Marcio Kogan (Sao Paulo, Brasil, 6 de marzo de 1952) es considerado uno de los mejores arquitectos contemporáneos. Quizá uno de los quids de la cuestión sea precisamente ese: su vida, tal y como él nos cuenta en exclusiva, gira en torno a proporcionar placer a la gente a través de su arquitectura. “Quiero crear espacios que estimulen a la gente para vivir de la mejor manera y más felices. Es una forma de contribuir a crear un mundo mejor”, confiesa Kogan a CLASSPAPER.
Fundador del Studio Mk27 en 1980, ubicado en su ciudad natal y con un equipo de unos 30 arquitectos, cuenta con importantes proyectos por todo el mundo. Marcio lleva toda su carrera profesional dedicado a esta materia, trabajando y evolucionando “despacio, pero constante”. “Yo soy feliz diseñando cualquier cosa siempre que esté apoyado por el cliente”, dice. “En este sentido, suelo decir que prefiero diseñar una cuna para un bebé que un apartamento en Park Avenue en Nueva York. El amor de las personas está por encima de todo. Una declaración tan categórica como esta puede parecer rara en los tiempos que corren, ¡pero es la pura realidad!”, explica.
Toda esa pasión y forma de hacer las cosas ha dado sus frutos en los últimos años en nuestro país, concretamente en Finca Cortesín, un complejo residencial de lujo perfecto para los amantes del golf situado en el pueblo malagueño de Casares, entre Marbella y Sotogrande. Aparte de importantes consideraciones como estar entre los mejores alojamientos según las revistas Forbes o Condenast Traveler, en el año 2020 fue considerado por los World’s Best Awards (los premios más importantes del turismo), el mejor alojamiento de España y Portugal, el segundo de Europa y entre el top 50 a nivel mundial.
Abrazar la arquitectura discreta
En colaboración con la constructora y promotora Caledonian, la urbanización es la más exclusiva de Cortesín. Consta de seis únicas viviendas unifamiliares de una media de 1.800 metros cuadrados (hay dos villas más pequeñas) con tres, cuatro y seis dormitorios, jardín y piscina, donde la modernidad (en electrodomésticos de última generación, mobiliario e interiorismo, el acceso mediante un escáner biodométrico de huellas dactilares, suelo radiante, aire acondicionado de techo y todo lo que tiene que ver con telecomunicaciones y electricidad siempre proyectado de cara a una mayor eficiencia energética) se combina con, tal y como cuenta Marcio, ese hincapié en el paisaje y la naturaleza de la zona a través de grandes ventanales y luz natural directa. Los precios van desde los 3,5 millones a los 4,5 millones de euros. “Mi percepción es que Finca Cortesín está situada en un zona especial de paz. Como en otros muchos proyectos de Studio mk27, nuestro esfuerzo se basó en destacar la belleza de los alrededores a través del diseño de un tipo de arquitectura discreto“, matiza.
Confiesa que ya habían trabajado con Hill, el project management, en otro proyecto en España y “fue una experiencia muy positiva, así que nos encantó conocer al equipo detrás de este trabajo”. “La primera vez que fuimos allí lo hicimos con un equipo de arquitectos y Jean Mus, el paisajista. Visitamos el espacio, asistimos a un taller muy productivo y las primeras ideas del proyecto empezaron a surgir. Nunca olvidaré la primera impresión del maravilloso entorno y por la noche con el piano y Jean Muse cantando”, recuerda Kogan.
El modernismo brasileño le apasiona y es su constante influencia, como lo es también el cine, profesión que barajó junto con la arquitectura a los 17 años. Sus composiciones se caracterizan por las líneas puras donde el interior y el exterior siempre se mezclan en sus proyectos así como el uso de los materiales crudos como la madera y la piedra. Su trabajo ha contribuido a modernizar su ciudad con edificios como el Edificio São Vito y el Edificio Mirante do Vale. Sin perder de vista reconocidos trabajos en países como Estados Unidos, España, Venezuela, Portugal… ¿Y su hogar? “Yo vivo en un bloque de viviendas de ladrillo visto de 12 pisos en un gran vecindario de São Paulo donde puedo tomarme una hamburguesa con bacon y un batido de chocolate a las 3 de la madrugada para después ir a la farmacia a las 3:30 para comprar algo contra la acidez por el bacon, todo en una distancia de uno o dos bloques. Este edificio donde vivo fue proyectado por primera vez en los años 80“, explica.
Sostenibilidad ante todo
La sostenibilidad es otro de sus fuertes, como se puede observar en sus viviendas de Cortesín donde, como decíamos, la eficiencia energética es fundamental: “Siempre tenemos la sostenibilidad como objetivo. Para nosotros refleja la profundidad cultural actual, una mejora de los valores y el sentido de nuestras actuaciones en el espacio, es el medioambiente en sí mismo”. Y continúa: “En cuanto la evolución en este sentido, hemos aprendido a resguardarnos, a crecer, a mejorar en los sistemas de construcción y, más recientemente, hemos alcanzado un punto en el que podemos diseñar y construir mirando al futuro. Podemos transformar el entorno, el espacio, considerando la conservación de los recursos naturales que resulta en nuestra propia conservación y, potencialmente, en nuestra evolución”.
La felicidad de todo y de todos por encima. Marcio Kogan tiene ese don, el de ser el arquitecto que hace feliz a las personas, al medio ambiente y a todo aquello que toca.