Four Seasons Resort Tamarindo, el paraíso escondido de México

Hoteles

Four Seasons Resort Tamarindo, el paraíso escondido de México

Situado en una reserva natural protegida en la costa del Pacífico, el hotel abrirá sus puertas antes de finales de año.

En un enclave idílico y aislado de la Costalegre, en Jalisco, se encuentra el Four Seasons Resort Tamarindo, un refugio entre los pueblos de La Manzanilla y Barra de Navidad con acceso a tres playas vírgenes y campo de golf frente al mar.

Las instalaciones incluyen tres restaurantes, tres piscinas infinitas, gimnasio, pistas de tenis y un exclusivo spa en el que los huéspedes pueden disfrutar de la experiencia del temazcal, una tradición prehispánica que fomenta la reflexión personal, la contemplación y la reconexión.

Diseñado por los arquitectos Víctor Legorreta, Mauricio Rocha y Mario Schjetnan, el complejo -que será inaugurado a finales de año, aún no confirman fecha exacta- dispone de 157 habitaciones, de las que 63 suites. Rodeadas de 1.200 hectáreas de reserva natural con más de 70 especies endémicas, todas ellas han sido construidas con el intención de fundirse con el paisaje. “El equipo estudió minuciosamente las curvas del terreno para luego insertar sutilmente los distintos elementos del proyecto, respetando la reserva. El resultado deja una gran vista del océano y de acantilados que descienden desde más 90 metros de altura”, explica Félix Murillo, gerente general de Four Seasons Resort Tamarindo.

Foto de la piscina familiar del Resort, a vista de pájaro en Four Seasons Tamarindo
En la imagen superior, vista de una de las habitaciones del hotel Four Seasons Resort Tamarindo, que se funde con la costa verde y el océano. Sobre estas líneas, la piscina familiar, a vista de pájaro.

Habitaciones y suites

El hotel dispone de cinco suites junto al acantilado o la playa con una piscina infinita de 13 metros y ducha al aire libre. Todas ellas son amplias estancias con diferentes áreas de estar, comedor y dormitorio. Destaca también la casa de playa, con acceso directo, convertida en una suite de dos niveles, la más grande y privada del enclave frente al mar; además de un chalet que es una suite de estilo residencial a 76 metros sobre el océano. Las áreas de estar y comedor, interior y exterior, incluyen una cocina completa y piscina infinita. 

Tanto su arquitectura contemporánea como su diseño de interiores están en armonía con el entorno, presentando materiales y textiles locales: “En todas partes se pueden observar elementos de la cultura prehispánica, la herencia colonial y la arquitectura mexicana contemporánea que invita a descubrir sus detalles en cada paso”.

Foto arquitectura Four Seasons Tamarindo
Su arquitectura contemporánea y un cuidado diseño de interiores se mezcla con el entorno rural.

El diseño de interiores corre a cargo de Uribe Krayer y NODO Taller, quienes han colaborado con artesanos de diferentes regiones del país. El hotel expone una colección de piezas artesanales de diferentes marcas y proyectos sin ánimo de lucro como el Taller Maya o el Ensamble Artesano. “Taller Maya apoya a artesanos mayas desde hace más de 20 años, ofreciéndoles una remuneración económica para que puedan continuar preservando sus tradiciones. Por otro lado, Ensamble Artesano es una iniciativa creada con el objetivo de fortalecer la economía de obreros y fabricantes de México que se vieron afectados por las medidas de distanciamiento social antes y después del confinamiento”, apunta Murillo. Y matiza que la visión fue edificar un resort para este momento de la historia y convertirlo en testimonio de la herencia del país. Algunos ejemplos son sus canastos de ropa en henequén cosido de Xcanchakán y Santa Rosa, los accesorios de baño elaborados en piedra crema maya por maestros artesanos, hamacas de algodón hechas por mujeres de comunidades de Yaxunah, Yaxche, Santa Rosa y Becan o velas de barro negro de Michoacán.

