El origen fue el galgo, ese logo alargado en plena zancada. Una referencia gráfica que lleva unida a Moto Parilla desde sus inicios en los años 40 y que fue muy profética a juzgar por el presente de la mítica compañía, con productos basados en la velocidad y la energía natural.
Moto Parilla fue fundada por Giovanni Parrilla, antiguo propietario de un taller de reparación de componentes para motores diesel en Milán, y desde sus inicios –y durante varias décadas– encadenó el lanzamiento de motos de éxito con una fórmula basada en un diseño único y pocas unidades, elementos que aunque dotaron de exclusividad a la marca, contribuyeron también a su irremediable declive.
Aún así los aciertos fueron continuos, como la ’98’ (1949), una motocicleta sencilla de dos tiempos en versiones turismo y deportiva, o los scooters ‘Greyhound’, ‘Bracco’, ‘Fauno’ y ‘Setter’ de finales de los 50. Incluso la marca se hizo un nombre en el mundo de las carreras cuando Giuseppe Rottigni venció en el Motogiro d’Italia de 1957 pilotando una Parilla 175 Gran Sport MSDS y Ron Grand logró un segundo puesto en Daytona en clase 250 en 1964.
Pero las dificultades financieras llevaron a Giovanni Parrilla a dejar la empresa en manos de una compañía financiera en 1962, y no fue hasta 2017 cuando su nuevo propietario, el jovencísimo Filippo Beltrami (Reggio Emilia, Italia, 25 de febrero de 1996), decidió relanzarla junto con su profesor Zeno Panarari –antiguo diseñador de Lambretta o Italjet– bajo el paraguas de un nuevo producto: la Carbon, una e-bike con una fuerte estética de moto. “Hasta mediados de los años 60, Moto Parilla fue un referente en el mundo de las dos ruedas porque no fabricaba productos estándar, solo vehículos únicos con gran atención al detalle y a la innovación. Nosotros queríamos hacer exactamente lo mismo“, explica Beltrami. Y añade: “La Carbon nació del encuentro entre el mundo de las motos y el de las bicicletas. Nuestro deseo era revolucionar el mercado con un producto único y creo que lo hemos conseguido”.
La Carbon fue el acierto inmediato que Moto Parilla necesitaba para volver al olimpo del diseño italiano. ¿Su secreto? “Carbon no es una bicicleta”, explica Beltrami. “Es un vehículo único, nacido en el terreno del motor y claramente separado de todo lo que hay hoy en día. Esta es la verdadera diferencia”.
Toda una revolución en el mundo de las bicicletas eléctricas, capaz de crear un nuevo segmento –el SUV e-bike– y que hace un año le valió el Premio Giovani Imprese Altagamma concedido por el máximo conglomerado de lujo transalpino a la jóvenes empresas.
Las claves del éxito
El Made in Italy es una de las recetas ganadoras de Moto Parilla, que desde 2017 ha profundizado en las mejores técnicas de producción y acabado de cada uno de los componentes de sus e-bikes. Eso hace que hoy el 98% de las piezas estén fabricadas por la marca en Italia, en su sede en Reggio Emilia, facilitando que todo se ensamble a mano y esté listo para ser enviado. “Fabricar nuestros productos en Italia es una obligación. Creemos que es fundamental que una idea italiana se haga totalmente en Italia”, defiende Beltrami.
Otro de sus ingredientes diferenciales es la personalización. Desde Moto Parilla ofrecen un servicio Tailor Made que permite crear las bicicletas desde cero, ya sea ayudando a diseñar el primer render, eligiendo los materiales y piezas del cuadro o decidiendo los colores o el intrincado universo gráfico que luego plasmarán en la bicicleta los pintores de Moto Parilla. “Una de las muchas cosas que diferencian a Carbon de otros productos del mercado es precisamente eso. Gracias a una red de excelentes proveedores podemos realizar todo tipo de personalizaciones para nuestros clientes, pudiendo elegir entre una gama prácticamente infinita de posibilidades”, añade el propietario de la marca.
Carbon: agresiva como una moto
Fabricada en carbono y aluminio, la Carbon es el producto icónico de la nueva Moto Parilla: una e-bike robusta (unos 38 kg) y con sensaciones de conducción excelentes, agarre estable en carretera, frenos muy precisos y neumáticos extra grandes ideales para terrenos embarrados pero también para nieve y arena. Su caja de cambios está insertada en el buje, por lo que está protegida y no se ensucia, y su sillín de cuero artesanal es muy cómodo y parece el de una moto.
Con un golpe de pedal, la Carbon se convierte en un scooter capaz de alcanzar los 25 km/h –el máximo permitido por la ley italiana–, pero puede ir más allá y alcanzar los 45/50 km/h con otras configuraciones. Su batería está ubicada en horizontal y ofrece una autonomía de 100 kilómetros con un precio desde 10.000 euros.
E-bike plegable
Apostando por una mayor funcionalidad urbana, en 2019 Moto Parilla lanzó la Trilix, una e-bike plegable con características técnicas que la sitúan en lo más alto del mundo de la movilidad urbana. La idea detrás del proyecto fue revivir, desde una perspectiva eléctrica, la famosa “Graziella”, una histórica bicicleta italiana, creando un marco de espaldera que retomó el mundo de las motocicletas. Trilix se puede utilizar en cualquier circunstancia, tanto en la ciudad como en recorridos de montaña, y ofrece a gran comodidad, ligereza y autonomía. Su velocidad parte del los 25 km/h aunque puede alcanzar los 32 km/h y tiene un precio desde 2.000 euros.
La novedad: Tricolore
El último lanzamiento de Moto Parilla es una e-bike con estética de moto de cross: la Tricolore. Una proeza en fibra de carbono, fibra de cáñamo –con piezas totalmente reciclables– y aluminio aeroespacial que luce un cuadro monocasco combinado con un basculante bilateral de pivote simple.
El cuadro es, además, modular y permite cambiar diferentes piezas para lograr varias geometrías o darle distintos usos. Además, cuenta con suspensiones totalmente regulables, tija del sillín en fibra de carbono, carcasa del motor de kevlar, sistema de refrigeración integrado y admite diferentes sistemas de propulsión, pudiendo montar motores de hasta 750 vatios.
Sin duda otra bestia capaz de reinventar el universo de las bicicletas eléctricas de los próximos años, con una velocidad limitada a 25 km/h pero capaz de llegar a 55 km/h y con un precio de 11.000 euros. “Con Trilix y Tricolore seguimos uniendo los mundos de las motos y las bicicletas”, explica Beltrami. “Con Trilix lo hacemos tomando el cuadro de espaldera típico de algunas de las motos más famosas del mundo. Con Tricolore hemos querido llevar el diseño y la geometría de las motos de cross al mundo de las bicicletas de montaña”, añade. Y se despide hablando del futuro: “En los últimos años Moto Parilla va a continuar ampliando su exclusiva base de clientes. Sin embargo, lo que queremos es seguir produciendo unos pocos ejemplares de cada producto, porque no queremos desvirtuar una de las piedras angulares de nuestra oferta: el cuidado de cada detalle”.