Los prismáticos, binoculares o gemelos es el tipo de aparato óptico que más se utiliza en el mundo. Son ligeros y manejables en comparación con otros aparatos ideados para ver lejos, como los telescopios. Además, también se pueden usar para ver cerca detalles o motivos pequeños y sobre los demás instrumentos que tienen un solo ocular (monoculares y catalejos), poseen la ventaja de que tienen dos, por lo que crean una imagen en cada uno de los ojos y ofrecen una percepción tridimensional más real de la profundidad de campo.
Se utilizan en viajes y excursiones, en eventos deportivos y culturales tanto en exteriores como en interiores, en observaciones de flora y fauna, en caza, en marina, en astronomía, etc. Como consecuencia de la alta demanda, todas las empresas de óptica los fabrican, pero no todos los modelos que se comercializan poseen los mismos aumentos y características, porque las necesidades que tiene un ornitólogo no son las mismas que las que tiene un excursionista o las de un cazador.
De hecho, exagerando un poco, pues se comercializan modelos para usos generales, casi que se podría decir que existen tantos tipos de prismáticos como necesidades de observación. Este autor desconoce en qué actividad necesita usted utilizar unos prismáticos, pero si tiene paciencia y continúa leyendo las nociones básicas de óptica y consejos que proporciono a continuación, le aseguro que podrá adquirir el binocular adecuado a sus necesidades, siempre que éstas no sean astronómicas ni marinas porque los binoculares que se utilizan poseen características que no tratamos en estas notas.
Diseño y mandos
La sección del prismático Swarovski EL 8,5×42 muestra como es externa e internamente un prismático. Básicamente consiste en dos tubos articulados alrededor de un chasis que puede tener uno o dos puentes. Cada tubo posee un ocular, que es la lente por donde se mira y un objetivo que es otra lente por la que entra la luz al aparato que está situada en el extremo opuesto del ocular. Además de las lentes del ocular y del objetivo, en el interior de cada tubo hay más lentes y prismas que permiten ver una imagen ampliada de los objetos observados.

Como las personas no tienen la misma distancia entre sus pupilas, los tubos están articulados para que el usuario pueda ajustarlos a la distancia inter-pupilar que necesite. Esta distancia suele oscilar entre 56 y 74 mm en los modelos para adultos. Situado entre ambos tubos en posición central en una zona cercana a los dos oculares, poseen un mecanismo para poder enfocar las imágenes que, en los prismáticos modernos, consiste en una rueda sobredimensionada y estriada.
Además, tienen otro mecanismo para compensar las dioptrías, es decir, la diferencia de visión de los dos ojos. En los modelos de bolsillo puede ser una rueda situada en la base del chasis, pero en los binoculares normales puede estar integrado en la rueda de enfoque o, más frecuentemente, consistir en un aro situado en el ocular derecho que, al girarlo, compensa las dioptrías en un rango que no es el mismo para todos los prismáticos. Suele oscilar entre –/+ 3 y –/+ 5 dioptrías, por lo que, si tenemos problemas de visión, es importante utilizar un modelo que corrija las que necesitamos.

Montados sobre los oculares poseen copas (conchas) de goma o bien giratorias que sirven para proteger las lentes y para mantener los ojos a la distancia óptima de éstas, ya que si los ojos se sitúan más cerca o más lejos de una determinada distancia al ocular no se divisa completo el campo visual. Esta distancia se denomina alivio ocular o relieve ocular y suele oscilar entre 10 y 18 mm.
En los prismáticos modernos las copas o conchas de los oculares son giratorias y se pueden situar a varias alturas, siendo la posición más baja la que proporciona el alivio ocular correcto para observar con gafas. Algunos fabricantes utilizan conchas oculares patentadas especiales que proporcionan el relieve ocular necesario y, además, protegen de la luz lateral. Es el caso de las copas Steiner ErgoFlex.

