Champagnes rosados, más que una excusa para el verano

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Champagnes rosados, más que una excusa para el verano

Cinco vinos burbujeantes que se revelan a la hegemonía blanca de la chardonnay para admitir la naturaleza cromática de la pinot noir.

Aunque aún algún sumiller despistado persiste en recibir a los comensales –especialmente cuando los termómetros se disparan y el calor aprieta– sugiriendo “una copita de champagne rosado” como aperitivo, reduciendo el papel de este sublime vino burbujeante a un refrescante bebedizo para gaznates sedientos, lo cierto es que la dimensión de los grandes rosés merece otra suerte. Y una respuesta adecuada. “Pues no, señor: nos va a traer usted el mejor champagne rosado que tenga en la carta y vamos a seguir con él durante toda la velada”.

Es tristemente cierto que no son pocos los que consideran a los espumosos rosados –y no solo los de Champagne– como una frivolidad, una colorida excusa para la fiesta superflua más que una alternativa sólida para una mesa gastronómica o el disfrute enómano de alto vuelo. Pero basta consultar los catálogos de unas cuantas grandes maisons de Champagne para comprobar que sus cuvées rosés son las más cotizadas, amén de santificadas por los gurús en cuestiones líquidas.

Pinot noir en rol protagónico

No faltan ejemplos entre las grandes leyendas de los minoritarios rosés de Champagne, empezando por el legendario Cristal Rosé de Louis Roederer, el primer vino de esta noble región que –por extraño que parezca– fue bendecido con los deseados 100 puntos Parker en el año 2018. Aquel hito puso en evidencia que la supremacía del blanco termina donde la pinot noir revela por fin el color de su piel, oculta en la mayor parte de los assemblages, donde se hermana con la chardonnay, rindiéndose a su carácter voluptuoso y floral.

En los champagnes rosados, la pinot se permite adquirir un rol protagónico y entonces sí apunta los matices que le han dado fama como la variedad que sirve de materia prima que da lugar a los vinos tintos más sensuales del mundo, ofreciendo un cariz vivaz, tenso, elegante y complejo. Si a estos atributos se suman los rasgos de un viñedo privilegiado y la singularidad de una añada en la que la naturaleza contribuyó particularmente a la calidad de las uvas, la gloria está asegurada.

Los cinco champagnes que aquí recomendamos son, desde luego, mucho más que una excusa para refrescar el paladar en los días sofocantes del estío. Integran, por mérito propio, la élite de las mejores burbujas rosas de este sufrido planeta.  

DOM PÉRIGNON ROSÉ VINTAGE 2008
Dom Pérignon
A.O.C. Champagne
Precio: 385 euros

Imagen silueteada de la botella de Dom Pérignon rosé vintage 2008
DOM PÉRIGNON ROSÉ VINTAGE 2008 es todo un homenaje a la Pinot noir, la uva que predomina en la composición de este champagne único, que también se elabora con un porcentaje pequeño de Chardonnay. 

Quienes estén habituados a la degustación de la joya más rara de Dom P. –que solo se elabora en añadas puntuales– se sorprenderán por el estilo transgresor del Rosé Vintage 2008, que nace de una añada en la que las horas de sol fueron escasas, lo que obligó a innovar en el assemblage final. De allí que el estilo resulte poco reconocible, aunque no por eso menos fascinante: una exuberante explosión de aromas de frambuesas, violetas y fresas silvestres, matizada con notas vegetales y un paso sedoso, sensual y evocador, con un final ligeramente especiado.

CRISTAL ROSÉ 2012
Louis Roederer
A.O.C. Champagne
Precio: 775 euros

Imagen del champagne rosé 2012 de Louis Roederer
CRISTAL ROSÉ 2012 tiene un elegante color rosa salmón, destacando la finura de la cadena de burbujas. 

Este champagne de leyenda se elabora por maceración pelicular, técnica que consiste en dejar macerar granos de pinot noir en la prensa para extraer un bello color rosa salmón. Para obtener esta tonalidad son necesarias uvas muy concentradas y aromáticas, como las que proceden de Grands Crus de la casa Louis Roederer. Cristal Rosé se añeja entre cinco y siete años sobre sus propias lías y luego madura seis meses más tras el degüelle. La añada 2012 fue particularmente complicada en Champagne, pero los bajos rendimientos, en el caso de esta cuvée, han permitido obtener un rosé en el que la formidable estructura convive con una sutil delicadeza. Es una dócil bailarina con pantorrillas musculosas.  

AYALA Nº14 ROSÉ
Ayala
A.O.C. Champagne
Precio: 105 euros

Imagen de la botella de champagne rosado Ayala
AYALA Nº14 ROSÉ, una edición limitada de poco más de 7.235 unidades. Una obra de arte líquida que se incorpora a la ‘Colección Ayala’.

Flamante novedad en esta selección, es la última referencia que ha incorporado la maison Ayala a su “Collection” de gemas de producción limitada y –qué remedio– efímera disponibilidad. La cuvée Nº14 que firma la chef de cave Caroline Latrive nace de un ensamblaje de las mejores parcelas localizadas en Aÿ, Chouilly, Cramant, Le Mesnil-sur-Oger y Verzy, con predominio de chardonnay (60%) sobre la pinot noir (40%), incluyendo un 5% de vino tinto, todo ello exclusivamente de la añada 2014. El dosage (añadido de licor de expedición), minimalista, preserva el carácter natural de este rosado puro y etéreo, del que solo han salido de bodega para su comercialización 7.235 botellas.  

ALEXANDRA ROSÉ 2004
Laurent Perrier
A.O.C. Champagne
Precio: 345 euros

Imagen del champagne rosado Alexandra 2004 de Laurent Perrier
Esta cosecha 2004 de Alexandra rosado de Laurent-Perrier es generosa y opulenta. Con una estructura singular e intensa, su acabado es delicado e inolvidable.

Laurent Perrier, casa mentora de un champagne sin añada rosado de referencia en su categoría, elabora también este otro, mucho más minoritario y que es preciso probar, ya que da fe del gran conocimiento y buen hacer de la maison en esta singular tipología. Resultado de un exigente proceso, que requiere granos de pinot noir (80%) macerados con chardonnay (20%) con un perfecto grado de maduración, la cuvée Alexandra solo puede elaborarse en añadas muy concretas, en las que la climatología resulta favorable para que la maduración sea la precisa. Desde su nacimiento, en 1987, solo se han elaborado siete añadas de este champagne, lo que da fe de esa exigencia. Muy buscado por los expertos, es un rosé de color salmón pálido, expresión aromática delicada en la que persisten las notas de fruta silvestre y los matices minerales. El paladar es seco y persistente. Una maravilla.

DOM RUINART 2004
Ruinart
A.O.C. Champagne
Precio: 266 euros

DOM RUINART 2004 ha sido elegido este año como el mejor champán del mundo según el concurso Champagne & Sparkling Wine World Championships. 

En 1764, Ruinart fue la primera maison de Champagne en comercializar un champagne rosado, entonces llamado oeil de perdrix (“ojo de perdiz”). Su cuvée Dom Ruinart, en versión rosé, se compone de una base de Dom Ruinart Blanc de Blancs (80% chardonnay) mezclada con pinot noir vinificado como vino tinto, ambos de la misma añada. Por tanto, el año debe ser excepcional para las dos variedades. De allí que desde 1966, el año de su lanzamiento, solo se hayan comercializado 20 añadas. La del 2004 ha sido considerada por el Champagne & Sparkling Wine World Championships (el “mundial” de los vinos espumosos) como el mejor champagne del mundo. Nada menos.