La nueva obra maestra de Hella Jongerius

Arte

La nueva obra maestra de Hella Jongerius

La diseñadora holandesa inaugura la instalación ‘Loom Room’, o cómo convertir un tejido en 3D en puro arte. Una razón de peso para visitar Eindhoven.

Sus opiniones y manifiestos descuadran las ideas más manidas del diseño industrial, especialidad que Hella (Utrech, Países Bajos, 30 de mayo de 1963) estudió en su país natal. Antes de conocer algunas de las perlas que bullen en su cabeza y expresa sin cortapisas, nos adentramos en los últimos retoques de la recién renovada construcción, parte de la Universidad Tecnológica de Eindhoven y que será el lugar destinado a investigaciones relacionadas con la inteligencia artificial.

Su trabajo es un eslabón que gira en sentido contrario al devenir habitual y esperado del diseño. Incluso esa palabra, diseño, se queda corta. Al menos no abarca los lenguajes y los sentidos de sus obras, algunas de la cuales forman parte de las colecciones permanentes de museos como el MoMA (Nueva York), el Centro Pompidou (París), el Victoria and Albert Museum (Londres) o el Boijmans van Beuningen Museum (Rotterdam). Entre ellas, cualquier amante de esta disciplina está familiarizado con piezas tan emblemáticas como el sofá Polder, la silla East River, la vajilla B-Set, la Frog Table, el sillón Bob Club, el lavamanos Pushed, las cabinas para la aerolínea KLM, sus jarrones para Ikea, el candelabro Crystal Frock, la tapicería Maharam…, y un largo etcétera.

En la imagen superior, ‘Loom Room’ de Hella Jongerius. Sobre estas líneas, una de sus creaciones, fruto de sus investigaciones con la tejeduría.

Muchos se preguntarán qué pinta una instalación artística en tejido 3D que discurre a lo largo de nueve metros de altura en un templo dedicado a los sesudos, numéricos y futuristas tejemanejes de la ciencia. Pues, por ejemplo, ya se emplea en la industria en componentes para turbinas eólicas. “Neuron es un edificio modernista con una apariencia modernista. A modo de contraste he concebido una suave construcción geométrica. El cubo cuelga de cables pero al mismo tiempo se mueve con la gravedad. El objeto parecerá estallar de una manera expresiva desde el atrio en forma de cubo en el primer piso, y muestra una intrigante máquina creativa en el segundo piso”, señala Hella Jongerius. Es lo que ella llama ‘arquitectura flexible’. Visitantes y estudiantes pueden observar su desarrollo al segundo, algo intrínseco a la artista, para quien el proceso es al menos tan importante como el producto final.

La instalación artística en tejido 3D, que discurre a lo largo de nueve metros de altura.

Respondiendo a la anterior pregunta, la comisaria de la instalación, Britte Sloothaak, añade: “Cuestiona así la vocación de rapidez asociada a la automatización y ofrece procesos de trabajo alternativos en los que tienen cabida la tranquilidad, el azar y la artesanía”. ‘Loom Room’ es un –se podría llamar– experimento nacido de su estudio, el Jongeriuslab. Fundado en 1993, el mismo año en que se graduó en la Academia de Diseño de Eindhoven no ha parado ni un instante de experimentar desde allí con materiales, texturas, formas, técnicas artesanas o alta y baja tecnología.


Si existe un objeto icónico de la artista, ese es el sofá ‘Polder’ (Vitra), realizado en 2025 y en el que combina distintos colores, tejidos y formas asimétricas.  

Como ella suele decir: “Los diseñadores que se toman en serio a sí mismos logran un equilibrio efectivo entre sus proyectos experimentales y visionarios y los diseños convincentes que vale la pena seguir para los fabricantes”. “Los productos cotidianos se usan, se ven, se tocan. Las cualidades táctiles y expresivas de los materiales son importantes medios de comunicación y exigen un proceso de diseño práctico, una intensa exploración de texturas que atraen a la escala humana. El valor estético es un potente medio de comunicación. La fealdad es también un potente medio de comunicación. Sin refinamiento estético y sin fricción en los límites de la estética, no puede haber firma personal ni relación íntima con el usuario.”

En los últimos años su ‘obsesión’ ha sido jugar con nuevos materiales textiles y los cuerpos geométricos en 3D, como su más reciente instalación, el ‘Loom Room’ en el edificio Neuron de la Universidad Tecnológica de Eindhoven.

Aquí va otra: “Es absurdo y arrogante comenzar el proceso de diseño con un papel vacío. La conciencia cultural e histórica está entretejida en el ADN de cualquier producto que valga la pena. De lo contrario, el diseñador simplemente está aceptando la novedad por sí misma: una cáscara vacía que requiere una retórica exagerada para llenarla de significado. Es valioso reexaminar continuamente lo que ya existe, profundizar en los archivos, estudiar minuciosamente los clásicos. ¿Qué potencial sin explotar aún tienen los materiales, los colores, las funciones y las formas?”

