Homenaje a Lola Higueras, primera buzo de la Armada Española

Ciencia

Homenaje a Lola Higueras, primera buzo de la Armada Española

Entrevistamos a una de las ganadoras del premio MadBlue Cinco Océanos 2023, otorgado por su divulgación de la historia del patrimonio marítimo español y su defensa de los mares.

Mucho antes de levantar la mirada hacia el espacio exterior y soñar con las estrellas los océanos constituían la última frontera de la exploración humana. Y en cierta manera lo siguen siendo. Con toda la tecnología de la que dispone la ciencia moderna se estima que solo el 5% del mundo marítimo ha sido cartografiado, por lo que son muchos los misterios que aguardan a ser descubiertos en las profundidades azules. Gran parte de esa intriga se la debemos a la actividad marítima española, cuyos vestigios llevan sumergidos desde hace siglos.

Lola Higueras, jefe de investigación y posteriormente directora técnica del Museo Naval de España hasta 2005, ha concedido una entrevista exclusiva a CLASSPAPER en la que subraya: “el patrimonio sumergido español es probablemente el más importante del mundo porque hemos tenido una expansión marítima extraordinaria por todo el planeta”.

Por su labor como historiadora americanista, arqueóloga buceadora y escritora española, el día 27 de abril recibió el premio Cinco Océanos de MadBlue. Este congreso tiene lugar cada primavera en Madrid para tratar temas como la innovación, la cultura y la ciencia enfocados hacia el desarrollo sostenible. “Los premios reconocen la labor encomiable que personas e instituciones están realizando para la protección de nuestro planeta y sus habitantes”, señalan desde el evento.

Nacida en el seno de una familia de grandes artistas en 1945 en Madrid, Higueras ha llevado siempre una vida “frente al mar, sobre al mar y bajo el mar”.

En la imagen superior, Lola Higueras en una de sus primeras salidas de buceo. Sobre estas líneas, una foto más reciente de la homenajeada. A través de sus investigaciones y trabajos sobre el patrimonio sumergido, ha intentado siempre difundir y poner en valor la idea de la necesidad de la salud del planeta, de los océanos y en general del agua, que ella llama “nuestro gran elemento”.

El escultor Jacinto Higueras Cátedra fue su padre y Ana Rodríguez Aragón, su madre. Ella estudió canto y piano, pero pronto se dio cuenta de que sus inclinaciones no estaban en las artes, sino en la ciencia y las letras. “Tenía una clara vocación hacia el mundo americanista, la expansión en América, la navegación oceánica… Soy una ávida lectora y siempre había tenido una gran curiosidad por todo aquello”, comenta.

Tras licenciarse en Historia de América por la Universidad Complutense, tuvo la fortuna de que, al terminar, estuviera vacante el puesto de jefe de investigación del Museo Naval, una de las instituciones más valoradas por la comunidad científica internacional por administrar y custodiar el riquísimo patrimonio de la Armada Española. Allí le esperaba Julio Guillén (Alicante, 5 de agosto de 1897 – Madrid, 27 de noviembre de 1972), marino, historiador, almirante de la Armada Española y por aquel entonces director del museo. Él tenía una “visión muy amplia, muy mirando hacia el futuro”, y a finales de la década de los 60’ deseaba crear dentro del museo una unidad absolutamente pionera de arqueología subacuática.

Historiadora, científica y pionera

Guillén vio en Higueras la persona indicada para liderar su proyecto, por lo que no dudó en mandarla con un buzo muy amigo suyo, un industrial de gran experiencia que tenía su base en Jávea y que la “formó extraordinariamente para sobrevivir y trabajar bajo el mar”, según recuerda ella.

Fue así como se introdujo en el innovador ámbito de la arqueología subacuática, donde ha desarrollado una intensa labor, primero desde la Junta Nacional de Arqueología Submarina y después desde el Centro de estudios Históricos-Navales Subacuáticos del Museo Naval.