Nomenclatura y tipos
Los prismáticos se nombran indicando su aumento seguido del diámetro de las lentes de sus objetivos. Así, un prismático que tenga 7 aumentos (7x) y objetivos de 50 mm, es un 7×50; otro de 8x con objetivos de 42 mm, es un 8×42, etc.
Pero, independientemente de sus aumentos y diámetros de objetivos, los prismáticos pueden ser de dos tipos dependiendo de cómo estén situados los prismas en el interior de los tubos.
Sistema porro. Los prismas se colocan desplazados en el interior del binocular de modo que cada ocular no queda alineado con su objetivo. Con esta disposición se consigue una mayor percepción de la profundidad de campo, es decir, una mayor sensación tridimensional del objeto y de los paisajes observados, así como un mayor campo de visión. Sin embargo y salvo excepciones, como los tubos no son rectos, los aparatos que los utilizan son más voluminosos que los que poseen prismas en techo.

Sistema techo. Los primas se montan superpuestos para que queden alineados los oculares con sus respectivos objetivos. Como consecuencia, se pueden fabricar prismáticos que son más estilizados y compactos que los de sistema porro que tienen el mismo número de aumentos y diámetro. Hoy día son los más populares y por tanto los tipos de prismáticos que más se fabrican.

Diámetro de los objetivos
Es la medida expresada en milímetros del diámetro de las lentes de los objetivos. Es una medida importante porque cuanto más grande son los objetivos más cantidad de luz entra dentro del aparato. Con objetivos de 25-32 mm se pueden realizar observaciones detalladas con luz diurna y en interiores bien iluminados. Si embargo, cuando la luz es escasa se necesita usar prismáticos con objetivos mayores que, como es lógico, incrementan el peso y volumen de los binoculares, lo que se debe tener en cuenta, sobre todo si lo va a usar un niño.
Así, por ejemplo, los prismáticos que se utilizan para observar fauna o caza al amanecer, al anochecer o incluso de noche con la luz de la luna tienen que tener diámetros de objetivo de 42 a 50 mm y de 56 mm si se usan de noche. En general, muchos modelos con objetivos de 25 mm se consideran de bolsillo, son muy ligeros y suelen ser incluso plegables, por lo que los pueden utilizar personas de todas las edades, incluso niños.
Los que tienen 32 mm son lo suficientemente ligeros como para que los puedan utilizar personas jóvenes o adultas. Pero los que tienen objetivos de 42 o más grandes tienen un peso y tamaño adecuado para que los utilicen cómodamente personas adultas.

Aumento-campo de visión
Son dos conceptos distintos que, no obstante, están relacionados y se deben considerar conjuntamente.
Se denomina aumento (o potencia) a la cantidad de veces que el observador ve más cerca (y por tanto más grande) el objeto observado. Los aumentos y el diámetro de los objetivos se suelen indicar en la rueda de enfoque.
Y el campo de visión, que puede ser lineal o angular, es la porción de terreno que se divisa a 1.000 metros o yardas. El lineal se expresa en metros o yardas (por ejemplo, 120 m a 1.000 metros). Y el angular se expresa en grados y suele venir indicado en la rueda de enfoque, junto al formato y otros datos que pueden referirse al tipo de lentes, a sus tratamientos, etc. De lo expuesto se deduce que a mayor aumento más cerca se ve el objeto, pero el campo es menor, por lo que dependiendo del uso que le vayamos a dar al prismático, es muy importante elegir el aumento.
Así, para ver obras de teatro o la ópera se utilizan prismáticos de 2,5-3 aumentos que tienen objetivos de 24-25 mm. Es decir, prismáticos del tipo 2,5×24 ó 3×25, porque la distancia entre el observador y el escenario no es grande y si se utilizan más aumentos se verían los actores en primer plano, pero no la escena completa. Además, al estar el escenario bien iluminado no se necesita usar objetivos más grandes que incrementarían el peso y limitarían la portabilidad.

Para ver paisajes, sin embargo, antes se utilizaban prismáticos de 7x y hoy de 8x e incluso de 8,5x porque se ha mejorado mucho el campos de visión y los binoculares modernos de 8x poseen campos tan amplios como tenían antiguamente los de 7x. Y para observar fauna y poder evaluarla, como mínimo es necesario utilizar binoculares convencionales 10x-12x o incluso de más aumentos, pero entonces es necesario utilizar un trípode para evitar que nuestro pulso provoque que la imagen tiemble.

