El primer reloj en viajar a la Luna fue el Omega Speedmaster Professional, elegido por la NASA en la década de 1960 para acompañar a sus astronautas y que el 20 de julio de 1969 fue protagonista junto a Buzz Aldrin durante su caminata lunar de dos horas y 20 minutos en la misión Apollo 11.
Desde entonces este reloj, bautizado como “Moonwatch”, ha sido reeditado en numerosas ocasiones para rendir homenaje a grandes mitos de la exploración espacial e incluso a afortunados personajes de ficción como Snoopy o James Bond. Y también ha celebrado eventos específicos como el 50 aniversario de la llegada del hombre a la luna, en 2019, con el lanzamiento del Moonwatch Apollo 11 50th Anniversary, una edición limitada a 6.969 unidades con caja y pulsera de oro Moonshine y bisel de cerámica negra con escala de minutos en esmalte blanco.
Pero la historia de esta pieza –que marcó un hito en 1957 al convertirse en el primer cronógrafo del mundo en incorporar escala taquimétrica para calcular la velocidad durante las carreras automovilísticas– aún reservaba otra gran sorpresa: la colaboración anunciada hace ya un año entre dos marcas como Omega y Swatch para lanzar una colección fiel al estilo de la primera y con el ADN colorista y los precios asequibles de la segunda.
El resultado de esta alianza se convirtió en objeto de deseo planetario incluso antes de su lanzamiento. Las 110 tiendas de Swatch responsables de vender en todo el mundo el lote inicial de MoonSwatch –como se bautizó a estos relojes– registraron interminables colas desde la noche anterior y las unidades se agotaron en tiempo récord. Aún hoy, muchos meses después, la demanda sigue siendo tan elevada que los stocks no tardan en venderse.
Para crear esta serie, Swatch recuperó la inspiración en las misiones espaciales, haciéndolas extensibles a otros 10 cuerpos planetarios además de la Luna como el Sol, Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. En total, 11 relojes con detalles únicos y en colores impensables para Omega como dorado, rosa pastel, rojo intenso o azul pálido.
En cuanto a su diseño, toda la colección está fabricada en Bioceramic, un tipo de cerámica patentada por Swatch, biocompatible –no causa reacciones adversas en el cuerpo humano–, resistente a los arañazos y con una apariencia similar a la cerámica convencional pero con acabado mate y liso. Los 11 modelos comparten también elementos comunes como el acabado del cristal, la «S» oculta que se entrevé en su centro, dos logotipos Omega x Swatch (uno en la esfera y otro en la corona), el fino y sofisticado patrón circular del anillo exterior que aparece tanto en la esfera como en las subesferas, las asas afiladas, pero suaves, el emblemático detalle del “punto sobre el 90” del bisel de la escala taquimétrica así como los índices que marcan las horas, revestidos con Superluminova, un material que hace que brillen en la oscuridad.
La mecánica tampoco es comparable a la del Speedmaster Moonwatch Professional, ya que la colección de Swatch incorpora un movimiento de cuarzo frente al movimiento mecánico de cuerda manual del reloj original, dotado de complicaciones como cronógrafo, taquímetro e incluso fase lunar en algunos modelos de Omega.
Según el equipo de Swatch, MoonSwatch es “una versión con los pies en la tierra del reloj que llegó a la luna”. Algo que se plasma también en su precio, otro de sus grandes atractivos: 260 euros frente a los 6.800 del modelo de Omega.
El Bioceramic MoonSwatch está disponible en tiendas Swatch seleccionadas de todo el mundo. En España se puede encontrar en Barcelona (Plaza de Cataluña 14, Avinguda Diagonal 569), Bilbao (Nagusia 31), Madrid (Serrano 46, Goya 69 y Preciados 26), Sevilla (Velázquez 11) y Valencia (Don Juan de Austria 32). Precio: 260 euros.