Four Seasons Tamarindo en México
Exterior de una de las suites con piscina privada incorporada y tumbonas para descansar.

Tres puntos gastronómicos

Nicolás Piatti, su director culinario, propone una cocina que apunta hacia la innovación y está repleta de productos locales con menús de temporada y platos frescos, como el agave azul de Rancho Ortega o el maíz orgánico, que traen de la Península de Yucatán -además de cosechar la sal-.

Cada uno de los tres espacios gastronómicos (Coyul, Sal y Nacho) es un concepto individual inspirado en su entorno. En Coyul, en colaboración con la chef mexicana Elena Reygadas, los comensales disfrutan de platos con influencias italianas y francesas. En Sal, sobre la playa de Majahua, se celebran los ingredientes locales y la cocina tradicional mexicana a través de una carta de pescados y mariscos del día de los pescadores de la zona. “Todo el restaurante presume una brillante y colorida cerámica artesanal. Los platillos de Sal son sazonados con flor de sal proveniente de Cuyutlán”, matiza Murillo. 

Foto del restaurante Sal
El restaurante Sal, sobre la playa de Majahua, el lugar idóneo para ofrecernos las mejores vistas del atardecer.

La guinda de esta minuciosa selección es Nacho, una taquería mexicana, a tan solo unos pasos de las piscinas del resort, que rinde homenaje a los sabores y tradiciones de algunas de las regiones con mayor diversidad gastronómica de México, como Puebla, Oaxaca y Yucatán. Su menú incluye desde los tacos más tradicionales tacos hasta otros hechos de marisco.

Los precios de los diferentes puntos gastronómicos están pendientes de definir.

El Tamarindo Beach & Golf Resort

El campo de golf diseñado por el arquitecto David Fleming, y rodeado de mar y selva tropical, ofrece un terreno de 18 hoyos, par 72; y está considerado uno de los cinco mejores campos del país. Inaugurado en 1995 y convertido en un destino codiciado para los aficionados más exigentes, nueve de los hoyos tienen vistas al mar y, “si se tiene suerte, es posible que incluso aprecie ballenas saltando en la bahía”.

Foto de Playa Dorada en Four Seasons Tamarindo
Playa Dorada, ubicada a pasos del hoyo 9 del campo de golf El Tamarindo.

Spa y Wellness

The Spa propone una selección de masajes, tratamientos corporales y faciales y ocho cabinas de tratamiento. Es un espacio de bienestar holístico inspirado en los ritmos naturales de la reserva cincundante, las montañas y el mar, y con unas dimensiones de 2.900 metros cuadrados.

Según Félix Murillo, se inspira en “sutiles rasgos de tradiciones curativas regionales y componentes que celebran la cultura local se puede ver en todas partes. La noción de transformación, mediante el equilibrio de los elementos y el movimiento de la energía cobra vida en la tradicional ceremonia del Temazcal”. Además, una de sus particularidades es que los huéspedes son recibidos por una piedra que fue descubierta por el equipo de propietarios cuando Tamarindo comenzó su construcción. “Es un símbolo de autenticidad en este espacio y sus marcas distintivas son reflejo de la historia del lugar”, añade.

En Tamarindo los huéspedes pueden disfrutar de experiencias a bordo de una lancha tradicional para contemplar los secretos de la pesca con línea de mano, una práctica sostenible que han instaurado en el hotel. “La auténtica conexión de Tamarindo con México se refleja en la arquitectura y el diseño de nuestro resort, pero también en las experiencias y en nuestro equipo. Una parte integral del carácter de la propiedad es el homenaje a los diseños mexicanos en todas sus expresiones plásticas”, concluye Félix Murillo. Sin duda, el destino idóneo para quienes buscan una conexión auténtica con la biodiversidad y la cultura de este país.

Precio por noche: desde 1.140 dólares.