Digo convencionales porque también se fabrican potentes modelos con sistema de estabilización de imagen que corrigen el problema de la trepidación, pero son menos manejables.
Pupila de salida (luminosidad)
Es la medida que determina la luminosidad o calidad teórica de la imagen que percibe el ojo. Se expresa en milímetros con la fórmula matemática: Diámetro del objetivo/Número de aumentos. No tiene interés que sea superior a 7 porque la pupila humana, cuando está totalmente dilatada, llega a 7 mm. Además, solo es útil para comparar aparatos de la misma calidad, ya que con dos prismáticos que posean una misma medida de pupila se puede ver de forma muy diferente si sus lentes no tienen la misma calidad, como veremos más adelante.

Potencia nocturna o rendimiento crepuscular
Es el valor del rendimiento teórico de un aparato óptico cuando hay poca luz. A mayor potencia nocturna, mejor vemos cuando hay poca luz. Se expresa mediante la fórmula: Raíz cuadrada de los aumentos x diámetro del objetivo.
De esta fórmula se deduce que cuantos más aumentos tiene un binocular y más grandes son sus lentes del objetivo, mayor es su potencia nocturna. Sin embargo, esto no significa que con todas las marcas y modelos de visores que tienen los mismos aumentos se vea igual de bien o de mal de noche porque en la capacidad de ver mejor cuando hay poca luz también influye la pupila de salida y la transmisión de la luz, que es otro importante concepto óptico que veremos a continuación.

Transmisión de la luz
Cuando la luz atraviesa las lentes y prismas de los aparatos ópticos no tratadas se produce una pérdida de luz por reflexión del orden del 40% y, por tanto, al ojo solo le llega el 60% de la luz que hay en el ambiente. Es un efecto parecido al que sucede si miramos a través de varios cristales un objeto: lo veremos peor que a simple vista.
Pues bien, para evitar en parte esta pérdida de luz y conseguir que llegue al ojo la mayor cantidad de luz posible después de atravesar todas las lentes y prismas, las superficies de las lentes se tratan repetidas veces (tratamientos multicapa) con productos químicos que reducen notablemente la pérdida de luz debida a la reflexión y los brillos producidos por ésta.
Estos tratamientos si son completos y de buena calidad son muy caros e incrementan mucho el precio de los prismáticos, pero consiguen transmisiones totales superiores al 90% que es la trasmisión que ofrecen los binoculares más caros de gama alta, fabricados por empresas como Leica, Swarovski o Zeiss, por ejemplo.
En los de gama media de marcas acreditadas se utilizan tratamientos multicapa más modestos que incrementan la transmisión de la luz en, aproximadamente, un 88%.
Y en los de bajo precio la transmisión de la luz es inferior aún, aunque a veces no lo parezca porque los fabricantes suelen proporcionar (si lo facilitan en las instrucciones, que no siempre lo hacen) el dato de la transmisión de cada lente, no la total, lo que suele confundir a los usuarios.
Conocer la transmisión total de la luz es especialmente importante si necesitamos utilizar el prismático con malas condiciones de luz porque si la transmisión es alta, salvo que necesitemos usarlos de noche, no necesitaremos que sus objetivos sean grandes o muy grandes (50 o 56 mm) mientras que si la trasmisión es baja no nos quedará más remedio que incrementar lo más posible la potencia nocturna utilizando prismáticos con objetivos grandes que incrementan el peso y dificultan el manejo.
He dicho salvo que necesitemos utilizarlos de noche, porque para ver aceptablemente bien de noche es imprescindible utilizar prismáticos de alta gama con objetivos de 50 o, mejor aún, de 56 mm.
Calidad de los prismas
El tipo y calidad del material con el que están hechos los prismas influye en la calidad de imagen. Se utilizan diversos materiales, pero los mejores resultados se consiguen con los prismas BAK-4 de cristal de bario porque producen las imágenes de mejor calidad y por esta razón es el que se usa en los mejores binoculares y el que recomiendo que debe tener el prismático que desee adquirir. Además, se utilizan prismas BAK-7 y SK15 que posee prestaciones intermedias entre el BAK-4 y el BAK-7. No es difícil conocer de qué material está hecho el prisma porque se indica en las especificaciones de los binoculares.

