El primer club de tiro virtual en España está en Madrid. Se trata de un local elegante con un revolucionario simulador a solo cien metros del estadio del Real Madrid. Sus armas son réplicas de modelos reales y funcionan con un sistema láser invisible. Per Kronholm, su dueño, ha abierto recientemente un segundo centro en Estepona, Málaga.
Simulador de caza
Per Kronholm (Londres, 1968) tenía licencia de caza sueca –su familia y su residencia estaban en Estocolmo– pero no había tocado un arma en 20 años cuando llegó a España. Hace tres lustros se instaló en nuestro país al casarse con una española y le empezaron a invitar a monterías. “Me sentía incómodo y fallaba sin parar”, dice. Investigó dónde practicar en Madrid y le recomendaron un centro de tiro en Getafe. “Tardé casi una hora en llegar y sólo tenía dianas fijas. Me resultó demasiado fácil porque lo interesante es cuando el animal se mueve”, explica. De este modo hizo un estudio de campos de tiro móviles y finalmente dio con uno al norte de Burgos. Mientras tanto, volvía a las monterías de sus amigos y su puntería no mejoraba.

“Tiene que haber una solución. Quiero aprender y practicar”, se dijo. En internet dio con tres sistemas de tiro virtual. Escogió el que más le atrajo y llamó a la empresa ubicada en EE.UU. Le escucharon “amablemente” pero sin éxito, pues no le daban la posibilidad de obtener los derechos para España. “El fabricante es sueco, con sede en Estocolmo”, le dijeron antes de colgar.

Galería de tiro
La semana siguiente viajó a su querida Estocolmo, donde testó el sistema de tiro virtual, y a los pocos días… lo disfrutaban él y sus amigos en el salón de su casa de Madrid. Así fue como se convirtió en pionero en la experiencia del tiro virtual en movimiento en España.
Una inversión inicial de algo más de 10.000 euros para hacerse con la tecnología sueca del simulador de tiro virtual ‘Simway’ y otra segunda para comprar un local que fuera fácil de llegar y aparcar en el centro de Madrid significaron el inicio del negocio. Y transformó aquella tienda de baratijas “sin sentido” en un local acogedor con campo de tiro, biblioteca, sala de estar y ‘Honesty bar’ (bar de autoservicio). “Compré el local un mes antes de que estallara el COVID, así que pensé que, si salía mal, al menos tendría un lugar donde invitar a amigos”, comenta con humor.

El negoció abrió sus puertas en septiembre 2019, en plena pandemia, y poco a poco lo difundieron el boca a boca, los chats de cazadores, las ferias y los anuncios en las revistas del sector. Hoy ha logrado alcanzar los casi 700 clientes, que suelen venir en grupos de 2-6 personas y pagan 80 euros cada hora.
Modos de uso
El éxito fue inmediato. “Solamente hay que venir y conocerlo. La gente se entusiasma”, dice . El simulador cuenta con muchos módulos de formación. “Puedo decirle al sistema: ponme un jabalí a 30 metros caminando en este paisaje… Sale, disparas y luego puedes rebobinar para saber cómo fue tu tiro, dónde le diste exactamente”.
Según el gusto del cazador existen distintos modos. De competición o diversión y cada uno lo termina de completar a su medida. El paisaje puede ser español, americano o de otro país y continente y el tipo de animal varía desde diferentes aves hasta la lista completa de caza mayor en batida.
El objetivo de este emprendedor que compagina el negocio del tiro virtual con la banca, la gestión de residuos, y recientemente el blockchain es seducir también al no cazador. “Hay muchas fuerzas en contra de la caza. Muchos la quieren prohibir y el número de cazadores va a la baja. Tampoco resulta fácil iniciarse si no lo has mamado o te lo han inculcado los amigos. Esta es una forma de aficionarse”, apostilla. Y añade taxativamente: “Y no lo hago solo por hacer negocio, sino para apoyar el mundo de la caza”.

Se despide para atender a dos clientes que acaban de entrar. Son el perfil habitual en este coqueto centro que invita a la práctica del tiro. Cazadores de entre 45 y 55 años. Asistimos al comienzo de su sesión que empieza por calibrar y poner el rifle a tiro apuntando a una diana. Enseguida aparece un jabalí, haciendo su gruñido como si fuese real y uno de los cazadores pega su primer tiro y alcanza la puntuación máxima. “Cuanto mejor apuntes, más puntos tienes y de recompensa te aparece una estrella. El programa te incita a formarte a tirar tiros letales para que mates limpiamente de un tiro y no hagas sufrir al animal”, explica.
“Muchas veces, cuando el cazador falla, es una buena cura de humildad porque se queja de que la culpa la tiene el sistema. Pero no hay error. ¡El sistema es exacto!, aclara. virtualshootingfirst.com