Hella Jongerius trabajando con el yeso en el EKWC, un centro para artesanos de la cerámica ubicado en Oisterwijk (Países Bajos).

Hay más: “Términos como ‘autenticidad’ y ‘sostenibilidad’ se convierten en palabrería vacía cuando la agenda oculta sigue siendo, como siempre, la rentabilidad económica. ¡Imagínese un futuro donde los ideales compartidos y los valores morales señalen el camino!”. La penúltima: “Un buen diseño implica investigación. Le debemos al campo reflexionar sobre nuestras propias prácticas, una y otra vez, e investigar cada componente, una y otra vez. El diseño requiere una investigación constante de nuevos lenguajes, una batalla contra las presuposiciones, un empuje de los límites y el refinamiento continuo de las respuestas a preguntas fundamentales, como ¿qué puede agregar el diseño al mundo de la abundancia? y ¿qué es la funcionalidad aquí?. ¿Y ahora?”. Y una que nos encanta: “Sin juego, no puede haber diseño que inspire al usuario. Sin tontería y diversión no puede haber imaginación”.

La diseñadora industrial neerlandesa dando forma a esas figuras poliédricas que tanto le apasionan.

Son sólo algunas cuestiones que Hella Jongerius se planteó junto a Louise Schouwenberg en ese relevante manifiesto titulado Más allá de lo nuevo: una búsqueda de ideales en el diseño y que muestran con transparencia la visión de esta genial artesana-artista-diseñadora. Escuchen esta: “El diseño está floreciendo. Pero el campo no se ha beneficiado. Lo que la mayoría de los eventos de diseño tienen en común son las presentaciones de una cornucopia deprimente de productos sin sentido, exageraciones comerciales en torno a supuestas innovaciones y retórica vacía. Hoy en día, las empresas de diseño están atrapadas en una carrera de ratas por la mayor cuota de mercado. En la mayoría de los procesos productivos industriales, los departamentos de marketing y comunicación han tomado la delantera y la energía competitiva de la empresa se centra por completo en aumentar las ventas”. A pesar de estas diatribas, las mejores firmas del mundo se la rifan para que dé forma a nuevos productos e instalaciones. Quizá sea porque, en el fondo, va a lo suyo en un enfoque en el que conviven la estética, la filosofía, la ética y la ecología. Y ese método propio al que ha denominado ‘manos sucias’ consiste en experimentar sin cesar con técnicas y materiales, decir ‘no’ a los límites tradicionales y asumir los errores e imprevistos como parte enriquecedora del proceso creativo y de producción.

En este incesante cuestionamiento de ‘todo’, Hella Jongerius confiesa que “en estos últimos años he explorado algo que creo que cobrará una importancia tremenda: el tejido 3D. He experimentado en mis propios talleres y he mostrado los primeros resultados en varias plataformas culturales”. Muestras de su curiosidad por esos hilos trenzados son el sofá ‘Vinder’ (para Vitra, año 2019), que diseccionó con estas palabras: “Para mí, como diseñadora, debo decir que un sofá es una criatura realmente difícil. Es un objeto voluminoso y muy presente cuando entras en una vivienda. También es muy difícil innovar con los sofás. Hay tantos diseños que tienes que tener una muy buena razón para hacer uno nuevo. Esto ejerce presión por encontrar el área adecuada para innovar.”

En el sofá ‘Vlinder’ para Vitra, Hella juega con diferentes técnicas textiles. Su funda, tipo edredón, combina ocho colores con hilos de dos grosores diferentes.

Además es una pieza grande, por lo que no debería ser demasiado ruidoso, pero por otro lado, deseas aportarle algo tuyo, propio. Y eso lo puedes hacer eso con los textiles… El diseño y la construcción de telas son difíciles de entender para los legos debido a su naturaleza matemática y abstracta. El conocimiento tiende a permanecer dentro de un grupo muy pequeño de expertos. Espero crear textiles que hablen a los consumidores a nivel estético y los seduzcan para que se comprometan con la complejidad de este material de manera duradera. Un espacio abierto para la experimentación es crucial para este proceso, no solo en lo que se refiere a aspectos técnicos sino también en términos de estilo”. Un paso más al frente en su comunión con los textiles supuso, en 2021, la exhibición ‘Woven Cosmos’, que tuvo lugar en la galería Gropius Bau de Berlín (ciudad a la que trasladó su Jongeriuslab y donde ella reside) en la que se podía ver a la diseñadora tejiendo sus obras en ‘directo’. Preámbulo, por qué no, de su nueva criatura, ‘Loom Room’.