Lo habitual al recorrer bosques primigenios es mirar hacia arriba y asombrarse ante el tamaño de muchos de sus árboles. El Parque Nacional Hainich, ubicado en el triángulo Eisenach-Mühlausen-Badlangelsalza y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece una experiencia singular: explorar su denso territorio desde alturas vertiginosas en su “canopy way”, un original itinerario que se extiende a través de las copas de los árboles durante más de medio kilómetro.

Con acceso cómodo para sillas de ruedas o carritos de bebé, el punto más alto del circuito es The Tree Tower: un mirador con 360º de vistas a impresionantes 40 metros de altitud. La experiencia, además, se puede realizar por libre o de la mano de un guía voluntario o un guarda forestal, y a lo largo del paseo existen distintos lugares para descansar y hasta paneles de información que permiten aprender sobre la flora y fauna local. Quienes no son bienvenidos por motivos de seguridad son los perros, que pueden esperar a sus dueños en la entrada antes del ascenso.
Esta caminata desde las alturas ofrece un punto de vista poco habitual desde el que contemplar esta zona conocida como la “selva del corazón de Alemania”, dominada por hayas rojas y dotada de una extraordinaria vida natural gracias a su elevado porcentaje de madera en descomposición, que genera multitud de organismos como hongos, mohos, líquenes e insectos.

En un escenario como este, además de caminar en las alturas disfrutando de la visión de un sinfín de árboles –algunos centenarios, imponentes e incluso envueltos en musgo…– podrán avistar numerosas especies animales que incluyen mariposas raras, pájaros carpinteros y, si se tiene mucha, la cigüeña negra o murciélagos protegidos como el ratonero forestal.

Gatos salvajes y linces en Village Hütscheroda
Los amantes de los felinos no deben perderse tampoco otra actividad muy especial en los alrededores del parque: la Aldea de Gatos Salvajes de Hütscheroda, ubicada en pleno límite de Hainich. Allí podrán admirar la timidez y fiereza del gato salvaje, de complexión mayor a la del gato doméstico y que ha sido reintroducido en esta zona con un hábitat artificial con el fin de preservar su especie. Y también lince boreal, en pleno y exitoso proceso de repoblación como asegura Manfred Grossman, director del Parque: “Las señales de que el lince estaba de vuelta en el Parque Nacional de Hainich son muy claras este verano. Antes presumíamos de ello pero ahora es seguro”.