Discográficamente, en junio de 2022 lanzó su álbum Il Tenore, que se convirtió instantáneamente en un éxito: su interpretación de Nessun Dorma, del Turandot de Puccini, tuvo cerca de un millón de escuchas en apenas siete semanas y superó, incluso, a la grabación de referencia de Luciano Pavarotti de la icónica aria para Decca. De Tommaso fue también el solista del himno oficial Dios salve al Rey con el que se saludó la llegada al trono del Reino Unido de Carlos III. Y por si fueran pocos méritos, fue el encargado de cerrar el año en el famoso concierto de Año Nuevo del Teatro La Fenice de Venecia.