Catalina Márquez (Madrid, 22 de mayo de 1973), que adoptó el apellido de su abuela para bautizar sus proyectos, se declara una persona “completamente esteta”. Tras dirigir una de las bienales de escultura más importantes de España (Riofisa, en la que empezó en 2001 y de la que se realizaron hasta 4 ediciones), esta abogada y headhunter dio a su vida más tarde un giro radical para encaminarla hacia el mundo del diseño, y ha logrado desde entonces que su colección de joyas sea reclamo –y se venda, claro– en museos como el Thyssen, el Reina Sofía o el Guggenheim Bilbao.
Hoy sus originales piezas, ajenas a tendencias y modas, nos invitan a soñar a través de la magia de materiales y formas. La artista viaja constantemente por todo el mundo, inspirándose, ejecutando y decorando proyectos –tanto de diseño como de interiorismo– en ciudades como Londres, Madrid o Nueva York.
Además, desde 2017 entrega galardón en ARCO Madrid: el Premio de Arte Catalina D’Anglade. “El objetivo de esta propuesta es impulsar y difundir la creación contemporánea, así como colaborar con artistas con el fin de concebir el arte fuera de su entorno habitual de creación, incorporándolo a sectores relacionados con el diseño e integrándolo en la vida cotidiana”, explica D’Anglade.
De entre sus colecciones destaca su colaboración con el pintor Rafa Macarrón, una propuesta artesanal de ediciones limitadas extraídas de una ilusión del artista madrileño, de sus trazos y grafismos, y plasmada por ella. También su colección D’Aquatic –la más veraniega–, Poseidon, inspirada en las profundidades del mar o las joyas New York (un homenaje a la ciudad y su arquitectura), con collares, anillos, pendientes o pulseras
Pregunta: ¿Cómo cayó usted en el mundo del diseño? ¿Por qué comenzó a coleccionar arte?
Respuesta: Empecé a coleccionar arte desde muy pequeña, lo viví de manera muy natural, ya que mi familia me llevaba a visitar exposiciones, galerías, anticuarios… Mi colección comenzó cuando mis padres me regalaron mi primer cuadro de un pintor amigo de la familia.
Siempre he sentido fascinación por el mundo del diseño y la cultura; he vivido rodeada de ello y he tenido muchos estímulos. Esto me generó la ilusión de crear un proyecto donde poder aunar arte, diseño y joyería. Por esto decidí crear Catalina D’Anglade.
P: ¿Cuál ha sido su recorrido, sus raíces, quiénes han sido sus maestros?
R: Me gusta estar siempre investigando y mantenerme informada de lo que sucede en el mundo del arte y el diseño, pero reconozco que mis referentes y maestros son todos los clásicos del Museo del Prado. Ellos son los que me han inspirado, me inspiran y me inspirarán. Entre algunos de los artistas que más me fascinan destacan Louise Bourgeois y Francis Bacon.
P: ¿Cuál es el elemento más importante a tener en cuenta a la hora de diseñar una joya?
R: Me inspiran lo emocional, mis recuerdos, mis vivencias… Mis creaciones tienen mucho de mí y eso es lo que las hace únicas. Tienen mucha personalidad, lo que provoca que tengan unas formas determinadas que no siguen tendencias ni modas, las hace ser puras y las define. Intento la búsqueda y creación de piezas que nunca encontraba y siempre había soñado tener.
P: ¿Cuáles son las ideas detrás de sus diseños?
R: Mis lugares favoritos, mis movimientos artísticos favoritos, mis musas y crear algo diferente a lo ya creado. Cada pieza es un homenaje al arte o la arquitectura.
P: ¿Cómo se crea un clásico de mañana?
R: Siendo fiel a tus gustos y no siguiendo las modas, creando una pieza con la que uno esté completamente satisfecho. Buscando el equilibrio entre armonía, autenticidad, elegancia, carácter, inteligencia y, sobre todo, personalidad.
P: ¿Hay algún diseñador vivo que la deje boquiabierta?
R: Sí, muchos, Schiaparelli, Iris Van Herpen, Vicenzo de Cotis…
P: Para hacer lo que usted hace, ¿hay que haber generado una sensibilidad especial hacia los materiales?
R: Me encanta experimentar con todo tipo de materiales, desde el oro al plexiglás. Siempre es fundamental contar con un gran equipo y artesanos que controlan y conocen perfectamente los materiales.
P: ¿Cuáles son sus favoritos?
R: El oro y la resina.
P: ¿De cuál de sus piezas está más orgullosa?
R: De todas, pero mis favoritas son el anillo Big Apple y la pulsera Oskar.
P: Háblenos del premio de Arte Catalina D’Anglade, ¿cómo surge este proyecto y cuáles son sus objetivos?
R: Mi objetivo principal es impulsar y difundir la creación contemporánea. El arte transmite valores, nos hace más humanos, sensibles y solidarios. Es un legado que responde a muchos interrogantes en un mundo complejo. El apoyo al arte y el mecenazgo contribuyen a una sociedad más sabia, nos ayudan a crecer y entendernos mejor.
P: ¿Lo bello está en crisis?
R: Confío en que no, soy una persona completamente esteta.
P: ¿Está entre sus objetivos la producción de la belleza?
R: Siempre, es lo que me motiva principalmente.
P: ¿Cómo se transforma una obra de arte como son sus joyas en un producto de venta? ¿Cómo se le asigna un precio?
R: Nunca diseño pensando en la venta, y menos en un producto de consumo. Me gusta pensar que quien adquiere una pieza D’Anglade siente lo mismo que yo, algo diferente y único. Muy a mi pesar, hay que poner precios, no es lo mío. Y entiendo que no soy un producto competitivo puesto que todas mis piezas se realizan con artesanos españoles. Y no en serie.
P: En la cotidianeidad de su trabajo, ¿cuál es el momento más feliz?
R: Trabajar con Eduardo, mi compañero en esta maravillosa aventura.
P: ¿Cuál es el precio medio de sus piezas? ¿Cuánto tiempo le lleva la creación de ellas? R: Existe una franja enorme entre los precios de unas piezas y otras, dependiendo sobre todo del material más que del diseño. El tiempo de creación también depende de la complejidad de la obra. Por ejemplo, en la colección D’Aquatic decidimos –en el día a día somos seis en el equipo– modificar señuelos de pesca de la marca RAPALA, y fue muy laborioso. Sin embargo, otras piezas pueden tardar solo una semana en crearse.
P: Háblenos de su última creación.
R: Mi ultima creación es un pendiente en oro macizo inspirado en la obra maravillosa de Daniel Steeegamnn, nuestro cuarto Premio ARCOmadrid.
Laboratorio de ideas
Convencida de que la divulgación del arte es un bien social, Catalina d’Anglade asegura que su profesión le ha ayudado a redefinirse, incluso a reinventarse. En su laboratorio de ideas se lanzó a crear objetos de diseño en diferentes texturas, formas y materiales, demostrando que una joya es una obra de arte y apostando siempre por la libertad creativa. Entre ellos destacan bolsos de mano, cajas de joyería, abrecartas o diademas.
Los precios de las diferentes colecciones de Catalina D’Anglade van desde los 40 a los 1.800 euros.