Por muy deslumbrantes y futuristas que sean los proyectos en curso en Arabia Saudí, será difícil que hagan sombra a los prodigios que la naturaleza ha ido gestando durante miles de años en la región de AluLa y que ahora pueden empezar a disfrutarse como nunca antes. Es difícil competir con la Madre Tierra cuando esta se emplea a fondo, como lo hace en esta asombrosa franja de desierto, montañas, formaciones rocosas y oasis situada a unos 200 kilómetros del Mar Rojo, en la región de Medina. En este paisaje fascinante que no deja a nadie indiferente se está fraguando uno de los destinos que más dará que hablar en los próximos años entre los viajeros, amantes del arte, la cultura, el patrimonio, la naturaleza y la exclusividad. Arabia Saudí ha entrado en el tablero de juego del turismo de lujo y va a por todas, apoyada en una gran visión estratégica, sus formidables recursos económicos y la ambición de asombrar al mundo. AluLa es sólo el primer eslabón de esta cadena.
Algunos detalles del pequeño aeropuerto de la localidad ya anticipan la clase de mimbres de este lugar tan especial. Preside el exterior de uno de los aeropuertos de localización más asombrosa, una magnífica escultura de Manolo Valdés de grandes dimensiones: Clío dorado. Se trata de una de sus célebres cabezas femeninas de considerable tamaño, que en este caso tiene el cabello alambrado, en unos tonos dorados que brillan casi hasta deslumbrar bajo este sol del desierto de Arabia. Es sólo una de tantas obras de arte contemporáneo del pequeño aeropuerto, que ya dispone de vuelos directos a París. Arabia Saudí nunca ha estado tan cerca ni ha dado tanto que hablar entre los viajeros de alto nivel económico. En un lapso realmente corto, uno de los países de más difícil acceso –hasta 2019 no disponía de visado turístico– aspira ahora a acoger nada menos que a 100 millones de visitantes al año a partir de 2030, fecha que marca su famoso plan estratégico: Vision 2030.

El primer país exportador de petróleo del mundo va a dedicar en los próximos años mil millones de dólares a proyectos turísticos y será capaz de atraer una inversión extranjera estimada en siete veces esta cantidad. Sus proyectos más futuristas, como The Line o Neom, atraen titulares y también un punto de incredulidad. Pero en esta enorme superficie de Tierra tan desconocida como impresionante, de extensión similar a México o Indonesia, se diría que hay sitio para todo. Arabia Saudí cuenta con siete lugares patrimonio de la humanidad por la Unesco, arrecifes de coral, playas y aguas que nos recuerdan a Maldivas, montañas nevadas, oasis, formaciones rocosas que nos trasladan al Gran Cañón y construcciones nabateas similares a Petra.
De todos estos destinos del país que hoy pueden disfrutarse, el mejor preparado por el momento para ofrecer una experiencia de altísimo nivel en todos los sentidos es AluLa, con magníficas posibilidades de alojamiento, gastronomía y ocio, que vienen a complementar su fascinante geografía y sus vestigios históricos. Hegra es una de las joyas de esta corona, con una colección de más de 100 tumbas monumentales que compiten fácilmente con otras grandes atracciones arqueológicas de Oriente Próximo. Nos encontramos en las viejas rutas del incienso y en los territorios de los antiguos reinos desaparecidos de los nabateos y los lihanitas. A partir del siglo VIII a.C., ambas civilizaciones desaparecidas controlaron las caravanas comerciales de la Ruta del Incienso desde el sur de Arabia hasta el Mediterráneo y más allá, y excavaron sus propias tumbas y templos en las montañas. Los nabateos convirtieron Hegra en su capital meridional, que hoy se considera una segunda Petra, su principal enclave. Con la llegada del Islam, AluLa se convirtió en una etapa clave en la ruta de peregrinación a La Meca. Mientras se visitan estas edificaciones fascinantes se pueden observar los trabajos de los arqueólogos, lo que acrecienta cierta curiosa sensación de encontrarse en los dominios de Indiana Jones. La llamada “segunda Petra” es célebre por las mencionadas tumbas esculpidas directamente en las formaciones rocosas, muchas de ellas en excelente estado de conservación. Hegra fue el primer sitio de Arabia Saudita declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Durante siglos, AluLa fue una encrucijada geográfica y cultural, un lugar de encuentros e intercambios que atraía a viajeros de todo el mundo, algo que de algún modo vuelve a ocurrir ahora. Además de Hegra, llaman poderosamente la atención las formaciones rocosas de formas caprichosas como Jabal Alfil, la Roca del Elefante, convertida ya en uno de los iconos de la región, o los extraordinarios petroglifos de la “biblioteca abierta” de Jabal Ikmah, conocida como la “biblioteca al aire libre” de la región. Estos petroglifos, que según se cree datan del primer milenio a. C., incluyen dibujos de animales, personas e instrumentos musicales, además de mensajes, ofrendas e incluso leyes inscritas en lenguas milenarias precursoras del árabe.
No todo es pasado histórico o geológico, rocas con formas de animales o jeroglíficos indescifrables de siglos atrás. El auditorio Maraya Concert Hall es un auténtico prodigio de la ingeniería del siglo XXI y resulta enormemente bello y enigmático al mismo tiempo. Construido en 2018, se trata del edificio de espejos más grande del mundo, pero se fusiona en perfecta armonía con el desierto que lo rodea, de tal modo que es casi imposible ver dónde terminan las formaciones rocosas de arenisca y dónde empieza el auditorio. Realmente fascinante.

Muy cerca del auditorio, se encuentran los dos hoteles más recomendables de la región, verdaderas joyas de la hospitalidad que pueden medirse sin complejos en espectacularidad con consagrados resorts en el desierto como Amangiri, en Utah, o Six Senses Zighy Bay, en Omán. Se trata de Habitas ALula y Bayan Tree Alula, levantados en sendos valles, rodeados de formaciones rocosas que han sabido integrar de forma armoniosa, o más bien podría decirse que ambos han sabido integrarse asombrosamente en este entorno único. Sus piscinas infinitas son magníficas, Bayan Tree destacan por el mimetismo de sus villas cuyas carpas hace que se camuflen con el paisaje de arena. Habitas AluLa es ese pequeño mundo árabe del que uno nunca quisiera escapar. Ambos competirán en un futuro con uno de los proyectos hoteleros en construcción más asombrosos del mundo. Su nombre, Sharaan, su autor, Jean Nouvel. Con apertura prevista para finales de este año o principios de 2024. El arquitecto francés ha querido ir más allá en esta extraordinaria región con un proyecto de arquitectura contextual que se vincula directamente con las milenarias construcciones nabateas excavadas y talladas en la piedra. Sin duda, nuevas y poderosas razones para volver a este fascinante rincón del mundo a principios de 2024, fecha prevista de apertura del Sharaan Resort, que, como cabía esperar, ya llena páginas y páginas de las mejores revistas de arquitectura. El complejo contará con 40 suites, pabellones y villas, y estará situado en un valle en las profundidades de la Reserva Natural de Sharaan, elegida especialmente por su paisaje de altos acantilados, mesetas rocosas y dunas de arena.