Las hermanas Cristina y Mariana Aguirre forman un tándem empresarial cada vez más sólido. Pese a que son muy distintas, comparten una sensibilidad estética similar, según cuentan a CLASSPAPER. Y esa afinidad, no solo por sangre, sino por pasión por las cosas especiales y fuera de lo común, les llevó a emprender con la marca de sombreros Romualda. “Teníamos ganas de montar algo juntas y sentíamos que había un espacio en el que podíamos crear objetos originales, delicados y divertidos también”.
Las señas de identidad de sus creaciones se basan en el respeto hacia el trabajo manual y la tierra y sus recursos: “Nuestro deseo es crear piezas que sean la mezcla perfecta de artesanía, expresión artística y buen diseño. Modelos atemporales, con diseños únicos y con un desarrollo sostenible, ético y duradero”.
Reflejo de estas convicciones, los accesorios se pintan a mano y se convierten así en piezas de arte. Empezaron diseñando uno modelo gigante, con un ala de casi 40 cm, nada convencional. “Sentimos que fuimos un poco pioneras. Ese era nuestro propósito cuando nos decidimos por el sombrero, que era algo maravilloso pero olvidado, y tenía muchas posibilidades en su diseño y complexión, aparte de una fuerza tremenda”.
Como parte de esa identidad y exclusividad, los sombreros de Romualda son reversibles, lo que les permite a las hermanas (sobrinas de la expolítica Esperanza Aguirre e hijas de Santiago Aguirre, fundador de la inmobiliaria Aguirre Newman) experimentar con los materiales y colores de ambos lados. “Son diseños únicos que juegan con la anatomía del sombrero”. Ellas defienden este tipo de complemento por ser muy versátil y atemporal, “aporta mucha personalidad. Nuestras creaciones se pueden llevar tanto a una boda como a la playa. Queremos que nuestras piezas sean acogidas con el mismo amor con el que son creadas y que pasen de generación en generación”.
Mientras Marina se enfoca más en las ventas, Cristina se encarga de la parte creativa, y suele inspirarse “en las composiciones de las flores, caracolas, plantas y otros elementos de la naturaleza, pero también soy una amante del juego y hay muchas colecciones que tienen su origen aquí, con la experimentación, partiendo de este concepto”.
Todos los sombreros se confeccionan en pequeños talleres de la costa asturiana por profesionales de la industria que llevan trabajando desde sus inicios justo antes de la pandemia. Sobre el proceso pictórico, las madrileñas explican que existen dos maneras. Una en la que pintan sobre un lienzo de unos cinco metros que más tarde se corta y confecciona, otra sobre el patrón ya cortado. “En los primeros, el resultado es sorprendente porque no sabes exactamente cómo va a quedar. En el segundo, puedes jugar directamente con los diseños, dándoles una dirección clara y una intención en cada pieza. Siempre es sorprendente cómo queda un sombrero confeccionado ya que entran en juego el tipo de dibujo, la reversibilidad, el color o material del forro o el tamaño del ala”.
También el patronaje de las prendas y la producción de ropa se confeccionan allí, cuidando cada parte del proceso, detallan sobre esta nueva línea de negocio en la que comercializan su primera colección de prêt-à-porter. Ahora, trabajan en colecciones completas por lo que “tenemos unos sombreros ‘de continuidad’ y otras acompañando las prendas y tratando de unificar el tema y el colorido. Siempre sacamos un hueco también para drops, pequeñas colecciones cápsula en las que aprovechamos para hacer piezas únicas y probar nuevos materiales o dibujos”.
Los estampados con los que están hechas las prendas son cuadros originales de Cristina que hace con distintas técnicas. “Seguimos manteniéndonos fieles al ADN de la marca y a lo que nos diferencia del resto y continuamos experimentando con tejidos y mejorando nuestra manera de diseñar y de fabricar”.
Sobre la próxima colección de otoño/invierno, las creadoras de Romualda adelantan que estará compuesta por “piezas y materiales que no hemos usado para ninguna colección anterior y, por supuesto, seguimos proponiendo cosas nuevas. La verdad es que somos una marca que está más identificada con el verano y las vacaciones en la playa, aunque estamos trabajando en encontrar nuestro lugar también en los meses de frío, con sombreros invernales, prendas de punto y abrigo. Estamos en una etapa superemocionante. Hemos conseguido sentirnos cómodas desarrollando colecciones de ropa y estamos entusiasmadas con abrir nuevas líneas de producto”.
Desde 2019, cuando se fundó, Romualda se ha expandido a más de 180 tiendas multimarca por todo el mundo, desde las islas paradisíacas más recónditas hasta prestigiosas boutiques en Nueva York. “Estamos presentes en algunas de las mayores de Europa y Asia, como Isetan o Smallable, y en boutiques independientes que se enorgullecen de vestir a las famosas en Los Ángeles”.
Y ahora su aventura continúa en el mercado chino, donde están empezando. “Estamos muy felices con la dirección que está cogiendo el proyecto y muy emocionadas con lo que nos espera. Tenemos la suerte de rodearnos de un gran equipo en el que confiamos de corazón y con el que nos apetece mucho crecer juntos. ¡Lo mejor está aún por venir!”.
