Si estamos de acuerdo con que la vida es corta, entonces convendremos en que el verano pasa como el resplandor de un relámpago, que ya se ha ido cuando aun empieza a reflejar su luz en la retina, que diría cualquier poeta callejero… Por eso, porque los que leemos estas páginas sabemos que el auténtico lujo es el tiempo, ¿queremos perderlo agarrándonos, cual náufrago en un océano de publicaciones, al primer libro que nos sale al encuentro como si fuera una tabla de salvación? No, claramente.
Vivimos tiempos convulsos. Tiempos de sobre información y sobre publicación. Solo hace falta pasearse por la sección Libros (que no Literatura, ¡ojo!), de cualquier gran superficie y ver que las ‘novedades’ se cuentan no por títulos, sino por kilos. Y si a ello le sumamos la ley-no-escrita de que en vacaciones, especialmente las de estío, debemos aparecer en nuestras redes sociales portando un libro, ya tenemos otra dificultad añadida: En Fidji con una novela; en la cubierta de un yate emproado a Santa Mónica con un ensayo; en una cabaña al sur del delta del Okavango con uno de poesías; o en Laponia escapando del calor, con uno de teatro.
La cosa es portar ese incómodo cúmulo de hojas en formato anguloso, allá donde vayamos (siempre que sea verano, claro). Pero para los que leer es un viaje y no una cuestión estética, para los que es una experiencia solitaria e íntima de la mano de aquel que escribió lo que leemos, la elección del relato es crucial -porque tenemos un tiempo finito para conseguir leer todo lo que nos dé tiempo. E importa la ecuación sagrada que convierte en alta literatura aquello que nos están contando: que la narración se acompase con el estilo y se aliñe de tal manera que nos sacuda por dentro. Para bien o para mal, eso es la literatura: que nos dé un revolcón, nos saque de nuestra zona de confort y nos encare con realidades posibles, paralelas o inimaginadas. Quien lee, se multiplica y se hace, de alguna manera, eterno. Así que aquí y ahora, y solo por hoy, queremos recomendar cinco lecturas que no le dejarán indiferente:
El caso Alaska Sanders, Joël Dicker
Continuación del fenómeno editorial La verdad sobre el caso Harry Quebert donde, una vez mas, el autor suizo urde una trama llena de suspense, en la que prima la maestría de la narración sobre el estilo. Con un ‘Sé lo que has hecho’, mensaje encontrado en el bolsillo del pantalón de Alaska Sanders, cuyo cadáver apareció el 3 de abril de 1999 al borde del lago Mount Pleasant, comienza la investigación del escritor Marcus Goldman y el sargento Perry Gahalowood.
Sugerencia: Instalarse cómodamente y con viandas suficientes… porque no se puede soltar hasta el final.
Vivir abajo, Gustavo Faverón Patriau
¿Cómo resumir esta barbaridad de obra tan diferente, intensa y, por veces, brutal? Aunque podría decir que se cuenta la historia de George W.Bennet, un cineasta norteamericano, hijo de un ex agente de la CIA y torturador, sería un torpeza, pues pocas veces se tiene la suerte de encontrarse con una obra maestra donde infinidad de voces inarmónicas forman semejante coral de historias.
Sugerencia: Leer con luz natural (nunca al anochecer), con horizontes lejanos y donde pueda sentirse a salvo.
Adiós, pequeño, Máximo Huerta
Galardonado con el premio de novela Fernando Lara, este relato emocionante traza en sus páginas, con una sensibilidad cargada de rotunda realidad, el pasado del escritor y periodista, que reconstruye una infancia en la que todos, abuelos, padres e hijos, han callado demasiado. Las páginas de esta novela le reconciliarán con la vida y le invitarán a aprovechar el presente.
Sugerencia: Leer al ritmo de las ‘Gnossiennes 1-6’ de Erik Satie.
Agua y jabón. Apuntes sobre elegancia involuntaria, Marta D. Riezu
Desde sus primeros 1.500 ejemplares editados por Terranova, este libro inclasificable se ha convertido en objeto de idolatría. Escrito como cuaderno de notas, Riezu desgrana sus filias y fobias concretas. Por momentos sobria, por momentos irritante, es, sin duda, una voz singular y disonante.
Sugerencia: Recoger unas margaritas del campo y ponerlas en un jarrón de bohemia antes de leerlo.
El cuarto de Jacob, Virginia Wolf
Publicada en 1922, esta obra es casi un experimento literario de deconstrucción de un relato tradicional. En un texto quebradizo que no sigue una línea argumental, Wolf nos presenta a Jacob, pero lo hace a partir del testimonio de gente que lo conoció. Con un fuerte lirismo, nos va dando los pensamientos del protagonista (el relato de las cartas es emocionante), hasta hacerlo presente en su propia ausencia.
Sugerencia: Leerlo el último de la lista, acompañado por un licor de Oporto.
Precio: 10,40 euros.