Por aquel entonces, el Centro de Buceo de la Armada ya existía en Algameca Chica, cerca de Cartagena, pero no admitían mujeres, por lo que Higueras se convirtió nuevamente en pionera al iniciarse en un campo prácticamente masculino. “Cuando empecé a asistir a los congresos en representación de la naciente arqueología subacuática me encontré en un mundo completamente masculino. Allí estaban los coraleros, los pescadores de esponjas, la gente que trabajaba en las plataformas petrolíferas. Era un mundo de hombres rudos en el mejor sentido de la palabra, avezados en profesiones muy duras”. Aun así, nunca encontró problemas por su condición de mujer. “Siempre he encontrado en este ambiente de hombres respeto, consideración y colaboración. Era la gente que en ese entonces estaban bajo el agua y podían darte el cante de algún pecio o algún elemento que ellos podrían haber detectado”, comenta.

Su dedicación más importante ha sido el estudio y la difusión del mundo submarino y la historia marítima española, en particular la marina ilustrada y los viajes científicos-marítimos a América y el Pacífico, “sobre todo en los siglos XVI y XVIII que es cuando España es grande como potencia naval”.

En relación con eso, ha trabajado mucho la historia de la ciencia. “En muchas etapas importantes de la historia de España, la ciencia ha estado muy unida a la marina y al desarrollo de la navegación. El proceso científico tanto para la orientación astronómica como para la construcción naval, la cartografía, etc. está polarizado en ámbitos e instituciones de la armada”, explica.

La “Indiana Jones” de los mares

Aunque en las películas estamos acostumbrados a ver a equipos de buzos y cazatesoros descubrir navíos que llevan siglos hundidos, “las cosas”, dice Higueras, “no son así”. Y Añade: “En general la arqueología no es tan espectacular. Tu no llegas y te encuentras una estructura sumergida desde hace 500 años. Para eso tienen que darse unas condiciones muy específicas de temperatura y también de microorganismos en las aguas”.

Generalmente, la arquitectura de madera sumergida está ya descompuesta en su mayoría y cubierta de vegetación marina, como campos de poseidoneas. “Es muy apasionante pero laborioso ir descubriendo todas esas estructuras, y hay que hacerlo con muchísimo cuidado”. La historiadora matiza que la arqueología subacuática en procedimientos, técnica y ciencia es similar a la de tierra, aunque algo menos sencilla. “Es exactamente igual de cuidadosa y exhaustiva en la documentación porque consiste en ir desmontando las capas superiores para llegar a la capa inferior. Pero todo eso bajo el agua es generalmente mucho más complicado, sobre todo dependiendo de la profundidad a la que estés porque te obliga a realizar una serie de descompresiones”.

Imagen de Lola Higueras navegando en 1969 en el Cabo San Antonio, situado entre Jávea y Denia. Así lo recuerda ella: “mi primer encuentro con los sociables meros. Un día feliz”.

Otra faceta de la que se siente orgullosa y satisfecha es la enseñanza. Ya en 1969, año en el que entró al Museo Naval, fue elegida para ocupar la cátedra de Historia del Arte en la recién creada Escuela Superior de Canto de Madrid. “Siempre he tenido mucha y muy buena relación con la gente joven. Mis alumnos y los jóvenes investigadores del consejo de investigación científica que iban a nuestro archivo me han enseñado y acompañado mucho en lo que ya eran mis vocaciones”.

Así mismo, la sostenibilidad y el respeto por el medioambiente han sido siempre dos de sus grandes preocupaciones. “La conservación del planeta en su conjunto siempre ha estado presente en mis trabajos e iniciativas de difusión del patrimonio porque está absolutamente unido a la propia conservación de los océanos”. Por ello, se indigna merecidamente con los daños que el ser humano está causando a la biodiversidad marina, especialmente con las acumulaciones colosales de residuos que se encuentran flotando sobre la superficie marina. “Los grandes navegantes de hace 500 años se encontrarían hoy balsas gigantescas de mugre, basura y plásticos. Estamos envenenando con micro plásticos toda esa biodiversidad y la estamos poniendo en peligro”.

Higueras está “sumamente satisfecha y muy orgullosa” de haber sido distinguida por MadBlue en su tercera edición de los premios Cinco Océanos que se entregaron el pasado jueves 27 de abril en una gala en los Teatros del Canal, en Madrid.

El galardón se suma a la larga colección de títulos y distinciones de la que ya presume, como el de Buceadora de Honor, concedido por el Centro de Buceo de la Armada en 1980, Miembro del Patronato del Museo Naval y dos Cruces del Mérito Naval.