Foto Zeiss del efecto hidrófobo del LotuTec: el agua no se adhiere al objetivo derecho ni impide la visión porque está tratado. El izquierdo no lo está y el agua no resbala y entorpece la visión. Además de repeler el agua, el LotuTec impide que se adhiera a las lentes el aceite e incluso la sangre o las huellas dactilares.
Resistencia y distancia de enfoque
Las nociones de óptica que acabamos de ver son útiles para que podamos elegir los aumentos y objetivos y hacernos una idea de cómo vamos a ver de bien con malas condiciones de luz, pero no son las únicas que hay que tener en cuenta.
Si el prismático se va utilizar en el campo, en ambientes polvorientos, como desiertos o costas o desde embarcaciones es imprescindible que sea totalmente impermeable e incluso sumergible (protección máxima IP67), resistente a los cambios de temperatura y que, además, las lentes exteriores (oculares y objetivos) posean tratamientos que, como mínimo, repelan el agua y el polvo. Digo como mínimo, porque los hay más completos y por ejemplo, además de repeler el agua y el polvo impiden que se adhiera a las lentes el aceite e incluso la sangre o las huellas dactilares. Es el caso, por ejemplo, de los tratamientos “LotuTec”que utiliza Zeiss o del “EXO Barrier” de Bushnell.

No todos los binoculares pueden enfocar a distancias cortas (a dos o menos metros), por lo que si se van a utilizar para ver detalles pequeños en primer plano, como flores o insectos (macro-observaciones) es importante comprobar cuál es su distancia mínima en enfoque. Los mejores resultados se consiguen con binoculares de 10×42 ó 10×50 que enfoquen a menos de dos metros porque se pueden utilizar sin trípode. Y, por supuesto, también es importante que sean ligeros y ergonómicos, porque así podremos portarlos y utilizarlos en observaciones sin cansarnos.
Por supuesto los modelos de alta gama son los más ligeros, los que enfocan a distancias más cortas, los más resistentes y ergonómicos. Se diseñan para que se puedan utilizar en condiciones extremas de uso y poseen cuerpos o chasis de materiales ligeros, como el magnesio, forrados con goma antideslizante que, además, evita que el prismático haga ruido, por ejemplo, si al portarlo se golpea contra el equipo (mochila, cantimplora, rifle…) lo que puede no ser deseable. Su único inconveniente es que son caros o muy caros.
No obstante, por fortuna, prácticamente todas las marcas acreditadas comercializan modelos de menor precio que, aunque sus prestaciones son inferiores y no están concebidos para usos extremos, son también ligeros y resistentes por lo que son muy útiles en viajes y excursiones y, en general, para realizar todo tipo de observaciones durante el día si se eligen objetivos de 32 a 42 mm o incluso al anochecer o al amanecer con objetivos mayores.
Eso sí, antes de adquirirlos es importante comprobar leyendo sus especificaciones técnicas que ofrezcan las características que necesitamos. Por ejemplo, que sean silenciosos; que, aunque no sean totalmente impermeables por lo menos sean resistentes al agua, que no enfoquen a más de dos metros si deseamos utilizarlos en macro-observaciones, etc.
Por último, comentar que los accesorios con los que se suministran los prismáticos también se deben tener en cuenta, sobre todo si no se trata de un binocular caro porque pueden darnos problemas.

Especialmente hay que prestar atención a la correa para el cuello y a las tapas de los objetivos. La primera debe ser ancha y acolchada para que no nos cansemos de portarlos colgados del cuello y las tapas tienen que entrar a presión en los objetivos y quedar firmemente enganchadas de éstos para que no se abran ni se desprendan y se pierdan mientras que los usamos sin darnos cuenta.