Una sesión de hidroterapia en el jardín combate el estrés y conecta con la naturaleza. Los jacuzzis de leña o bañeras nórdicas (por su origen escandinavo) suponen una alternativa para gozar de un spa exterior y privado, escuchando el relajante crepitar de la madera ardiendo, y sin necesidad de electricidad ni cables (ni disparar la factura de la luz).
De forma eficiente y ecológica, el agua se calienta a través de una estufa integrada o externa. Estas últimas brindan más espacio para bañarse, pero retienen peor la temperatura, mientras que las internas es justo al contrario: la capacidad disminuye y la pérdida de calor es mínima.
Revestidas de madera (con un tratamiento especial para exteriores) y con fibra de vidrio o acrílico (u otros materiales) por dentro, las bañeras se comercializan en diferentes tamaños. Esta característica determina no solo la capacidad (normalmente se diseñan para bañarse de dos a seis personas), también la cantidad de leña necesaria (generalmente de 20 a 100 litros) o pellets.

Una de las ventajas frente al sistema eléctrico es que las de leña calientan el agua mucho más rápido, aunque es más difícil mantener una temperatura constante. Otra diferencia con respecto a los alimentados con electricidad es que su vida útil es más larga, ya que no son necesarios componentes, el mantenimiento es mínimo.

La bañera de leña de la firma Tubmarine destaca por sus materiales ecológicos, con un diseño a la altura de esa calidad (ha recibido dos premios, Built Design Awards Winner 2021 y European Product Design Award 2020). Está hecha mano e incorpora una estructura de acero inoxidable y madera de ébano ecológica de Noruega de alta calidad. Se calienta en menos de dos horas.
Ofrece espacio para sesiones de hidromasaje de hasta cuatro adultos (por dentro mide 1750 x 1220 mm y por fuera 2038 x 2014 mm). Admite un volumen de agua de 1.100 litros. El almacén para la leña está integrado, cuenta con una válvula de vaciado rápido e incluye la tapa y una escalera a juego. De forma opcional, es posible instalar un sistema de filtración. Cuesta 18.500 euros aproximadamente. También se comercializa en un tamaño más pequeño, con una forma rectangular para dos personas (2038 x 1544 mm en el exterior y 1750 x 750 mm el interior) y un precio de alrededor de 17.700 euros.

Para utilizar este modelo de Tubmarine, primero debe llenarse con agua del grifo, sin necesidad de añadir productos químicos. Luego, se enciende la estufa con la leña y se mantiene llena. Mientras arde, se remueve el agua para que se mezcle la caliente con la fría hasta alcanzar la temperatura deseada. Una vez terminada la sesión de bañoterapia, se deja enfriar y después se vacía en el jardín, conectada a una manguera, y se reutiliza para el riego. O también es posible acoplarla a un desagüe.

Como sucede con todos los jacuzzis o bañeras para exteriores, la instalación de Tubmarine requiere de una base nivelada y estable al menos del tamaño de la superficie de la bañera. El fabricante detalla en la web que se coloca sobre una losa de hormigón o una tarima de madera. “La conexión de agua puede situarse debajo de la bañera o, si no es posible, existe la opción de añadir una conexión de manguera en el exterior de esta”.
Si prefiere un modelo con calentamiento eléctrico, esta misma empresa de Reino Unido cuenta en su catálogo con esta opción, con similar estética y calidad que las bañeras de leña (18.800 euros). Y si ya le han seducido los baños de hielo, cada vez más populares para cuidar de la salud, también existe una versión específica con control termostático hasta cinco grados y capacidad para una persona (22.600 euros).
