Blanca Li (Granada, 12 de enero de 1964) disfruta de todas sus facetas de creación artística. Es coreógrafa, bailarina, actriz, directora de cine, de ópera… Su necesidad de crear constantemente la ha impulsado a trabajar con artistas y proyectos que abarcan diferentes ámbitos más allá de la danza, aunque esta siempre haya sido su hilo conductor. Es en concreto este arte, entendido para ella como movimiento y metáfora de libertad, el que la llevó a establecer una relación con Chanel hace más de dos décadas.
Al ritmo de Chanel
La relación de la maison con la danza se remonta a 1913, cuando Gabrielle Chanel se enamoró de ella al asistir a la representación de La consagración de la primavera de Stravinski, coreografiada por el bailarín Vaslav Nijinsky, miembro de los Ballets Rusos de Serguéi Diaghilev. Cuando años más tarde el fundador de la compañía buscaba financiación para volver a poner en marcha esta obra, la modista decidió ayudarle, permitiendo revivir el espectáculo que tanto la había impresionado.
En 1924 fue un paso más allá y diseñó el vestuario del espectáculo Le Train Bleu, una función cuyo libreto estaba escrito por Jean Cocteau, y con telón y programa de Pablo Picasso. Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel entre 1983 y 2019, también colaboró con coreógrafos en numerosas ocasiones (destaca su creación del traje de Elena Glurjidze para El cisne moribundo en 2009 o el vestuario del Pas de Deux de Bólero, un extracto de Decadance del coreógrafo israelí Oshad Naharin en 2013). La más reciente colaboración de la casa de alta costura con este arte ha consistido en diseñar parte del vestuario de la ópera Dido y Eneas, el último proyecto de Blanca Li (dirección de escena) en colaboración con William Christie (dirección musical).
Elegida miembro de la nueva sección coreográfica de la Academia Francesa de Bellas Artes en 2019, Blanca Li, directora artística de los Teatros del Canal, confiesa a CLASSPAPER que este proyecto ha sido todo un reto “porque Dido y Eneas es una obra muy compleja. Su música es de gran belleza –yo creo que es una de las más bellas de la música barroca–, donde los personajes atraviesan situaciones emocionales muy diferentes. Desde el enamoramiento a la alegría, la pasión, el desamor, la frustración, el deseo, el abandono, la traición o la muerte… Es increíble que en tan poco tiempo una historia pueda contar tantas cosas y de manera tan concentrada y bella”.
Para ella la dificultad de la obra radicó en mantener en el escenario al mismo tiempo tanto a músicos como a cantantes, además de aportar el arte de la danza. “Me gusta ver música y orquesta barroca como Les Arts Florissants, que es espectacular no sólo por su sonido, sino también por la belleza de los instrumentos y la impresión de verlos en directo. Quería que todos, cantantes, coros y por supuesto la danza, coincidiesen en el escenario, algo que ayuda a expresar las emociones de los personajes”.
Según Li, el objetivo era crear dos historias paralelas y entrelazadas muy claras: por un lado está el personaje, que narra lo que le sucede, y por otro la danza, que transmite la emoción de lo que ese personaje está viviendo por dentro. “Era complejo conseguir que todo funcionase de manera independiente pero a la vez creando una obra global. Ha sido muy difícil pero maravilloso porque he disfrutado mucho haciéndolo. Es una obra que ha tenido un gran éxito en España. Ahora vamos a Versalles (del 17 al 19 de marzo de 2023) y al Liceo de Barcelona (del 16 al 22 de junio)”, añade.
La coreógrafa asegura también que lo que le fascina de su profesión es el desafío de adentrarse en nuevos proyectos, y colaborar con Chanel sin duda siempre lo ha sido. “Conocí a Karl Lagerfeld en un espectáculo que hice y le encantó. Iniciamos una amistad en la que nos veíamos en eventos a los que él me invitaba. La relación ha continuado con Virginie Viard (la nueva directora artística de la maison francesa), que ya trabajaba con él. Es una casa con la que siempre me he sentido a gusto y con la que mantengo una conexión muy bonita. Cuando empecé mi proyecto en realidad virtual Le Bal de París (2021), quería que los espectadores pudieran vestirse también para el vals. Se me ocurrió entonces la idea de crear una colección de vestidos de alta costura con los que el público entrase en la experiencia. Esas piezas debían ser diseñadas por un creador de moda. Por eso hablé con Chanel, les conté el proyecto y les encantó. Es una marca que apoya muchísimo las artes a todos los niveles”, añade.
La relación de Blanca Li con la moda ha estado presente en todos sus trabajos. “Es algo que me ha inspirado muchísimo porque he tenido la suerte de conocer a creadores maravillosos. Para mí siempre ha sido muy importante poner de manifiesto la manera en la que el cuerpo se viste, incluso cuando está desnudo. Es imprescindible saber vestir la danza y tener conciencia de cómo el movimiento se percibe dentro de un vestido o un pantalón”, asegura. Confiesa que esto lo aprendió desde su primer contacto con el mundo de la moda, con la diseñadora estadounidense nacionalizada española Sybilla. “Cuando llegué a París empecé a trabajar mucho en la creación de vestuario. Los diseñadores que conozco tienen una creatividad increíble, una manera de inventar y reinventar cualquier prenda, de darle nuevas formas, actualizarlas y adaptarlas a nuestra sociedad. Y eso me impresiona”, concluye.